PUNTO PARTIDA:
Iglesia de Horcadas (1.130 metros). Por una pista que sale por detrás de ésta. Horcadas está a 4 kms. de Riaño en la carretera N-621, en dirección León.
DIFICULTAD:
Media.
DURACIÓN:
6 horas.
DESNIVEL:
675 metros.
CARTOGRAFÍA:
105 - I del IGN, escala 1:25.000.
DESCRIPCIÓN:
El Gilbo es una montaña curiosa. No tiene mucha altura (1.677m.) y sin embargo posee unas vistas espectaculares desde su cima, en especial sobre el pantano. Si se mira el Gilbo desde Horcadas parece una montaña algo sosa sin demasiado atractivo. Pero si se le observa desde Riaño es la montaña más esbelta de toda la crestería que rodea la zona incluyendo las Pintas y el Yordas. Su perfil piramidal es el de la típica montaña que un niño pintaría y no en vano lo han denominado algunos pomposamente “el Cervino leonés”.
Su afilada cresta obliga a caminar con mucho cuidado durante los últimos metros cerca de la cumbre ya que las caídas que hay a un lado y al otro no son aptas para personas con vértigo.
Por detrás de la iglesia de Horcadas salen varios caminos y nosotros escogeremos el central que nos dirige en dirección NE y se interna de frente en un pequeño monte de robles rodeando la peña del Cueto Castiello (1.307m.) por su derecha.
Después de una media hora de marcha el camino llega a un pilón o abrevadero, con fuente, en medio de unos bonitos praos. Hasta aquí podríamos haber llegado también por alguno de los otros caminos dando un rodeo algo mayor.
La subida (que cada vez se va haciendo más pendiente) discurre ahora por entre piornos en dirección a la zona de peña del Gilbo que lo tendremos de frente. La ruta correcta hay que cogerla bien desde un principio para lo cual hay que llegar, por unas veredas que van de derecha a izquierda, hasta un pequeño collado verde medio escondido detrás de un gran peñón que nos queda de frente y algo hacia nuestra izquierda. Allí haremos un descanso y buscaremos unos hitos de piedras que van señalando el camino a seguir y que ya desde este punto transcurrirá siempre por terreno pedregoso sin hierba.
Para orientarse en la ascensión debemos dirigirnos hacia una pequeña V que hay en la arista cimera por encima y a la derecha de un arbolito. Hasta allí llega la ruta marcada por los hitos de piedra que se deben seguir aunque la subida es bastante evidente. En algún paso habrá que ayudarse con las manos aunque sin mayor problema. Una vez coronada la cresta, dando vista ya al valle de Anciles con la Peña de las Pintas impresionante casi encima de nosotros, se girará hacia la derecha camino de la cumbre, siguiendo en todo momento la arista cimera, con cuidado porque los abismos a uno y otro lado son importantes. Aquí también deberemos ayudarnos con las manos en más de un paso delicado, pero que, con prudencia, no nos presentarán dificultades. En poco tiempo llegaremos a la cumbre donde hay una cruz metálica y un buzón.
Como ya indicamos, la vista desde la cima es soberbia y anima a quedarse allí un buen rato. A nuestros pies está Cueto Cabrón, pico hermano y vecino del Gilbo. Cerca, las Pintas (en una de las vistas más bonitas de esta Peña) y un poco más allá las Rebequeras y el Yordas. Y a lo lejos los Picos de Europa. Pero quizás la vista mas espectacular sea la del propio pantano que, con el viaducto y Riaño en el centro del paisaje, se puede ver casi en su totalidad.
El descenso lo haremos por el itinerario de subida.
Se podría salir de Riaño, pero la subida al Gilbo es la misma, ya que ambas rutas se unen un poco antes de la colla de Baile.