PUNTO PARTIDA:

Lago Ercina (área de Buferrera) (1.108 metros). Peña Jascal desde la majada Belbin

DIFICULTAD:

Alta.

DURACIÓN:

9 horas.

DESNIVEL:

900 m. en ascenso y 1700 m. en descenso.

CARTOGRAFÍA:

Adrados Picos de Europa Macizo Occidental, Escala 1:25.000.

DESCRIPCIÓN:

1) Buferrera – majada de Belbín.

Los autocares de montañeros y turistas tienen reservado un rincón, separado de las zonas de aparcamiento de Buferrera. Esta variante asfaltada acaba en el arboreto de Buferrera, en el rellano de los edificios de servicios, proyecciones y maqueta. Unas escaleras más abajo, descansa el Centro de Interpretación.

Del maletero del autocar sale la pista de inicio de la ruta. Pasa por encima de dicho centro, directa al Mirador del Príncipe. De entrada ceñida, explica con paneles el reciente pasado minero del lecho de un vasto lago.

En la revuelta del mirador, la pista se encarama a la cimera de una loma. La recorre en su integridad. Desde lo alto, se va dibujando el complejo de Buferrera, desde las minas hasta el Lago de la Ercina. La Picota es la morrena glaciar del otro lado de Buferrera, donde un tablado de madera cabalga entre los lagos de Enol y Ercina.

La pista baja a la majada de La Llomba, protegida en un pequeño valle cegado, cuyas aguas se sumen por torcas prietas. Las cabañas se recogen al amparo de un xerro calcáreo. Define la majada una charca, donde el agua va cediendo ante la exuberante vegetación palustre. La pista pasa entre el cercado de madera de este humedal y la fuente de la majada.

En un corto ascenso, se corona la collada oriental de la larga vega. La pista se niega a proseguir el descenso. En esta pausa activa, esta esquina del Cornión, remansada en el apéndice de La Jascal, dibuja un croquis de todas las majadas, llombas, joyosas, colladas y cumbres. De momento, baste señalar los tres principales puntos de referencia. El primero, y más prominente, es La Jascal. Esta montaña aislada, se recorta en el horizonte. De forma piramidal, destaca la falda de cuesta que fluye desde su punta somital. El Canto Moscadorio se erige en el segundo jito. Queda a la derecha de La Jascal, pero bastante separado de la misma. Modesto en altura, casi 200 metros de diferencia con aquélla, marca el declive de la cuerda de cumbres alineadas desde el Jultayu.

En tercer lugar, aunque sito entre ambos picos, queda el Collao Verancielles. Esta depresión choca contra los contrafuertes del Canto Moscadorio. Visualmente hace de engarce con La Jascal. No obstante, debe remarcarse el hoyado rellano del Collao Medio, que entorpece la continuidad del canto de esta montaña extremera del Cornión.

Si las brújulas siempre señalan al Norte, la flecha de nuestra ruta, apunta, sin deriva, al Este (al Collao Verancielles).

La pista gira sobre la cabecera del collado dando fin a esta breve pausa. En un descontrolado descenso, remansa en la vega de Belbín. Como pista transitable, termina en esta campera.

La majada de Belbín se hunde en un hoyo de pastizal, cercado por otra morrena de origen glaciar. Nunca se pierde la referencia de La Jascal, que se eleva en el horizonte sobre el extremo de la loma glaciar (Este). Belbín forma un cuenco, cuyas aguas se filtran por los terrosos sumideros.

En Belbín, aún hacen majada los pastores. Energía solar y una moderna quesería, conviven con los vestigios neolíticos de las sobrias cabañas de piedra. Vacas y ovejas pastan en la vega, compartiendo espacio con los gochos y las inquietas gallinas.

2) Majada de Belbín – majada de Camplengo Viejo.

El sendero de pasto atraviesa la vega entre los dos conjuntos de cabañas. Poco a poco se va definiendo, hasta reconvertirse otra vez en pista. No obstante, se trata de una pista moribunda. Remonta unos metros hasta a un cierre eléctrico para proteger a las ovejas de los lobos. En el alto sube un camino a encaramarse a la morrena (en ruta hacia Redondiella y el camino de Ario).

La pista dobla la morrena por sus estribaciones, dando vista a la Vega de Las Mantegas. Esta vuelta envolvente, deja el PR que baja a Demués y recibe el GR de La Reconquista procedente de Covadonga. En esta segunda esquina de la morrena, se difumina la pista. Tirando en dirección Sur se retoma. En todo caso, forma con la cimera de la morrena y el Valle de La Güelga, tres líneas paralelas, siendo la pista la línea intermedia a mitad de la ladera.

Termina de golpe, en el medio del costado oriental de la morrena. Del tope de la pista bajan dos senderos. Cogiendo el inferior, se baja en diagonal al fondo del largo valle de vaguada. En este punto, el valle quiere nacer como arroyo. El camino salta el lecho del débil apunte de agua, por unas llastras.

Por xerro y llastras escapa del valle, pasando a una línea de tomadas y alargadas vegucas orientadas al Sudeste. El sendero parece apuntar a la morrena de la majada de Parres, pero pronto una variante más pisada del mismo, sube más al Este, entrando en la majada de Brañarredonda.

El mismo topónimo evita la descripción de la vega. La cortamos en dirección Nordeste, dejando las cabañas a la izquierda, al amparo del xerro de este lado. Las pisadas del ganado permiten retomar el sendero, en un laberinto de plana llambria anegada con puntas cortantes. De la barrera de peña pasa a una cuesta, corta y en diagonal, remonta a la majada vecina de Vega Espines. Una vereda ataja desde la Vega de Las Mantegas hasta Espines. Transita por un terreno de escar. No interesa tanto dicho sendero, como el terreno que recorre. Las vegas que cité, cercan toda la cimera de los barrancos que vierten al Hoyo La Madre, nacimiento del río Casaño. Se camina por pastos, mientras esa cuenca se hunde en selva entre el Cantón y Ruana.

Al fondo de la vega (Este) se llega a las dos cabañas mejor conservadas de la majada. Junto a la segunda, sale, en la misma dirección al saliente, la senda que baja a la fuente. De la peña mana un arroyuelo remansado. De faz bondadosa, esconde su verdadero rostro, pues todas las aguas de este rincón del Cornión vierten al alto Casaño. Desde la fuente, también puede bajarse a esa surgencia recóndita.

Nuestra ruta no abandona la salida del sol. Entra en una valleja de llamarga. Al final, el sendero vuelve a remarcarse para coronar el Collao La Muda (1206 m.), donde se recoge el camino proveniente de la majada de Parres.

El camino continúa pisado, por escarpado terreno de microrrelives, del que se escapa alguna recóndita isla de pequeña vega. No tarda en llegarse al cruce troncal. En esta bifurcación se desdoblan los caminos de ambos Camplengos. Dichas majadas se esconden a nuestra vista. Están separadas por el extremo inferior del crestón del Canto Moscadorio.

El Canto Moscadorio se yergue entre el Collao Verancielles y el Collao Camplengo. Camplengo La Cueva, queda en la vertical de esta collada (a la derecha del Canto Moscadorio); mientras que el viejo Camplengo (así se llama la majada vecina, Camplengo Viejo), sigue la larga canal que corona el Collao Verancielles (al Norte del Canto Moscadorio).

Por lo tanto, no hay que despistarse en el cruce. Se debe tomar el sendero de la izquierda, dejando el camino de Camplengo La Cueva remontar por el corto repecho de la derecha).

Desde el Collao La Muda la senda es favorable. Precede a la majada de Camplengo Viejo un hoyo de pradera. Con sentido ascendente se entra en la encrucijada de Camplengo (1267 m.). La ruta más corta hacia La Molina (Norte), flanquea en ascenso la Cuesta Coriscada (ladera occidental de La Jascal). En cambio, el grupo se detiene a reposar en Camplengo Viejo, mirando el alto Collao Verancielles (Este), en ruta hacia Llorosos.

Las majadas del Cornión proliferan como setas de otoño. Cada una es distinta a la anterior. Los Camplengos cuentan con el valor añadido de estar apartadas de las rutas turísticas. En Camplengo Viejo pasa una loma al lado de una cabaña. Otras ruinas dispersas y xerro típico de la Montaña de Covadonga, definen la majada. Ningún aditamento que explique su belleza, salvo la soledad (ahora rota por el efímero paso del grupo).

3) Majada de Camplengo Viejo – Peña Jascal.

En Camplengo Viejo se inicia la subida, continua y sin descanso. Siempre al Este, se remonta por un largo y abierto canalón. El Collao Verancielles, coronada la acanaladura, marca el primer jito de nuestro trayecto. Aunque es collada que vierte al Casaño y al Cares, queda, sin embargo, desplazada de las rutas de paso a estos enclaves fluviales. Dejo definido este collado como bisagra de engarce entre el Cornión y este apéndice extremo del mismo, con techo en el Cabezo Llorosos (Llerosos).

Se abandona el camino que dobla el collado, perdiéndose en dirección a Las Fuentes de Cabrales (Este). El grupo gira al Norte, buscando el rastro de una vereda, senda de unión entre el Collao Verancielles y el Collao Medio. Entre ambos apenas se apunta una franca franja afloramiento cárstico.

En el Collao Medio, atraviesa nuestra línea directa a la Peña Jascal el sendero que viene de La Beyuga (majada aneja a Peña Ruana, en el declive de La Jascal), con continuidad hacia Beresna (la majada de la cuevona) y Llorosos.

Más que una collada, lo primero que se aprecia es una hoyada. La silueta de collada se recorta más a la izquierda. Abandonados los caminos pastoriles de las majadas, se remonta cuesta arriba (Norte), para alcanzar los escares de La Jascal.

Tirando a la derecha, se busca coronar la cresta de la montaña. Más que trepada, es un juego de pedrero. La vertiente Sur de la Peña Jascal, es bastante tendida. No ocurre lo mismo con la cara opuesta. El buzón de cumbre (1730 m.), sorprende en mitad del crestón, aprovechando una piedra partida, inestable asomo a los abismos del Caleyón de Santo Toribio.

4) Peña Jascal – Cabezo Llorosos (Llerosos) (1.794 metros).

Jascal y Llorosos son las dos prominencias cimeras de este submacizo de la Montaña de Covadonga. Están alineados en dirección Oeste – Este. Sin embargo, el descenso de aquella peña, cae con predominio Sudeste, empujado por la configuración del crestón. La arista de Peña Jascal no tarda en difuminarse. Entre el laberíntico escar se dispersan cuevas y becerreras. Unos jitos administrativos orientan el recorrido; pues en este tramo coincide con el límite Norte del Parque Nacional de los Picos de Europa.

Este límite viene establecido en la Ley 16/1995, de 30 de Mayo, de declaración del Parque Nacional de Picos de Europa. A la altura de Llorosos, la ley se remite a los linderos del antiguo Parque Nacional de la Montaña de Covadonga, hasta la Olla de San Vicente, en el río Dobra (Real Decreto de 16 de agosto de 1918, publicado en la Gaceta de 18 de agosto del mismo año). Se camina, pues, entre el presente y el pasado.

Entre Peña Jascal y Cabezo Llorosos se forma una vaguada de pradera, cuya cabecera mira al Collao Paramentoso, y cuyos fondos se pierden al dar vuelta a los riscos de la Jascal (en franco descenso hacia el Caleyón de Santo Toribio).

Se puede atacar la mole de Llerosos desde la misma hondonada, o ir tendiendo a coronar el Collao Paramentoso, a la derecha de Llorosos, donde se coge el camino que, de la majada de Beresna, devola a la de Beceña (situada ésta a medio camino entre Llorosos y el Cuetón -o el Alto la Peña-, en los extremos del submacizo).

En el Collao Paramentoso, u Horcada los Bueyes (1696 m.), nace la Canal de Fuentes de la Rama. Antesala de la riega del Saigu, que, en una tromba, se llevó por delante la Senda del Cares. Mil quinientos metros de vertical separan el promontorio del collado de la profunda Garganta Divina.

Se sube al Cabezo Llorosos por su canto Sur, es decir, en dirección Norte. En la zona intermedia se debe afrontar una trepada de un par de metros, envolviendo un pozo de rocas y llambrias que come el cabezo.

La cima de Llorosos presenta una larga planicie. Desde el valle del Güeña presenta forma trapezoidal. Contrasta con claridad con las apreturas de la Peña Jascal. En uno de sus extremos está enclavado el vértice geodésico de los 1794 m. del Cabezo Llorosos. Domina visualmente toda la tajada del Cares, cuña –medio glaciar, medio fluvial- que desgaja los Urrieles del macizo madre de Peña Santa, del que es deudor.

5) Cabezo Llorosos – Brañas (encrucijada de los valles de las majadas de La Beyuga, Salinas y Jostiqueruda)..

Peña Santa, Picu Urriellu y río Cares, mas nuestra ruta gira a sus espaldas. Mirando al mar, los cantos norteños de Llorosos, inician una larga bajada hasta los cañones del río Casaño.

Aunque puede retrocederse por el límite del Parque Nacional, a coger la vaguada natural del Caleyón de Santo Toribio (una opción para pasar a la majada de Salinas), la ruta la marca la montaña de Llorosos. Por su cara Norte se afinca en dos cantos de similar configuración.

Se empieza a descender con suavidad, bordeando una hoyada de la cumbre. El primero de los cantos llama al grupo. Apunta directo al Norte. Permite una bajada directa de 200 metros de desnivel, a remansar en la collada que cierra la Cabeza Las Vacas.

Esta cima es el techo del cordal de separación de dos valles: el primero acoge las majadas de Salinas y Ceribios; el segundo, al otro lado de la Cabeza Las Vacas, se extiende desde Semuñón hasta Brañas, dejando en el centro la charca de Jostiqueruda.

El valle de Salinas se muestra desfigurado por un jou, donde mece el otro canto norteño del Cabezo Llorosos. Se reemprende el descenso por este apunte de valle, con dirección Noroeste. La senda faldea a media ladera bajo la Cabeza Las Vacas, evitando caer al jou.

El sendero reposa en la barrera del hoyo por la derecha. Retoma la bajada superado este obstáculo del incipiente valle. Desde la parte alta de la ladera, se divisa la vega empozada de Salinas. Las cabañas, desde la altura, se confunden con las calizas del entorno; pues la majada está reducida a corros grises sin techumbre.

El sendero tiende a tirarse al costado derecho del valle. Las peñas lindantes quedan quebradas por una profunda tajada. Alto por la horcada, dobla el camino de Jostiqueruda. La bajada al lago no es directa. Una traviesa permite el paso a este valle paralelo.

La disyuntiva de senderos el irrelevante, pues ambas rutas confluyen en la majada de Brañas. Si se opta por doblar la horcada, el valle del lago se abre en la misma majada de Brañas.

En caso de no trasponer la horcada, el camino termina la bajada hasta Salinas. Por el fondo de la majada se retoma, en una cuenye, el paso a la majada de Ceribios. El desagüe de ésta casi toca la hermosa vega de Brañarredonda (similar a la Brañarredonda del concejo de Onís, aunque más empozada y de forma más alargada).

El camino de esta majada (ruta procedente de Camplengo Viejo por la Beyuga) y el de Ceribios giran al Nordeste. En pocos minutos descienden a la encrucijada de valles: el de Brañarredonda a nuestra espalda; Redondiella al Oeste, majada alta en un respiro del canto de Peña Ruana, y la majada de Brañes, apartada a la derecha.

6) Majada de Brañas – Los Retreites – El Coterón..

No hay que dejarse guiar por una valleja de regato que fluye al Noroeste. Abierta la boca de los valles, el sendero la atraviesa por la cabecera, faldeando directo al Norte. Enseguida gira a la derecha, bajando a una pequeña vega, en el fondo de otro valle.

De nuevo al Norte, por la cueñe de desagüe de esta veguca, se coge un camino empedrado con aspecto de camino del puerto. Una apacible vaguada, hace de antesala de las retorcidas revueltas de los Retreites. Este camino empedrado salva con sus desiguales tornos, la barrera calcárea del puerto alto.

El Coterón es una cabaña a la vera del camino, en el punto de inflexión que forma la franja de peña con los pliegues de cuesta que, ahora, se abren a nuestro paso.

7) Coterón – Pando – Puente Pompedro..

El camino principal dobla el cotero por la izquierda, pero se difumina a la altura de la cabaña, al buscar el ganado el resguardo el bosquete arbustivo.

El atajo secundario es, sin embargo, el guía de la ruta. Sigue en llano a una horcadita, que precede al cotero. Por el talud de la brecha para a la vertiente Este de la loma. No se confunde con el camino de Pierdón, medio perdido en su inicio (esta majada queda al Este, a la misma altura que el Coterón).

En la Cuesta del Pando se unen ambos caminos del Coterón, el principal y el atajo. La loma de la cuesta muere en la majada Pando, bajo el cueto del mismo nombre.

En la collada de la majada vuelven a tenerse dos opciones. El sendero de la derecha envuelve el Cueto Pando por esta mano. En sus paredes se forman las cuevas de Argandi, aprovechadas para guardar el ganado.

El camino principal tira por el costado opuesto (Oeste), siendo el más evidente. Baja, comido por un profundo argayo, al lecho de un corto desfiladero, angustiado entre el Cueto Tamañán y el Cueto Pando.

Ambas alternativas chocan a las puertas del Puente Pompedro, en los rompientes del Casaño. Dicho puente, a parte de su bella fisonomía de puente de piedra, oye rugir el agua del río en un cuello de botella de ceñidas dimensiones. Este salto de agua se esconde en una medio-caverna sólo visible desde las barandillas del puente.

8) Puente Pompedro – La Molina – Canales (de Cabrales)..

Al lado del Puente Pompedro existe otro de factura más funcional. Disfruta de parecido espectáculo, acogiendo el paseo por la alameda de cuerres de la vera del río Casaño.

De ambos puentes, parte un empedrado camino carretero. Pasa junto a la umbría de los cuevos de la Peña del Valle. Por el oscurecer forestal, sube jadeante hacia La Molina. Un lavadero, algo apartado del camino, anuncia la proximidad de la aldea.

La Molina resiste como aldea solitaria, de viejas casas de piedra. Aunque el presente se impone, resuenan aún las viejas historias de la vida en la montaña. El rescate de una vaca en la Canal de Picho o la aventura de una parturienta a la que su criatura reclamaba en la Cueva Ruana.

El pueblo cuenta con una estrecha carretera. En la primera revuelta sale el camino carretero de La Molinera. Una senda escapa en la zona de pradería para subir a Canales. No obstante, es preferible continuar por la carretera. Junto a una casa, pasada la curva, se cogía el único tramo empedrado que quedaba del antiguo camino.

La Molina está empozada en las forestas del Casaño. La carretera se empina para coronar los cielos abiertos que miran a Canales, a la carretera del valle de Cabrales y a los lejanos, Jascal y Llorosos. Recogida la pista procedente de las minas de Alda, entra triunfante en el Cabrales turístico.

Alternativa

DIFICULTAD:

Muy fácil.

DURACIÓN:

6 horas.

DESNIVEL:

Unos 1000 metros de desnivel acumulado en descenso, y apenas 300 m. de ascenso.

DESCRIPCIÓN:

1) Lago Ercina – Belbín – Vega de las Mantegas..

En el arboreto de Buferrera, por encima del Centro de Visitantes “Pedro Pidal”, se toma –conjuntamente– la pista de Belbín. Durante la bajada a la majada se ve al grupo de Llorosos correr como hormigas por el centro de la vega.

Acompaña al paseo las marcas del PR- PNPE, Los Lagos – Demués. Aprovechando los rescoldos de la difunta pista, se asiste al verter de la morrena de Belbín a la Vega Las Mantegas. En la larga pradera confluyen el PR de Demués con el GR, Ruta de la Reconquista. En el centro se ha construido un cercado de madera para el ganado. El transporte es posible por la pista ahora recorrida. Entre el pasto malvive alguna llamarga dispersa.

2) Vega Las Mantegas – Soñín de Arriba – Cabezo Los Negros..

El Cantón, hace de torreón natural de una vega, acogedora de la primera reintroducción de quebrantahuesos en los Picos de Europa.

En el fondo de la vega se toma el camino empedrado de las Cuenyes del Cantón. Se ciñe a una valleja caliza, retorciéndose en cada esquina del escar. Antes de coronar este corto repecho, se bifurcan los caminos señalados del Parque Nacional. Las marcas blancas y amarillas saltan de un aliento los últimos rebalgos de la cuenye.

El camino descansa en llano, en los últimos parajes del puerto alto. Dobla por el Oeste el monolito del Cantón. Todas las riegas y llamargas que observa van hermanando sus aguas en la puerta a un antiguo lago. Las luces de la mañana convierten las turberas de Comeya en una cristalina mancha de agua.

El roto camino de barro expira al pie de una roca, en la que aún se aprecia tallada la mención del Parque Nacional. Una barrera administrativa que ha detenido el avance de la pista que sube de Demués.

La pista continúa en llano. Algo apartada de la pista, se recorta una remozada cabaña, jito indicador de las ruinas de Soñín de Arriba, escondidas al otro lado de la ladera.

El Collao Camba señala el límite del puerto alto. A mano izquierda se ha habilitado un mirador. Con más humildad se puede subir al canto contrario, a rendir pleitesía a un mirador mimado por su constructor natural. Las marcas del PR y los postes indicadores, no dejan ver más allá de dos metros.

Quien se ha dejado seducir por los carteles y las barandillas, ha perdido la belleza de la montaña del Marqués. Un tramo de cotoyas y llamarga de turbera espantan a los senderistas. Este cierre natural esconde una sencilla cumbre, sita a unos 300 m. del Collao de Camba.

El Cabezo los Negros (1111 m.), también conocido como Cabeza Camba o Negros de Camba (por el tono prieto de la roca), es uno de los contados miradores naturales del Hoyo la Madre (surgencia del río Casaño). La meseta colgada sobre los despeñaderos de este cuenco naciente, albergan las bellas vegas de La Güelga, Brañarredonda y Espines. Este vergel paradisíaco contrasta con las selváticas líneas de las canales de Lerva y Picho, precipitadas al Casaño desde la misma Peña Ruana, apéndice de la más alta Jascal.

Desde la cima no pueden ocultarse las ruinas de Soñín de Arriba, escondidas al senderista del PR. El Cantón vigila el límite del Parque Nacional, común con el primigenio de la Montaña de Covadonga. Como fondo “el reino encantado de los rebecos y las águilas”, la montaña del Marqués.

Tampoco se olvida el puerto bajo, con una mirada más abierta que la del mirador de Camba. El Pandescura y todo el cordal que guía el curso del Casaño. Colladas, invernales, majadas y cabezos hacia los que la ruta se encamina.

3) Cabezo Los Negros- Collao Reguero – Pandescura..

Desde la misma cima del Cabezo Los Negros, se baja al Norte por el costado de este canto de la cuesta sombría. Canto y pista se reúnen en el Collao Lincós. La pista bordea por el Oeste la Cabeza Cuécara, para volver, en el Collao Reguero, a la misma línea del cordal horadado por el río Casaño.

El Collao Reguero (762 m.) marca el punto de inflexión de la sierra. Se descansa junto a un cercado de madera, al lado de una caseta. La pista se despide, en su descenso hacia Demués. Se aprovecha un ramal de tierra de mala pista. En el primer trecho de la ladera, a la vera de una collada, este ramal de pista se vuelve a sacudir el PR del Parque. Digo “se vuelve a sacudir”, pues el PR original seguía toda la pista. Para ver unas ruinas, el Parque ha ideado una variante aprovechando uno de los caminos del puerto.

La ruta continúa por el extremo final del ramal de pista, vía de comunicación con la solitaria majada de Gustaselvín (Silvín); poco más que finca, arbolado y cabaña, en el costado de un cerro.

A falta de camino, se sube al Norte por una cuesta de llamarga. El sentido lo marca el Collao Pandescura. Esta llanada, igualmente llamargosa y medio lacustre, deja a un paso la cabeza que le da nombre. Pueden ganarse unos minutos para coronar esta cabeza. El Pandescura (1004 m.) es una visión por el lado opuesto de los binoculares. El Cornión, tocado por nuestra mano en Buferrera, se aleja como barco a vela desplegada.

4) Cabeza Pandescura – Camplengo Dubia – Collaos Pontigos..

Sin necesidad de bordear la base de la peña de Pandescura, existe una vía de bajada directa al Jorcadellín, otro jito de esta travesía. El Jorcadellín es una horcada de vega, también majada y cabezo, situado a los pies de la Cabeza Pandescura (Este – Nordeste). El pico de Pandescura se eleva como vértice angular, del recodo de la cuenca del río Casaño, empozado en la Vega la Batuda. Río y cabezo van rolando en esta dirección, descendiendo a las tierras de Cabrales.

Se cae de la misma cima del Pandescura por una ladera descolgada de afloramientos calcáreos y algo de altas hierbas y matorral. Una estrecha horcadita hace de tope sobre el corte. No alcanza a verse la vira se escape, hasta la caída en la estrecha terraza. Por esta diagonal umbría, destrepa una ceñida vereda. El corto paso de cabras, remansa en una pindia ladera, nacida en una mediocueva que va royendo por su base el corte Nordeste del Cabezo Pandescura.

Ladera abajo se tropieza con la senda procedente del Collao Pandescura, en su difuminarse en la vega de la horcada. El Jorcadellín (872 m.) marca la última mirada al Casaño. Aunque la ruta continúa por la sierra de la margen izquierda de esta cuenca, el sendero se desentiende del Casaño, contemplando desde las cimeras del puerto bajo, la vasta depresión del río Güeña (en cuyas vegas se asienta la capital de Onís, Benia).

La majada del Jorcadellín se define por una ruina de cabaña, protegida por la peña del escarpado crestón de la Cabeza Jorcadellín. El sendero se retoma pasada la cabaña. En dirección Nordeste. Baja flanqueando la falda de este peñasco. El corto rodeo lleva a Camplengo Dubia, vega desplazada al Norte de la brecha de corte entre el Cabezo Jorcadellín y el Zarangüezu. Las cabañas se aprietan en el fondo de la vega, al cobijo del espinazo calizo que la delimita por el Norte. La senda, se pega al otro lado de la vega. Pasa junto a un arboluco, en comba lindante de la pradera.

Sale de la vega con tendencia Nordeste, en un bordeo parejo al anterior del Cabezo Jorcadellín. No obstante, dicha orientación Nordeste, se hace más acusada, de modo que pierde una conexión más íntima con el torreón doblado (Zarangüezu).

Por una collada devola a la vega de Cueva Dubia. La majada se sube al contrafuerte de una vaguada lateral del último conglomerado de la sierra. El mismo terreno se aparta de esta boca de la vaguada de la Cabeza Xatera. Todas las laderas de la vega quieren formar la cabecera en una nueva cuenca. En esta valleja de pasto empieza a brotar el río Dubia. El sedero ladea por esta efímera angostura, por la cuesta de la margen izquierda. Pronto baja al río, apenas un regato, para cruzarlo.

Un sendero sube al Este. Sólo se sigue en los primeros metros. Aunque éste está más pisado, el sendero principal a seguir se pierde a la izquierda. Tras cruzar una vallejuela, asciende con suavidad en dirección Norte, sobre el fluir del joven río Dubia. Líneas paralelas pronto separadas; pues mientras el río baja a despeñarse en sus primeras colas de caballo, el sendero termina su ascenso en el Collao Los Buitres, con sus dispersos arbustos de espinos.

Cruzando el río llega otro sendero muy marcado, de reciente construcción (tiene pinta de una línea de tubería para dar caudal a algún bebedero).

Ambos senderos doblan en el Collao los Buitres. Atraviesan ladeando una franja de llambria donde se conserva su antiguo trazado. La senda se acerca a los Collaos Pontigos. Utilizo el plural porque se trata de un par de colladas, separadas por une leve joroba. Ambas siguen una línea perpendicular con el próximo Collao Beranzas.

5) Collaos Pontigos – Canales..

Se pasa al segundo collado Pontigos (723 m.) rodeando la chata joroba por el Este. Por esta cuesta oriental llega una pista; aunque de igual manera, podría bajarse a Canales devolando el Collao Beranzas (Norte).

La pista de bajada nació como una rodada de vehículos. Con los años se ha ido consolidando. Aún restan retazos de llamarga en que se difumina. Pronto gira al Sur, resbalando por una pendiente directa. En llano, de nuevo al Este, se sufren los barros movedizos, que dan por finalizado este ramal montuno.

La pista principal se coge, continuación del barrizal, en una cabaña reconvertida en casa. Regenta una finca cuidada con invernal. Una rápida bajada hormigonada conduce al conjunto de invernales de Espadañal. No hace falta levantar mucho la cabeza, para reparar en el largo peñasco de Paré Beranzas.

Durante la travesía recubierta de boscaje, a media ladera del Paré Beranzas, se alternan invernales, cabañas, prados, huertos, casas (viejas o en cuidado uso), hormigón y piso de tierra. Asomando la cabeza por los lindes de las fincas, se descubre el empozado pueblo de La Molina. El Casaño se intuye por el cambio de plano de la ladera. El Cueto Pando o los Retreites, oirán las voces del grupo que desciende de los Llorosos.

La pista vierte a la carretera de La Molina, en el punto de inflexión de la misma. A las puertas de entrada de Canales, recibe la pista minera procedente de las minas de Alda (la variante del Collao Beranzas).

El viejo bar estaba a la entrada del pueblo. El nuevo gana dinero en el cruce de carreteras, donde espera el autocar. En un recodo de la antigua carretera de Cabrales, los coches se detienen para contemplar el desfiladero del Casaño. Una quebrada de bonita belleza, para quien no haya oído su rugido en la selva del Hoyo La Madre.