PUNTO PARTIDA:
En la carretera AS-260, que va de Colunga a Arriondas, en el alto del Fito (598 metros), a 11 Kms. de Colunga. DIFICULTAD:
Fácil.
DURACIÓN:
7 horas.
DESNIVEL:
968 metros en ascenso y 1.270 metros en descenso.
CARTOGRAFÍA:
30-II del IGN, escala 1:25.000.
DESCRIPCIÓN:
Se comienza en el Fitu, tomando un camino frente a la explanada, que va subiendo entre pinos, dejando a la izquierda el antiguo refugio. El camino muy cómodo y bien marcado cruza entre pinos hasta llegar a la peña Poares desde donde hay una bella panorámica del mar Cantábrico. Se sigue por el sendero hasta los Arrudos, desde donde se asciende hasta el Cantu la Teya, y muy cerca está la fuente de Pino Gorvo y dando vista casi constantemente al valle de la riega de la Toya por el que discurre el vasto hayedo de la Biescona (es el bosque de hayas de Europa situado a más baja altitud y más cercano al mar). Seguimos en suave ascenso contemplando los Picos de Europa y toda la zona de Parres. Pronto vemos la majada del Bustacu y podemos ver asomar la gran cruz del Pienzu. El Bustacu es una amplia y hermosa majada, donde podemos contemplar aún en pie los restos y ruinas de lo que era una antigua y sólida cabaña de piedra; jalonada un poco hacia la derecha por un abrevadero para el ganado.
Un camino muy visible que sale en la parte derecha de la majada y que en ascenso nos lleva hasta la majada de Mergullines co cabañas en ruinas, tapadas por la vegetación, con fresnos a la derecha y un abrevadero y fuente a la izquierda. El camino continua en ascenso hasta la collada de Beluenzu (1.034 metros), en la base del picu Pienzu y antes de comenzar el ascenso volvemos a encontrar una fuente y abrevadero. Desde aquí se va ascendiendo hasta llegar a la cima por senderos de ganado sin posibilidad de pérdida.
En el Pienzu (1.161 metros) hay un mojón geodésico, un buzón de cumbres junto a una caseta de madera y por supuesto una gran cruz de hierro de 16 metros. Su estructura metálica sirve de repetidor para Protección Civil. La vista desde este punto, el más alto de la sierra, es fantástica. Si el dia está claro, hacia el Norte divisamos toda la costa Cantábrica y la larga rasa litoral por la que se desparraman numerosos pueblos, así como la ladera norte de la sierra, por donde discurrirá el resto del trazado de la ruta, y en donde podemos claramente apreciar las figuras de los picos Cordobana, Busfrescosu y Corcobu; al Sur, abajo en el valle, el pueblo de Arriondas, y hacia la lejanía los imponentes Picos de Europa; hacia el Este, la crestería oriental de la Sierra del Sueve, destacando los picos Duernes (coronado por varias antenas), Sellón y Babú, y al fondo la Sierra del Cuera; y hacia el Oeste, la crestería occidental de la sierra, sobresaliendo los picos Mirueñu y Fontanielles.
Dejamos el Pienzu descendiendo a través de la Parea hasta adentrarnos en un hermoso bosque de tejos, contemplando fabulosos ejemplares que destacan por sus gruesos y retorcidos troncos, así como por la altura de sus copas y ramas sobresaliendo por encima del resto de árboles.
El tejo es un árbol del que todas sus partes son venenosas: la corteza, las hojas, la semilla; excepto la parte carnosa del fruto (la baya roja), que es comestible y tiene un sabor dulce que se asemeja a la fresa o la grosella. Todas estas partes venenosas contienen taxina, un potente alcaloide. Los tóxicos del tejo paralizan el sistema nervioso central, produciéndose la muerte por parálisis respiratoria. La rojiza madera del tejo, es de una dureza extraordinaria, comparable a la del bog, esto unido a su resistencia al frotamiento, hace que en el pasado fuese muy utilizada para los ejes de los carros. El tejo era un árbol sagrado para los Celtas. La llegada del cristianismo no cambió esta aura mística del tejo. Los cristianos, a menudo construyeron sus iglesias y cementerios al lado de los tejos que ya habían sido sagrados para los Celtas.
Seguimos perdiendo altura al tiempo que continuamos adentrándonos en un bosque más espeso y tupido, donde los abundantes tejos se entremezclan con otras especies como los acebos, muy abundantes, también avellanos y fresnos. No en vano éste es un bosque mixto donde predominan los tejos, y que según diferentes cálculos hay más de 8.000 ejemplares de esta especie, estando considerado como uno de los bosques de tejos más grande y mejor conservados de Europa.
La repartición del tejo es muy desigual y hay asimismo bosquetes donde el tejo simplemente hace acto de presencia con una docena de ejemplares, y otros en los que el acebo (principalmente), es el componente único o primordial. Entre ambos extremos pueden verse todas las posibles combinaciones de árboles y arbustos, formando parte de las tejedas en una gran diversidad de situaciones. Desde las crestas más rocosas y desabrigadas hasta los fondos encharcados de algunas dolinas. A menudo en laderas muy pendientes y pedregosas, o en suaves rellanos. El buen estado general de los tejos en emplazamientos tan diferentes, denota la conocida independencia de esta especie respecto al sustrato.
Al margen de su densidad de población en un lugar determinado, la presencia del tejo se agiganta aún más a partir del otoño, cuando su llamativo fruto lo adorna, y atrae infinidad de animales. A diferencia de otros árboles, la fructificación es siempre abundante en las “texas” (hay tejos macho y tejos hembra, y sólo en éstas nacen los arilos).
Muy dañino para la propagación del tejo es el intenso ramoneo por parte de gamos, ciervos y corzos, además del ganado vacuno y caballar, cuya avidez acaba con los pocos brotes nuevos de tejo, condenando al bosque a su muerte por puro envejecimiento. La ausencia de depredadores naturales está propiciando la prosperidad de poblaciones desmedidas, al menos en los casos del gamo y jabalí. Tejos jóvenes, con diámetros inferiores de 10 – 20 cm., son tan raros que cabría investigar la responsabilidad directa que pudo tener en este aspecto la reintroducción del gamo.
Siguiendo el camino encontramos la escondida fuente de La Texuca, situada al pie de un tejo; en las fangosas aguas del abrevadero podemos distinguir y apreciar claramente numerosas sanguijuelas, alguna de las cuales de un tamaño apreciable.
Se continua descendiendo por un sendero y se llega al Follu de les Ortigues, que es una hondonada entre arbustos con un gran ortigal donde podemos ver mariposas con bellos coloridos y que tienen a las ortigas como principal alimento y que a la vez sirven de protección a las orugas.
El camino, ahora empedrado, sigue descendiendo hasta Llambiperros, lugar en el que se encuentra una fuente que nace en la roca, a la derecha. Se sigue bajando hasta la campera de Cordobana en donde a la izquierda hay un pescadero de caballos y un pozo de gran profundidad. Desde aquí tenemos extraordinarias vistas, el Pienzu a nuestra espalda, a la derecha los picos Cordobana, Bustrecosu y Corcobu, mientras que a la izquierda tenemos la biesca de Ordiales y al frente Colunga y el mar Cantábrico.
Desde aquí se asciende al pico Cordobana (803 metros), también conocido como Cuetu Mayor y al que distinguimos por su forma redonda y en donde hay un buzón de cumbres. Las vistas que tenemos son impresionantes en todas las direcciones.
Descendemos hacia la campera de Busfríu con abrevadero y fuente de agua potable a la derecha y el pico Sol de Miguel al frente. Con la montaña a la derecha se desciende por un cómodo camino de tierra hasta la caseria de Llanu Llames que dejamos a la izquierda, continuando por una vaguada, con Gobiendes ya a la vista, hasta llegar a una pista que tomamos y con el arroyo Llanu Llames a la derecha, prácticamente invisible al estar tapado por la vegetación, dejando de lado varias cuadras y abandonadas caserías.
Tras una empinada cuesta abajo, la pista atraviesa el cauce del arroyo La Espasa, de escaso caudal, para acto seguido afrontar la última cuesta arriba, que nos lleva hasta la primera casa habitada, donde enlazamos con la carretera asfaltada que nos conducirá hasta Gobiendes, lugar donde se ubica el Centro de Interpretación de la Sierra del Sueve, y punto de finalización de la ruta.
Como alternativa a la ruta descrita y más sencilla tenemos que desde el pico Pienzu retornamos hasta la majada del Bustacu, la cruzamos tomando el camino del Fito, pero al poco tomamos una desviación a la izquierda que nos lleva a lo que conocemos como la Biescona, que es un hermoso hayedo y como deciamos al principio es el bosque de hayas de Europa situado a más baja altitud y más cercano al mar.
Nos adentramos en La Biescona, situada en el barranco del arroyo de La Toya, también conocido como arroyo del Cubil. Encontramos enormes ejemplares de hayas en un bosque de gran belleza.
El sendero desciende junto al arroyo de La Toya, y que hemos de cruzar varias veces, unas por cauces secos, ya que el arroyo va sumergido en diferentes lugares y otras junto a pozas, entre hayas, robles, abedules, acebos, avellanos, tilos, lo que hace que esta zona sea de gran hermosura.
Más adelante encontramos unas antiguas cabañas en ruinas, así como también una antigua explotación minera. Siguiendo el camino, ya en llano, con el arroyo a la izquierda y la traida de aguas de Caravia a la derecha se pasa junto a una cuadra y por un ancho camino en llano se llega a la caseria de Pie de Potro, más conocida como Casa Julia, por el bar que hace unos años allí había y que es el punto final de la ruta, ya en la carretera que desde Colunga va al Fito.