PUNTO PARTIDA:
Aparcamiento del Hoyo del Tejo (1.291 metros). Límite de Cantabria y Asturias, en la carretera de Sotres a Tresviso.
DIFICULTAD:
Alta.
DURACIÓN:
7 horas.
DESNIVEL:
1.000 metros.
MAPA:
Adrados. Picos de Europa. Macizos Central y Oriental. Escala 1:25.000.
DESCRIPCIÓN:
El Jito de Escarandi no marcaba la divisoria de aguas. Desde los Altos de Pirué hasta el Collao de Fuente Soles, se desdoblan dos lomas, en cuyo centro queda la Vega des Tejo. El Jito de Escarandi, escogía la loma secundaria, dejando en tierras cántabras dicha vega.
La nueva sentencia, otorga a Asturias la propiedad de la misma, al dejar el mojón provincial en la loma que sigue la comba de aguas vertientes, donde está es aparcamiento del Hoyo del Tejo. De este modo, la majada del Hoyo del Tejo es cántabra, mientras que la Vega (aneja), pasa a ser asturiana. Ambas están separadas por la carretera que gira hacia Tresviso.
El aparcamiento del Hoyo del Tejo (1301 m.) es encrucijada de caminos, por no decir de carreteras y pistas. Por el Este, nace la pista que baja a Beges; al Norte sigue la carretera de Tresviso; nosotros llegamos de Sotres por el Oeste, y iniciamos nuestra marcha por la pista de Ándara, por la nueva divisoria de las aguas vertientes (Sur)..
La pista del Casetón de Ándara sólo coincide con la llomba en la rampa inicial. Pronto gira para flanquear por la vertiente cántabra, desentendida de primer promontorio de la morrena.
En estos arcos llanos de la pista, nos desviamos por un camino, en sus tiempos carretero, que pierde altura. Se difumina en las vegas del fondo del valle, escorzo de pasto entre la valleja que baja a la pista de La Corta (Noreste) y la Canal de las Vacas, sobre la que irrumpe el Mancondíu. Esta montaña forma una ladera accesible cortada por la pista que viene del Casetón, y unos paredones verticales, bajo los que se esconde el mismo Casetón de Ándara.
Nos dirigimos al fondo de la vega. Las cabañas de La Jazuca quedan altas sobre la campera, en una valleja que remonta hasta la pista. Una imagen que iremos completando según ganamos altura por la Canal de La Jazuca. La entrada por este embudo retoma el viejo camino carretero (Sur), que se encamina directamente al muro de Mancondíu.
La Canal de la Jazuca o de las Vacas es una sucesión de tornos, encajonados en una acanaladura totalmente recta, una línea directa de la Jazuca al Casetón de Ándara. Un atajo de la pista, que nos recibe con las penosas escolleras de las minas de Ándara. Del viejo pasado minero, además de las pistas, se conserva el Casetón de Ándara, reconvertido en refugio, y los raíles que salen de una bocamina, con una vagoneta oxidada sobre aquellos.
Para no complicarnos con las pistas superiores del refugio, atravesamos la pista troncal que envuelve la cabecera de la canal, y subimos directos, vaguada de escorias y pistas rotas, hasta el Collao la Aldea (1786 m.). Esta collada es una encrucijada de pista viejas, reconocible por una charca de aguas ocres. Dos rutas parten a la izquierda (el Sagrado Corazón y la Morra de Lechugales) y dos a la derecha (ruinas de Mazarrasa y Pozo de Ándara). Nos valen estas dos, mas nos decantaremos por la del Pozo de Ándara.
De la charca, en llano, doblamos una collada que entra en el valle del Pozo de Ándara, antiguamente un lago, hasta que una voladura lo hizo pozo. El tapón de desagüe de la bañera saltó y dejó el lago en su mínima expresión.
Valle arriba (Sudoeste), una inmensa vaguada de pedrera, pasto, argayos, llambrias y caminos se va abriendo camino entre los cortes de los Grajales (izquierda) y el Cueto de los Campos de Los Senderos (derecha). Ambos farallones encajonan la acanaladura, el uno con final en el Jierro; el otro, con vértice en el Valdominguero. La collada cimera de la vaguada se aprieta, oculta, bajo los contrafuertes de este pico, siendo el resto del horizonte, uno de los crestones de la Pica del Jierro.
El Pico Valdominguero se reconoce con facilidad por la rampa diagonal que vertebra la cara de pared que contemplamos.
La pista va descendiendo hasta el fondo de la vega. Entre los bloques de roca se esconde la majada troglodítica del Redondal. El techo de las cabañas es la base de la roca, ahorrando tejas. Y, curiosamente, conservan el número de cada cabaña en el marco pétreo de la puerta, como si esperaran el paso del cartero.
No entramos por la puerta de la vaguada que remonta tras el valle del Pozo de Ándara; sino que empezamos a subir por “las redondas” desgajadas del farallón de la derecha. Cuesta arriba hasta alcanzar la alta collada de la base de esta barrera de peña.
La collada devola a una acanaladura paralela a las cimeras de esta franja de pared. En este alto pasillo, encajonado sobre el fondo de la vaguada, nos topamos con el lago Valdominguero (1772 m.). Una charca en proceso de colmatación. No es ésta la única sorpresa de esta variante de aproximación a la montaña. Por las paredes de la derecha, se abre un paso a la parte alta del farallón. Coronada la collada cimera se puede ascender sin dificultades al Cueto de los Campos de los Senderos, en el extremo del Jou Sin Tierre. De este modo evitamos el Valdominguero y toda su cresta, pudiendo continuar el resto de la ruta por terreno favorable (siempre que no haya niebla).
Pasada la charca, el pasillo se difumina. Nos adentramos en un mundo caótico de llambrias y pozas, sencillo cuando se diluye la nieve. Se sube marcando un arco por las líneas invisibles que apuntan el Cueto de los Campos de los Senderos, el Pico Soriano y el vértice superior del Jou Sin Tierre, oculto al otro lado de la barrera, desde nace el brazo de arista que une este sector con el Valdominguero. Sólo nos queda la rampa diagonal bajo la arista, para doblar a los Campos de Valdominguero.
En la base de esta ondulación de pastizal recogemos el camino que llega por la otra ladera de la vaguada, desde las ruinas de Mazarrasa. Los pastos bajos rompen sobre las cortadas de la Canal de Jidiellu, a la que se entra directamente por un vertiginoso, estrecho y agreste canalón.
Eludimos la arista de la montaña que se escalona hacia los Campos de Valdominguero, y atacamos los contrafuertes de la peña por su vertiente Sur. Una canaluca, fácil (Iº), trepa hasta la cresta, por la que coronamos el Pico de Valdominguero (2268 m.). Empozados durante gran parte del recorrido en los fondos de Ándara, encontramos en esta cima un bello mirador de los Urrieles orientales, los Urrieles del Valle de las Moñetas, desde Peña Vieja hasta Peña Castil. Vista sin obstáculos, pues entre las cimas de Ándara y el Macizo Central no hay nada más, ni nada menos, que el valle glaciar del Duje, fondo de pasto limitador de ambos macizos.
El este tramo de la ruta, se inicia una sucesión de picos de escasa relevancia estética. En la práctica no es más que una cimera que enlaza el Pico de Valdominguero con el Pico (De)Boru. Una cordillera uniforme, de largos canalones que vierten al Duje. Panorámicamente nos parece un continuo “ya visto”.
Eso sí, desde la cima del Valdominguero hasta la punta extrema del Jou Sin Tierre, debemos afrontar una arista de segundo grado (IIº). La arista Norte, requisito para acceder a la alta cimera de este sector del Oriental.
Librada esta arista el terreno pasa a ser franco. Cresteamos por encima del Jou Sin Tierre. Algunas de las puntas de los Picos del Jou Sin Tierre, se separan unos metros de la línea de cumbrera. Son miradores al Duje.
El Cueto Tejao (2159 m.) es más reconocible. En la base de su ladera Este, se forma una collada de paso del Jou Sin Tierre a la vaguada que recala en los Altos de Braniella. Al pasar al último pico del cordal, nos damos la vuelta intentando descubrir una cierta forma de montaña del Cueto Tejao.
El Pico (De)Boru (2129 m.) pone fin a la travesía cumbrera. El Boru es la torre de Sotres, atalaya caliza que rebasa los dos mil metros. Esta cumbre, junto con la Cabeza Las Moñas (una en cada macizo) ven cada día encenderse y apagarse las luces de este pueblo, tan hermoso desde las alturas.
Desde el pico tenemos que retroceder en dirección al Cueto Tejao, para coger la ladera que entra en la vaguada que, a su vez, remansa en los Altos de Braniella.
Este puerto desagua por el Oeste por el embudo del Canalón de Braniella. Nosotros paseamos en dirección Norte. Una cruces llaman la atención a la vera del sendero, por debajo de las posas del puerto. Es un homenaje a los muertos en un accidente de helicóptero, que traían a una herida en la Cueva del Hielo de Peña Castil. Remontado el Canalón de Braniella, con paso libre a Valdecilla, la niebla engañó al piloto. Estas suaves lomas nunca fueron tan abruptas.
El terreno se vuelve descendente. Laderas de matorral rastrero apuntan las calizas del Cueto los Calabreros. Debemos extremar la atención. Nuestra salida es al Noreste, a coger la llomba que desciende al Collao de Fuente Soles. En caso de niebla es mejor pecar por exceso, tirando más al Norte. Siempre caeremos a la pista de Ándara. Estamos en la línea divisoria entre Asturias y Cantabria, pero en la zona no controvertida.
La loma se suaviza en la primera collada. A la derecha se desciende a la pista del Casetón. Al Norte queda la Pica de Fuente Soles, que le da el nombre a la collada. Nosotros dejamos la línea de loma, y pasamos a las laderas de la izquierda, pero a contramano. Tenemos que coger un sendero que tira en dirección Oeste, faldeando bajo la loma que acabamos de descender.
Ladera abajo vemos la ladera engullirse en el avellanal. Boca de ladera busca visualmente los invernales de la Caballar, por donde dobla la carretera de Tresviso. El sendero continua ladeando en dirección Oeste, hasta el Collao Cima (1371 m.). Aquí siempre se perdía; mas bastaba con seguir valleja abajo, cruzando la riega de la misma, para entroncar con el que subía de Sotres al Collao Medio (1233 m.). Claro, que el bosquete ha crecido bastante y puede dar algún quebradero de cabeza.
El Collao Medio se identifica por la majada empericotada en la peña que aprieta. Normalmente, se devolaba hacia el Norte (siguiendo, a continuación, el diagonal al Nordeste). Hoy es indiferente. Un sendero traspone por ambos costados de la collada, reconvirtiéndose en camino carretero o en pista. Los primitivo camino sólo quedan las pistas de la concentración parcelaria. Laberinto de pistas donde nos cruzaremos con los vecinos de Sotres, pues acabamos de llegar a la ruta del colesterol de este pueblo. Por un lado o por otro, caeremos a los bares de Sotres para refrescar el gaznate.
El primer domingo de Agosto, de los años acabados en –0 y –5, se celebra, en el Pico San Carlos (2211 m.), la Fiesta de Interés Turístico Regional en honor al Sagrado Corazón de Jesús. La primera imagen en bronce del Sagrado Corazón, erigida por el jesuita Paz y Bustamante, se colocó en la cumbre del Pico San Carlos en 1900. De ahí que esta montaña sea más conocida como Sagrado Corazón.
La fiesta, en sus inicios se celebraba cada diez años. Luego pasó a tener una periodicidad quinquenal.
La antigua imagen de 1900, muy deteriorada por los hielos y rayos, fue reemplazada en 1995.
Durante toda la noche, el Sagrado Corazón se viste con una sábana blanca. Tres banderas ondean al viento por encima de la imagen.
De madrugada se retira la sábana. Luego van llegando los vecinos lebaniegos y demás turistas, en un ambiente de festivo peregrinaje.
La misa se celebra a la una, en la cima del Sagrado Corazón, junto a su imagen.
Terminada la misa, la multitud empieza a descender escalonadamente. En los Puertos de Potes y en las Vegas de Ándara la gente baja a comer a las barracas, regándose con bailes regionales.