PUNTO PARTIDA:
Ribota (barrio de abajo) (450 metros). En Cangas de Onís se toma la carretera de Castilla, remontando el curso del río Sella. A la salida del Desfiladero de los Beyos se encuentra la abandonada venta de Covarcil, donde se inicia el ascenso al Puerto del Pontón. Un kilómetro más arriba (aproximadamente) se encuentra un cruce. Se coge la estrecha carretera de la derecha, que baja al barrio de abajo de Ribota.
DIFICULTAD:
I:. Desde la pradera de la Guaricia hasta la cumbre del Niajo la ascensión se efectúa por una fuerte pendiente que -en algunos tramos- hace necesario el apoyo de las manos.
Las cimas del Niajo y del Pozalón se hayan unidas por una larga crestería. No tiene mayor dificultad (apenas dos o tres pasos de I:), pero tampoco admite ningún descuido. No se aconseja para aquellas personas que tengan excesivo miedo a la altura (vulgar y erróneamente llamado vértigo).
El desnivel, asequible, es engañoso, pues se gana altura con gran rapidez, gracias a una subida constante desde el pueblo hasta la cumbre, no existiendo descansos para recuperar.
DURACIÓN:
7 horas.
DESNIVEL:
1.250 metros.
CARTOGRAFÍA:
80-I del IGN, escala 1:25.000 y Adrados. Macizo Occidental de los Picos de Europa, escala 1:25.000.
CARACTERISTICAS: El Pozalón y el Niajo forman un conjunto montañoso que, dada su aislada posición, permiten disfrutar de una amplia panorámica. Dentro de ésta se pueden delimitar cuatro zonas especialmente hermosas y que conforman otros tantos ecosistemas diferenciados: a) Ten y Pileñes, a su derecha el monte Peloño. Contraste de bosque, pastos de altura y alta montaña; b) Desfiladero de los Beyos. Desde la cumbre del Niajo se divisan todos los picos que se elevan a ambos lados de esta abrupta quebrada tallada por el río Sella (Canto Loto, La Plana, La Conia, Jucantu...). c) Valle de Sajambre. Cubierto por un espectacular bosque y atravesado por el río Sella. Las abundantes riegas que vierten sus aguas al cauce principal forman un bonito conjunto de valles secundarios. A vista de pájaro se disfrutará de la contemplación de los cinco pueblos que se asientan en las tierras de Sajambre (Ribota, Pío, Vierdes, Soto y Oseja). d) la Peña Santa de Castilla, destacándose entre las peñas calizas que configuran el Macizo Occidental de los Picos de Europa. Dentro de la fauna que puede verse destacan los rebecos y los buitres. Algo más difícil de ver es el alimoche, un ave carroñera que pasa el invierno en la sabana africana. En vuelo predomina el color blanco, con la punta de las alas negra. En esta zona también es posible contemplar el vuelo majestuoso del águila real, pero esta rapaz es más fácil de confundir con otras aves.. En Potes se deja la Nacional, para continuar por la carretera que sube a Fuente Dé (Valle de Camaleño), siempre remontando el curso del río que da nombre a la vega (“fuentes del Deva”). DESCRIPCIÓN: Ribota - Niajo.
Una vez en el barrio de debajo de Ribota, se cruza el río sella por un puente. Comunica con la parte del pueblo que se asienta en la margen izquierda del río. Se sigue de frente en busca de una pista que empieza a remontar bosque arriba. El único problema serio de pérdida tiene lugar nada más pasar un depósito. Existe un cruce que invita a subir por la pista de la izquierda, pero hay que seguir por la de la derecha.
Tras bajar a la riega, en este tramo seca, que marcará la ruta de descenso, se empieza a salvar un fuerte desnivel. Destacar una cavidad descubierta al abrir la pista. Ésta muere a las puertas de una cabaña. Se continúa por el camino que remonta por su derecha.
A los pocos metros se llega a un cruce, aunque el sendero de la izquierda está tan poco marcado que no llama a confusión. Por un hermoso bosque se sigue ganando altura. Hay que pasar un corto tramo ?protegido? por barandillas de madera, que no levantan más de 25 cm. del suelo. El único peligro lo representan estos quitamiedos situados a la altura de los tobillos, aunque quizá sean efectivos para el ganado. Ya se da vista al pueblo de Ribota, unos 600 metros más abajo.
Superada la línea de bosque se encuentra una buena fuente, antesala de La Guaricia Niajo. Esta hermosa campera llama la atención desde el valle cuando se contempla la magnífica silueta del Niajo. Un oasis de verdor colgado sobre el río Sella y al pie de una ladera inaccesible que cae de los espolones del Niajo. Su parte baja se encuentra cerrada por una muria que protege al ganado de precipitarse al vacío.
En este punto hay que dejar el marcado sendero de subida, que vuelve a descender por la vertiente contraria hacia el Desfiladero de los Beyos (al Puente Pasomina -donde arranca el atajo de los pastores al Collao Valdetordos-). Se empieza a remontar, ladera arriba, en dirección al Niajo. Esta panda herbosa y con abundantes cotoyas, se va estrechando acusadamente a medida que se gana altura, hasta formar una empinada crestería que muere al pie de un espolón rocoso. Para evitarlo hay que ir subiendo con leve tendencia hacia la izquierda, de tal modo que, una vez superadas las abruptas pendientes que cierran la ladera por esta mano, pasar a la vertiente que queda oculta a nuestra vista. Se continúa la subida en busca de una canal que se forma entre el espolón antes mencionado y la cima del Niajo (de la que -según se sube- se destaca la cruz que hace de buzón de cumbre).
Niajo - Pozalón.
Las cimas del Niajo (1.739 m.) y del Pozalón (1.743 m.) se hayan separadas por una larga crestería. Para recorrer este tramo se sigue una senda de cabras, suficientemente marcada pero que presenta pasos que aconsejan sacar las manos de los bolsos. La travesía no tiene mayor dificultad (I:), aunque un resbalón puede ser fatal.
Pozalón - Ribota.
Se continúa por la crestería dando vista al valle de Sajambre. A los pocos metros se llega a una amplia ladera que cae sobre una charca. Ésta se halla situada en un recogido rincón. Al otro lado, remontando las peñas que cierran la charca, se divisa un marcado sendero que atraviesa una zona de praderías. Baja al Collao de Llaete, donde se coge la pista que lleva a Pío.
A la izquierda de la charca se encuentra el Collao Porru Llagu. Marca la entrada a la Vallina, una estrecha valleja muy evidente vista desde el valle de Sajambre. Según se emboca esta canal se da vista al pueblo de Pío. El descenso se efectúa por el Sendero de la Vallina, al principio muy marcado, y que baja en cómodos tornos. Poco a poco la senda va desapareciendo. A media canal estamos descendiendo por una pendiente herbosa, cerrada por la derecha por una línea de paredones.
La parte de abajo de la Vallina está cubierta de árboles. Se puede acometer por la derecha, tomando las paredes de esta mano como referencia. El terreno es malo, lleno de rocas y cubierto de hojas secas. Pueden aprovecharse las ramas de los árboles para agarrarse.
Pasada la Vallina, se sale a una amplia ladera. Convina cotoyas, hierba y caliza, pero el descenso no es tan desagradable como a primera vista parece. Esta ladera cierra por su izquierda una marcada vaguada que baja hasta Ribota. Al otro lado se levanta una peña de roca oscura, reseñar un pequeño desprendimiento de las rocas de su pared, que ha dado lugar a un destacable argayo sobre el fondo de la valleja. Por la derecha de esta peña, entre el bosque, pasa una senda que cruza el cauce seco de la vaguada para entrar en la ladera en que nos encontramos (este camino viene del Collao de la Puerta Cimbera). Es fundamental enlazar con esta senda. Atraviesa la ladera a relativa altura sobre el fondo del valle, en una zona en que abundan las espineras.
Sin perder la referencia de la peña con el desprendimiento, por su izquierda (entre ésta y una zona de prado) desciende un amplio camino al cauce de la vaguada. En el arranque de este camino, que comunica con el Collao de la Puerta Jondera, existe una buena fuente, no es más que el lugar donde brota la riega que baja por la valleja. Nace al pie de un árbol. En caso de no haber enlazado con el sendero de la Puerta Cimbera, hay que bajar al fondo de la vaguada, llegando hasta este lugar. Ahora es fácil seguir la senda, pues baja por la vaguada a la izquierda de la riega.
Un poco más allá se encuentra un prado cerrado con una muria. El sendero pasa por su derecha, entrando en un tramo estrecho en que coincide con la riega. La salida se encuentra cerrada con una portillera, que hay que salvar como se pueda (quizá el paso sea mejor por la zona de prado que hay a la derecha). Al otro lado se vuelve a empalmar con la senda. Ésta comienza a girar hacia la izquierda, dejando la vaguada, para pasar por la parte de abajo de una peña caliza. No se tarda en enlazar con el sendero de subida, en un cruce al que se había hecho referencia al describir la subida, cerca de la cabaña donde se enlaza con la pista.
Decir por último que la pista que se encuentra antes del depósito de agua, según se baja, viene del Collao La Puerta. La alternativa mucho más sencilla es:
DIFICULTAD:
Fácil.
DURACIÓN:
5 horas y 30 minutos.
DESNIVEL:
350 metros de ascenso y 900 metros de descenso.
ACCESOS:
El Puerto de Panderruedas es, junto con el de Pandetrave, el acceso por carretera al Valle de Valdeón.
Después de la parada a desayunar en Cangas de Onís, se remonta todo el curso del río Sella por la N-625 (carretera del Pontón).
Nada más trasponer el Puerto del Pontón, se deja esta carretera para desviarse por el ramal secundario que sube al Puerto de Panderruedas (unos 5 km. de suave ascenso).
DESCRIPCIÓN:
El Puerto de Panderruedas constituye una bisagra natural atornillada entre la Cordillera Cantábrica y los Picos de Europa.
En esta collada remansa el sector de Cordillera culminado por el Gildar, entre este puerto y el de Pandetrave. El Pico La Rocha se yergue, desafiante, como farallón prominente de esta esquina de los Picos de Europa. El tipo de roca de este peñasco es más propio de la Cordillera Cantábrica. El choque, en Panderruedas, entre estas dos cordilleras no llega a ser, pues, tan traumático.
El Puerto de Panderruedas vierte todas sus aguas al Cantábrico. De un lado lo hace por los afluentes que forman el alto Sella; de otro lado, vuelve su mirada al Valle de Valdeón, el valle del joven Cares. Cares y Sella forman los límites del Macizo de Las Peñas Santas, en los Picos de Europa.
Todo este recorrido por los bosques leoneses es una ofrenda a la reina de la Montaña de Covadonga: la Peña Santa de Castilla.
1) Puerto de Panderruedas - Collao Viejo.
El Pico La Rocha corta el extremo de un cordal oculto al Norte. Se alinea en dirección al Cantábrico, cabalgando entre los valles de Sajambre y Valdeón. Si bien la otra punta la marca el Cueto Los Callejones, será la previa Cerra de Dobres, donde se descuelga una infinita comba que ata estos apéndices de los Picos de Europa al submacizo de La Bermeja, muralla defensiva de Peña Santa.
Esta comba de colladas pertenece a los pastos de Valdeón. De un lado sigue vertiendo sus aguas al Cares; pero, del otro, sus manantiales forman el curso alto del río Dobra. Este río es uno de los principales afluentes del Sella. Sus desfiladeros horadan otro submacizo que ha venido en llamarse Precornión.
La Peña Blanca despunta como cotero calizo incardinado entre aquella cerra y el Cueto Los Callejones. El techo de este apartado cordal, el Jario, se desliga de la línea de cumbrera, apartándose al Oeste del Cueto Los Callejones.
El cordal del Pico Jario es un engranaje clave para anclar las romas formas del Gildar, el apunte alpino del Precornión y la belleza de un viejo Parque Nacional, definido como Macizo de las Peñas Santas o de la Montaña de Covadonga.
Una senda camina sorteando todas las cimas del cordal, cuando del lado de Valdeón, cuando de las laderas de Sajambre.
Coronado el Puerto de Panderruedas ( (1463 metros), se estaciona el autobús a la vera de la carretera, en una amplia zona de estacionamiento. Una empalizada de madera evita el paso de los vehículos a la zona de esparcimiento del puerto. Se entra en esta amplia pradera de Panderruedas, donde se ha habilitado un área de descanso.
Se atraviesa toda la campera, con la mirada puesta en las paredes prietas de La Rocha de Panderruedas. Al otro lado de la pradera arrancan dos caminos. El ramal carretero de la Senda del Arcediano pasa desapercibido. Se adentra al hayedo por la vertiente que dobla hacia Sajambre.
El camino que ha se seguirse, nace en forma de pista por la parte derecha. Remonta unos metros aún libre del hayedo. Dentro del bosque se abandona la pista (cegada al llegar a una antena), continuando la marcha por un sendero de tierra.
En un paseo de llega al Mirador de Piedrashistas, una curiosa obra escultórica en medio del hayedo. El hierro trabajado en un rincón del mirador hace de sonora flauta de los vientos de la alta montaña. La panorámica abarca toda la cuenca alta del río Cares. Caldevilla, Soto, Posada, pueblos de la vera de este río que trabajan las vegas del fondo del Valle de Valdeón.
La montaña envuelve casas, vegas, bosques y pastizales. La vieja Cordillera Cantábrica detiene los frentes procedentes del Sur. Los jóvenes Picos de Europa frenan los vientos norteños del Cantábrico.
Valdeón fue camino de conquista de Peña Santa; mas es valle de entrada al Macizo Central, donde se concentran las mayores alturas de los Picos de Europa. Torrecerredo se queda en un segundo plano; pues es El Llambrión, por su mayor proximidad, la peña que miran los vecinos de Valdeón cuando las nubes lo tapan.
La senda prosigue su andadura faldeando las laderas forestales desprendidas de los riscos orientales del Pico La Rocha.
Escapa de la ladera para colarse por una riega, nacida en las inmediaciones del Collao Viejo. Por la apretura del reguero se sale a un claro montuno. Se continúa remontado la riega, dejando a la derecha el Collado y la Majada de Piedrashistas.
Valleja arriba se corona el Collao Viejo (1639 m.), de nuevo en la cimera del cordal.
El Collao Viejo separa el Pico La Rocha de la Cerra Centenal.
El Pico La Rocha muestra desde esta collada una cara desconocida. Las cortadas prietas sobre el Puerto de Panderruedas, se tornan en suaves laderas montunas. Llaman a esta montaña Pico Comborisco (o Camborisco), por afinidad con el Monte Comborisco, hayedo que se entiende por la ladera occidental del Collao Viejo.
2) Collao Viejo - Colladinas de Dobres.
Se gira al Norte por la comba del Collao Viejo para acercarse a la Cerra Centenal o Cumbre del Collao Viejo.
La senda se abre camino entre los escobales y el matorral que puebla la mayor parte del conjunto del cerro. En un par de zigzag trepa a la corona de conglomerado colorido de la sien de la Cumbre el Collao Viejo.
Por esta franja de peña escapa a la vertiente de matorral que evita la cimera de la cerra por el Oeste. Retoma la sierra por breves momentos. Vuelve a tirarse por la vertiente de Sajambre para evitar el Pico Las Guadañas, donde el cordal se muestra más agreste.
En una segunda horcada recupera, de nuevo, la cimera de la sierra. Echa un último vistazo al Valle de Valdeón, para afrontar el largo flanqueo de los Picos Cuetos Negros y la más roma Cerra de Dobres.
La travesía por la base de estas peñas y las faldas montunas de la Cerra de Dobres culmina en las Colladinas de Dobres (1756 metros).
Las Colladinas de Dobres se quedan en la trastienda del núcleo de valles de Valdeón. Sus llamargas nororientales forman el haz de riegas que dan vida al Dobra. Al doblar la Cerra de Dobres se pierde todo contacto fluvial con la cuenca del Cares.
3) Colladinas de Dobres - Peña Blanca.
Las Colladinas de Dobres se extienden entre la Cerra de Dobres y el Cueto Los Callejones. Ambas se encuentran separadas por la Peña Blanca. La Collada de Dobres recibe el sendero procedente del Collao Viejo, que dobla entre la Cerra de Dobres y la Peña Blanca.
La Collada Blanca acoge el difuso sendero llegado desde Samao, en la vertiente de Sajambre. Esta segunda colladina de Dobres se contrae entre el promontorio de Peña Blanca y el Cueto Los Callejones (o Pico Samaya).
Todo el cordal que se viene sorteando destaca por la tonalidad prieta de su roca y sus pardos matorrales. Basta un simple topónimo para fijar un jito natural de la ruta. La Peña Blanca es el único promontorio calizo de la cimera del cordal. Forma parte de una franja calcárea que se descuelga por las vallejas de Sajambre. La Peña Blanca, los farallones de la majada de Samao y la Peña Los Mazos son los contrapuntos albos de los dominios del Jario.
Desde el Collao de Dobres se esgatuñan las calizas de la Peña Blanca. En dos minutos de coronan los 1805 m. de este pico de tonalidad destacada.
4) Colladinas de Dobres - Majada Vieja.
En el Collao de Dobres se devola a los Puertos de Dobres. La ruta se deja caer al Nordeste, para remansar en la Majada Vieja.
La bajada no es directa, pues las manchas de escobales dificultan el descenso. Se van evitando en largas tiradas en zigzag que sortean las zonas más pobladas de este matorral y las llamargas.
En la Majada Vieja se funde la vereda de las Colladinas con el camino que desciende de la anexa Horcada de Dobres, en la cimera combada que dobla hacia el Valle de Valdeón.
La altura de la Horcada de Dobres (1.555 metros) apenas difiere de la marcada en los mapas para el Collao Escobaloso (1.554 metros), pues apenas distan unos metros en la misma línea de sierra.
5) Majada Vieja - El Jito - Vegabaño.
En la vega inferior de la Majada Vieja, donde la valleja se mete en el bosque, atraviesa un antiguo camino de comunicación de Soto de Sajambre con los pueblos del Valle de Valdeón, que dobla por la Horcada de Dobres.
Una senda de tierra marca un surco evidente en plena campera (Norte). La ruta se adentra en el Monte Cagigal (con tendencia Noroeste). A la sombra del hayedo mantiene el desnivel, faldeando de modo plácido por las laderas forestales de estos atisbos de la cuenca del Dobra.
El sendero llega a una horcada. A su derecha se encuentra El Jito, promontorio escondido en el hayedo que sirve al montañero de mirador y al pastor de linde de pastos. Esta doblez de la ladera señala la imaginaria división entre Sajambre y Valdeón.
Al devolar a la vertiente de Sajambre, el sendero inicia un marcado descenso. En tramos, se desdobla en dos o tres veredas, siempre buscando un único destino. El Monte Valdelafuente se retrae ante la irrupción de la Riega Grande, nacida en los prietos pedregales de la cara Norte de Cueto Los Callejones.
Vadeada la riega, se entra en un laberinto de cegado matorral. Foza la senda para pasar al otro lado de la loma, donde tropieza con la pista que baja de Llareya, majada de pastizal en las faldas del Jario.
Tras la bajada de pista por el hayedo, ésta se remansa en un claro del bosque. Si bien se aprecia el enclave de Vegabaño, la imponente Peña Santa y su corte de escarpadas peñas concitan mayor atención.
La pista gana en anchura, como queriendo destacar un trasiego relevante. Corta en curva el río Truégano para reinternarse en un paseo forestal, donde se confunden los trinos de los pájaros con las voces de la gente que merienda en la Vega de Abaño.
Una larga encrucijada de amplias pistas e inmensos árboles llama a las puertas de Vegabaño. La pista de Llareya recoge primero el ramal que viene del refugio, a la vera del Truégano. Otro ramal le llega desde el monte. El camino carretero tradicional se esconde detrás del collado que comba la pista. Era un viejo camino que hoy se usa como atajo de la pista troncal de acceso a la vega.
Un leve descenso de la pista de Llareya recala en la majada de Vegabaño (1.321 metros). Las escobas cogen el testigo de las hayas. Ruinas de cabañas conviven con remozados poco estéticos. Llamargas y charcas dependientes de la lluvia quiebran la ondulada riqueza del pastizal. El bosque circunda toda la vega. Las altas cumbres se yerguen lejanas, dejando una porción de protagonismo a los oscuros picos de la antesala del Cornión.
6) Vegabaño - Soto de Sajambre.
La pista entra por la boca de hayedo de Vegabaño. Faldea por la ladera Norte del valle de Soto. El viejo camino se ha visto afectado por pistas más recientes.
Pasada la barrera que impide el acceso de los coches particulares a la vega, en la vuelta que dobla la peña, se puede atajar por un retal del viejo camino. No obstante, hay un desvío señalizado más adelante. Tomando el ramal alternativo de la derecha la bajada es más corta y directa. Entre bosque, alguna cabaña y un par de zonas abiertas de prados, llega a la cabecera del valle en la Boca Miraño.
Sacudido el camino del frescor forestal, pierde altura contemplado por la vigilante mirada de la fortaleza de Peña Beza.
Prados de siega e invernales se suceden a la vera del camino troncal del valle.
El camino carretero muere en la parte alta de Soto. A unos metros del primer puente sobre el río Agüera, en la entrada de Soto, recibe la pista principal de Vegabaño. En el segundo, se junta con la Senda del Arcediano, que hace de calle troncal del pueblo.
En el centro de Soto se van sucediendo la iglesia, la antigua escuela y el hostal. El aparcamiento se ha habilitado a las afueras, donde se despiden la carretera de acceso y el tramo de Senda del Arcediano que sube a Oseja.
Siguiendo la carretera hasta el Mirador de Vistalegre, se toma el camino que, por toda la cuesta, baja en zigzag hasta las inmediaciones de Ribota (punto final de la otra ruta del día).