1ª Jornada:
PUNTO PARTIDA:
Buferrera (área de aparcamiento entre los lagos Enol y Ercina).
DIFICULTAD:
Alta.
DURACIÓN:
7 horas.
DESNIVEL:
1200 m. de subida al pico más alto de la jornada y unos 600 m. de bajada hasta la Vega de Ario.
CARTOGRAFÍA:
Adrados. Picos de Europa. Macizo Occidental. Escala 1:25.000.
ACCESOS: La ciudad de Cangas de Onís es la puerta a la Montaña de Covadonga. Inicialmente se coge la AS-114 (Cangas de Onís – Panes) que vertebra los concejos de Cangas de Onís, Onís, Cabrales, Peñamellera Alta y Peñamellera Baja.
A unos cuatro kilómetros de Cangas de Onís se deja dicha carretera en la rotonda de Soto de Cangas, para desviarse por la AS-262 (Soto de Cangas – Covadonga). Esta carretera remonta por el Valle del río Reinazo hasta las mismas puertas de Covadonga.
Para subir a los llamados lagos de Covadonga (Enol y Ercina) existe una carretera de montaña (CO-4) que aprovecha una antigua pista minera.
Salvo una pequeña área de aparcamiento en la Vega La Tiese, la mayor parte de los vehículos se ordenan por el complejo de Buferrera. El desvío se encuentra a orillas del Lago Enol. Según la época del año, los autobuses se concentran, bien en la zona de apeadero del Alsa (cuando no está en funcionamiento el Plan de Transporte a Los Lagos), bien, algo más arriba, junto al “arboreto de Buferrera”, encima del Centro de Interpretación del Parque Nacional de Los Picos de Europa.
DESCRIPCIÓN: Las ascensiones de este primer día de la pernocta se centran en los picos, torres o tiros del sector del Macizo de Las Peñas Santas que marcan el declive nororiental en su cortar hacia la Garganta del Cares.
1) Área de Buferrera – La Tiese.
El área de Buferrera es una extensión de terreno habilitada para esconder los aparcamientos y servicios del Parque Nacional del entorno de los lagos de Enol y Ercina.
Ocupa las cuencas o vaguadas de desagüe de la Vega La Tiese y del Lago Enol. La principal área de aparcamiento eleva su plataforma sobre los sobrantes de este lago. Ambas vaguadas se juntan en El Escalero, paso a la enorme depresión de la Vega de Comeya.
En la línea de vaguada deudora de La Tiese se encuentra el Centro de Interpretación del Parque Nacional. En un escalón superior está el “arboreto de Buferrera”, al que se llega mediante un paseo de sucesivas escaleras desde el aparcamiento, o por un ramal cerrado al tráfico particular, donde en la época de verano suelen aparcar los autocares de turistas y montañeros.
Se empieza la ruta en el arboreto, en el mismo sito donde arranca la pista que devola hacia la majada de Belbín. En la planicie de la plantación se encuentran también los edificios de los baños y sala de proyección y maqueta del Parque.
Al final del paseo comienza el circuito turístico por las minas de Buferrera. Cualquiera de los paseos recalan en el declive de La Tiese. Lo mejor, la ruta es larga, es coger la vereda más directa que busca ganar altura por las mismas laderas por las que dobla la carretera CO-4 en su tramo final.
Apuntando el arco en que gira el paseo para retornar a los penitentes de las minas, se sale por una estructura de escaleras de madera en dirección al aparcamiento superior, al lado del bar Maria Rosa.
La empalizada que cerca el aparcamiento abre la puerta al Macizo de Las Peñas Santas.
La campera de La Tiese envuelve todo el frontal del lago Ercina. Cerrada por las morrenas de la Llomba el Seu (que choca contra las peñas de La Llucia) y La Picota (mirador a caballo entre los lagos Enol y Ercina y que rompe contra el conjunto calizo formado por el Pico Bricial y el Mosquital), se abre en panorámica bajo la línea de torres que culminan todos el faldón norteño de la Montaña de Covadonga.
Con la referencia obligada de la Peña Santa de Asturias o Torre Santa María, que aparenta el techo del macizo y destacada por el microglaciar de la Cembaviella, orbitan en sus declives orientales torres vasallas pero bellas. A su izquierda queda la Torre de La Canal Parda a medio empastar con la reina de la Montaña de Covadonga: Peña Santa de Castilla, menos altiva por esconderse detrás de éstas, al otro lado del Jou Santu. Sigue la Torre de Los Traviesos de forma piramidal y el conjunto más compacto de las Torre de Los Cabrones, Punta Gregoriana (antecima norteña de aquella) y la sucesión en forma de llomba calcárea de Las Salmonetas.
Por detrás del Collao Jermoso quiere asomar la pica de La Verdelluenga / Verdilluenga. Por último, se recortan en el cielo los Joulaguas, de altura mucho más modesta pero que, por su mayor proximidad con el observante, destacan como cumbres destacadas.
2) Vega La Tiese – Lago Ercina – La Canaleta – Vega’l Paré – Tremas de Ceñal.
Se camina por toda la Vega La Tiese en dirección al lago Ercina. Sin necesidad de llegar a su orilla se pasea dejándolo a la izquierda, mientras las enlutadas fochas navegan separándose de la proximidad del montañero. Por veredas de tierra, agua, barro y piedras, cerca de la orilla se choca con una pista sin principio (que apunta procedencia de La Picota) con la que se llega a una collada a unos metros escasos del lago, en la zona de redondas desprendidas de los contrafuertes del Pico Mosquital.
El camino que conduce a la majada de Les Reblagues abraza la redonda que hace de jito de este rincón de La Ercina. Esta majada, al abrigo de los contrafuertes desplomados y coloridos del Mosquital, era paso, entre otros, para la majada de La Canaleta.
Poco se usa ese sendero. La senda normal abandona el camino de Les Reblagues. Desde la collada del cruce donde este camino arranca, marcado con la gran roca del canchal, otra senda baja a la orilla del lago. Sin llegar a verse del todo afectada por las muertas mareas de La Ercina, llega hasta el muro de contención del lago.
La vereda se monta en el muro de contención de la laguna. Por un lado detiene el avance natural de este paraíso lacustre, de fochas, patos y vegetación que amenaza con la colmatación de La Ercina. Por el otro lado las vacas pastan en un llamargal que oculta el pozo que hace las veces de sumidero natural del lago. El muro ralentiza el destino natural de La Ercina, que es el morir, reconvertida en una ampliación de la vasta campera de La Tiese.
Por la cimera del ancho muro se llega al otro extremo de mismo, bajo el canalón donde se precipita uno de sus antiguos aportes, salto seco y umbrío por cuyos costados se afana el sendero que devola a La Canaleta.
En la boca de esta larga y estrecha planicie en forma de canal se ciñen el tortuoso y reseco torrente y el sendero. A la espalda del caminante se muestra toda la Vega de La Tiese y su continuación lacustre de tonos colmatados. Bajo los contrafuertes del Mosquital, en la bermeja Paré Les Reblagues, se recoge la cabaña de la majada, donde aún hace majada una anciana pastora.
De frente, La Canaleta. La riega se retuerce en meandros de piedra desnuda. Sólo alguna pocilla de agua resiste en algún remanso. La majada se esconde entre la mancha de árboles que se deja a mano derecha, bajo la peña que la resguarda (por donde viene el sendero que une Les Reblagues con esta majada).
Se recorre toda la vega hasta el final donde, la riega, ahora con algo de agua, estorba el paso. En unos metros se choca con el camino principal, que también nace en la majada de Les Reblagues y se encamina hacia las vegas que jalonan nuestra ruta.
Una vez en el camino, se remonta toda la acanaladura regada por esta riega del Texu. Quedan tramos de la senda como indicio de una ruta de tránsito bastante frecuentada. Se difumina algo en las zonas de campera, pero el trazado no presenta mayor complicación y, en todo caso, siempre discurre ceñido a la vaguada. Vadea la riega en un pequeño estrechamiento, donde se encuentran las arquetas que roban el agua del regato para satisfacer los servicios del área de construcciones de Buferrera.
Unos metros más arriba se encuentra la Vega el Texu, en la cabecera de la vaguada, apenas una loma por la que remonta el sendero apoyado en los tucos terrosos sitos en la base de la campera. Entre las redondas caídas de las blancas llambrias verticales que cierran este rincón manan las aguas de la riega de la Vega el Texu.
El tramo mejor conservado del camino, todavía bien empedrado, corona la canal. Dobla a otra planicie, también vaguada ceñida entre bellas y relucientes paredes desplomadas y la línea de sierra que apunta al Cantu Ceñal, vigía de este diminuto rincón de la vasta extensión de la Montaña de Covadonga, y jito altivo de las Tremas y majada de Ceñal.
En los primeros compases del paseo, con el Cantu Ceñal observando, espera la Vega’l Paré, con la cabaña saludando a le vera del sendero, bajo la sombra de sus árboles de majada.
Aparecen más allá los primeros sumideros de Las Tremas. El sendero se eleva sobre la cuenca del regato, doblando la peña que se abre a la hermosa llanura de Las Tremas de Ceñal. Esta llana campera rezuma agua por todos los poros. Asemeja una pequeña Vega de Comeya, con el mismo origen de apuntes lacustres. Este hundido tremedal es encrucijada de caminos a vegas más altas y hermosas.
3) Tremas de Ceñal – Majada Tolleyu – Cuevu Oscuru.
Al Este de la cabecera de Las Tremas se eleva toda la ladera de La Ingiesta, siempre con la mirada atenta de las paredes del Cantu Ceñal. La majada homónima se encontraría al otro lado de la collada que corona esta cuesta.
La majada de Ceñal, otro vergel idílico de la Montaña de Covadonga, es puerta de paso a otras muchas vegas y majadas de este sector del macizo. Siendo uno de los puntos de paso hacia la lejana Vega de Aliseda, quizás el más frecuentado sea el que paso a describir, por la majada de Tolleyu / Toyeyu.
El sendero de la Vega’l Paré entra en Las Tremas dejando a la izquierda el arroyo que busca sus sumideros. Se pierde levemente al pisar en estas planchas de herbazal que se hunden al paso del montañero. Por las redondas descolgadas de la peña que cierra la llanura por el Oeste se retoma el camino, que se abre paso entre las rocas. Un breve recodo que evita cuatro redondas que aplastan el flanco del tremedal para retornar nuevamente al terreno pantanoso. Se continúa unos metros por este costado occidental del tremedal para encontrar, pasada la altura del canchal, en la misma ladera, un sendero de tierra que empieza a ganar altura sobre las Tremas de Ceñal.
El sendero busca los riscos sobre los que se asienta la cuesta para colarse, por un cuenco de canal, hacia la majada de Tolleyu, a la que entra por una especie de collada. Esta majada era una de las que todavía ahumaban vida pastoril. Tiene un par de cabañas en el canto de entrada. Otro adosado en la brecha de paso hacia el Resecu Baxu, con sus pequeños arbolitos. La Peña Santa que mira las tierras asturianas se erige en señora del lago Enol y las majadas de su montaña.
La vega desciende a una campera cerrada por una muria, mas se ascienden unos metros hacia el núcleo más compacto de cabañas, por encima del bebedero (diría que sin agua). Por un pasillo se pasa al resto de construcciones de la majada, destacando un redil donde no ha muchos años el pastor ordeñaba sus ovejas.
Al Oeste una breve cuesta con un sendero marcado invita a subirla. Sin embargo, el sendero continúa en llano por un pasillo hacia unas peñas. Se cuela entre éstas en una retorcida trepada para salir a un pasillo abierto y encauzado.
Este pasillo muere en una primera campera. La ruta ya queda definida en una amplia y enigmática vaguada que se extiende desde los cantos del Pico La Muda y el cordal que la separa del Canalón del Resecu. Mira este valle casi al Sur, con leve tendencia hacia el Este, pero siempre con la vista fija en la pirámide de Los Traviesos.
Al otro lado de la campera el sendero evita una torca para chocar, seguidamente, con una baja barrera de llambria por la que se cuela un reducido caudal de agua. Superado este resalte brota la Fuente Espines, con caño y bebedero para alivio de las vacas.
Continúa el sendero para doblar a una pequeña vaguada que asciende levemente hacia la izquierda. En su cabecera se recibe la vereda (poco marcada) que viene de la Vega El Forcáu (un escalón superior a la Vega de Ceñal). Miles de veredas se cruzan en este faldón norteño de la Montaña de Covadonga, enlazando varios caminos troncales y permitiendo trazar muchas variantes para un mismo destino. Mil caminos a seguir, pero un laberinto sin salida en caso de niebla.
En la cabecera de esta débil vaguada –con apuntes húmedos, terrosos y de llastria parda-, gira el sendero un poco a la derecha, en el sentido que traía el que viene de la Vega El Forcáu, para recuperar la línea en que venía encauzado.
Sin solución de continuidad se entra en las Camperas de Jaces, una estrecha y larga banda de pradera que sube a remontar a los mismos cantos del Pico La Muda (cuya cuerda es frontera divisoria entre esta ruta por la majada de Tolleyu y la otra apuntada inicialmente, por las majadas de Ceñal y Vega El Forcáu).
Las Camperas de Jaces sólo se cruzan, como si de una carretera se tratara. Otro pasillo entra a otro apunte de vega. Aquí la vereda remonta por la cuesta de la derecha, un corto repecho cerrado por un escalón de peña por la que reblaga el sendero. Al otro lado medio se pierde entre piedras y llambrias para entrar en la cuenye de salida donde enseguida se aprecia el Cuevu Oscuru.
Este pequeño covacho destaca en mitad de la vaguada. Su boca apunta directa al entorno de La Ercina. Refugio de cabras y ovejas, malamente creo que pueden entrar las vacas, aunque los excrementos dicen otra cosa.
4) Cuevo Oscuro – Las Carreteras – Collao Jermoso (o Collao La Muda).
Entrando por la cuenye que deja a la izquierda el Cuevu Oscuru se llega a otra encrucijada de caminos. El de la derecha sube al Jorcadillín para descolgarse al Canalón del Resecu. De frente busca la referencia oculta del Conjurtao, jito que mira a la cabecera del Resecu o a la larga Vega de Aliseda. También es ruta directa hacia el Jou de Arenizas y, por lo tanto, al Tiru La Llera.
El camino de la izquierda es el que ha de seguirse (se ataja pasando junto al Cuevo Oscuro), un mayor rodeo hacia el Tiro La Llera, pero camino ganado para luego tirar en dirección a la Vega de Ario.
Cerca de la encrucijada el sendero pasa junto a un bebedero no muy abundante de agua. Se encuentra en otro cruce de caminos. El que sube a la derecha, siguiendo la traída que alimenta el bebedero se adentra en los Jous de Carbanal, también con intención que dirigirse a la Vega de Aliseda.
Mejor seguir de frente (tras el giro en la encrucijada del Cuevu Oscuru), ahora con tendencia Este. El sendero entra enseguida en Las Carreteras, topónimo que pone de manifiesto la amplitud del mismo, más que por la mano del hombre, por los caprichos de la naturaleza que forma un cauce de llastrias que asemejan la caja de una carretera. Esta línea faldea por la vertiente Sur del Pico La Muda. Esta montaña, y la más alta y destacada Julagua de Cangas, marcan esta parte del recorrido.
Las desdibujadas Carreteras coronan el Collao Jermoso (o Collao La Muda), formado entre el Pico La Muda y el Julagua de Cangas. Por la vertiente Norte de esta collada vendría el camino apuntado por Ceñal, la Vega El Forcáu y la Vega de Peña Miguel.
La Muda, y su continuación en el Julagua de Cangas, forman el inicio de un cordal alineado con el declive oriental de este faldón norteño de la Montaña de Covadonga. Su vertiente Norte remansa sobre las vegas y caminos que se encaminan a la Vega de Ario. Por el Sur apura sus extremos para apretar las veredas que, desde la Vega de Aliseda, buscan bajar también a la Vega de Ario.
5) Collao Jermoso – Julagua de Cangas – Jou La Aldea – Vega La Llastria – Jou La Barrera – Vega de Aliseda.
No se ahorra mucho tiempo evitando la subida al Julagua de Cangas, de ahí que sea más frecuente coronar su cumbre. Por la comba del Collao Jermoso no plantea mayores problemas dicha ascensión. El Julagua de Cangas (1778 m.) es una panorámica abierta a todo el faldón norteño de la Montaña de Covadonga. Domina visualmente la vertiente Sur de la Peña Jascal y Cabezo Lleroso, cuyos rincones serán pisados en el segundo día de esta pernocta. El Macizo Central, con su techo en Torrecerredo, también tiene sitio en las cómodas llambrias de esta cumbre.
Al Este de la cumbre del Julagua se hunde el Joulagua, un pozo profundo en forma de circo en cuyo fondo pervive una pequeña laguna. Este cuenco queda envuelto por la cuerda que una ambos Julaguas, Julagua de Cangas y Julagua de Onís, pues la línea administrativa de estos concejos cruza por la boca del jou donde malvive la sencilla lagunilla.
Se desciende del Julagua de Cangas por toda la cuerda que separa ambas cimas hasta la collada intermedia. Aquí se deja la cuerda, girando en dirección Sur, más o menos como en la vaguada que enlazaba el Tolleyu con Cuevo Oscuro, también con una ligerísima tendencia hacia la izquierda (Este); siendo La Verdilluenga el jito que guía nuestro camino, con todo el conjunto formado por las Salmonetas, Punta Gregoriana y Torre de Los Cabrones a su derecha.
Se camina por unas placas llanas de llambria por la zona del Jou La Aldea. Deben remontarse unas pequeñas morras para bajar, hacia la izquierda, a la Vega La Llastria. Esta tumbada vega se caracteriza por las llastrias algo descompuestas y con afloramientos de hilos de agua y humedad.
Pasada la vega se choca con el Jou La Barrera. La vereda evita el pozo de la entrada, para meterse en el estrecho canalón de pedrera del otro lado. Coronado el embudo se sale a una loma de tránsito donde se recibe la vereda, aquí difusa, que desde las inmediaciones del Cuevu Oscuru se retuerce por los Jous de Carbanal.
Por una horcadita se entra en la brecha que baja a la Vega de Aliseda, justo al lado del desprendimiento que tapó la fuente de la vega. Aliseda es una larga banda de pastizal que se intercala paralela al cordal de los Julaguas (por el Norte) y a la línea de cimera de la Torre de Los Cabrones y la Verdilluenga (recortadas en el cielo azul).
Mira hacia el Oeste al pico que corta su línea, El Conjurtao, reconocible por su mancha blanca al lado del pico de su cima. En el otro extremo de esta falla se encontraría El Gustuteru, jito para el descenso a la Vega de Ario.
6) Vega de Aliseda – Las Llombas – La Verdilluenga.
Se camina por la zona del derrumbe sorteando los hilos de agua que bajan al fondo de la vega. El sendero, a espaldas del Conjurtao y escoltado por piedras ferruginosas, sigue la configuración de esta falla en cuyo centro brotan las praderas de Aliseda. Corto paseo hacia la collada que inicia la sucesión cada vez más ceñida de pasto. En esta zona se gira al Sur buscando el terreno más favorable entre la zona cárstica para entrar en las Llombas de Aliseda.
Estas morrenas de basto pasto y calvas de grijillo son la antesala de los contrafuertes de La Verdilluenga. En el punto superior de la loma se salta a un pasillo ceñido, en forma de vira que apunta al Sudoeste. En el extremo final queda cerrado por un pequeño pozo de llambrias. Trepando por éstas se entra en los dominios de La Verdilluenga y de los Joos de La Jorcada. Estos jous y pedregales se extienden bajo las paredes de Las Salmonetas y de la Punta Gregoriana, entre cuyos entresijos surca una vereda para coronar el Jorcada Blanca, en la vertical de la Punta Gregoriana y al lado del Pico La Jorcada. Esta ruta es una opción para entrar en el Jou de Arenizas y aproximarse al Tiru La Llera.
La otra opción es seguir otra vereda que apunta al Sudeste, una vira delimitada por los contrafuertes de la Verdilluenga. Tiene un paso se sencilla trepada bajo la oscura angustia de una sima. Pasado el susto ya se abre a una cuesta de pasto alpino en la base de la Verdilluenga.
Antes de coronar el canto donde la cuesta rompe sobre las profundidades del Joón se encuentra la vía normal, una tira de hierba que dobla la cara oculta de la peña. Sin embargo, desde el mismo canto del cordal, una grieta trepa más directa a la cumbre (PD, IIº). A mitad de la trepada se desvía otra canaluca que corona la cima secundaria de la Verdilluenga.
La Verdelluenga / Verdilluenga (2130 m.) cuenta, entre sus contrafuertes, con una pared blanca de llambria que no sé si la define o la estorba. Esta montaña corta sobre el Joón, cuya boca se abre a los abismos del Cares entre el Cuvicente y Peña Blanca. Sobre todos ellos se alza, majestuoso, el Macizo Central, con la inmensidad de las canales de vierten a ese río comedor de macizos.
Pero La Verdelleunga, sin obstáculos que la repriman, domina asimismo todos los pastos de este escorado sector del macizo de las Peñas Santas y de las sierras costeras.
7) Verdilluenga – Las Salmonetas – Punta Gregoriana – Torre Blanca de Los Cabrones.
Todo el conjunto de la Torre de Los Cabrones se interpone entre la Verdilluenga y el Tiru La Llera. La mejor opción sería coronar todas esas cimas para, después, devolar al Jou de Arenizas.
Destrepada la Verdilluenga, hay que plantarse bajo los contrafuertes de Las Salmonetas. Una peña corta el paso por el canto del pastizal. Deben perderse unos metros de altura por la cuesta, para entrar en una acanaladura de pedrera en la base de este peñasco intermedio. Por dicha canal se pasa a los pastizales del otro lado, en la base de Las Salmonetas.
De nuevo en el canto se puede doblar al Collao Cabeza Llambredas para trepar a La Robliza, o continuar ruta por los contrafuertes de Las Salmonetas. Para no sufrir el pedrero de la vía normal, se bordea el contrafuerte que ciega el canto de pastizal, perdiendo de vista La Robliza. Una estrechita canal sube directa a la horcadita sita a la derecha de este contrafuerte. Una piedra empotrada dificulta la trepada, pero puede salvarse por una grieta diagonal que se planta encima del desplome (PD, IIº). Por la ceñida trepada se alcanza la horcadita. Continuando por la arista se entra en los altos pastos de Las Salmonetas. Esta loma de cimas destaca desde las vegas recorridas durante la aproximación. Sorteándolas se llega a los campos cimeros. A mano derecha se encuentra la Punta Gregoriana, espolón colgado sobre la Jorcada Blanca y con toda la mirada abierta a todos aquellos rincones ocultos desde la Verdilluenga.
En el otro extremo (Sur) se eleva la cima principal de la Torreblanca de los Cabrones (2287 m.). Desde su cima se contempla el pequeño peñasco del Tiro La Llera, un promontorio incardinado entre esta montaña y la punta de flecha de Piedra Lluenga, eso sí, sin alzar mucho la vista, por la congoja que impone la impresionante Peña Santa de Castilla, que ahora reclama el protagonismo que cedió a la Peña Santa de Asturias durante todo el trayecto.
8) Torre Blanca de los Cabrones – Jou de Arenizas – Tiru la Llera.
Entre la Punta Gregoriana y la Torre de Los Cabrones se encuentra la rampa de bajada al Jou de Arenizas. Esta pedrera salva las paredes y contrafuertes de esta doble cima por la vertiente Oeste de la montaña.
Arenizas se abre paso entre las torres de Los Traviesos y de Los Cabrones. Caminando por este paisaje, cuasilunar, se llega a una cuenca, en apariencia, cegada, con punta de flecha en la cumbre de Piedra Lluenga.
El montañero se planta ante el solitario torreón del Tiru La Llera. La vía normal (PD, IIº) aprovecha las canales de su cara Oeste. Se entra por la brecha central, en corta trepada que pasa a la canal pedregosa de la izquierda, una vez superado su resalte inferior.
El Tiru La Llera (2283 m.) es monolito de la Jorcada Miguel y torreón del Hoyo de La Robliza. Vista escorada los pastos de Caín, por la boca abierta entre La Robliza y Piedra Lluenga.
9) Tiro La Llera – Vega de Aliseda.
Por el camino recorrido puede volverse a la Vega de Aliseda, aparte de otras opciones como doblar la Jorcada Blanca en paso a los Joos de la Jorcada, o tirarse al Joón por la vertiente Sur de La Verdilluenga (ruta más costosa para llegar a la Vega de Ario).
10) Vega de Aliseda – Vega Seca – Vega de Ario.
Sita la ruta de nuevo en la Vega de Aliseda, el sendero continúa encauzado por un pasillo natural en dirección Este. Esta línea natural conduce directa al Pico Gustuteru (1803 m.). Remontando este cueto por el Sur, se dobla por el Collao Jermoso para bajar a Vega Seca, pero el terreno es bastante complejo a nivel de orientación en caso de niebla (en días despejados no presenta mayores problemas).
La ruta más evidente, aunque también presenta sus entresijos cuando la nube toca la tierra, busca el Jorcáu La Rasa. No hay que fiarse, ni de los jitos ni de los senderos.
Se abandona el rectilíneo paseo nacido en la Vega de Aliseda antes de llegar al Gustuteru. Por un callejón se tira hacia el Norte, con el fin de salir a las campas abiertas de la falda del Alto La Rasa. Esta cima marca el extremo del cordal nacido en Los Julaguas (de Cangas y de Onís). Por esta vertiente Sur desliza su falda de pastizal.
Atravesando por los bajíos de La Rasa debe entrarse en el canalizo formado entre el canto final de este cordal y el Gustuteru. En la entrada del canalizo se marca un sendero por el lado derecho. Sale del canalizo superado el estrechamiento. Aunque la vereda, más o menos evidente llega a perderse o cruzarse con otras, se desciende en paralelo a esta vaguada de los canalizos. Recalco de nuevo que, si no se mete la oscura niebla estival, la orientación se hace evidente por la constante visión de la zona de Ario.
La ladera recala en Vega Seca, fondo de valle que también recibe las laderas de Cabeza La Forma (1717 m.), en cuyo escalón intermedio se encuentra El Jito, por donde devola el camino más transitado de la Vega Ario.
En Vega Seca se sigue un sendero de tierra que, girando hacia el Noreste entra en los pastos de la Vega de Ario. Esta sin par vega se acuna en el regazo de las cabezas que la envuelven: La Forma (1717 m.), Julagua (1720 m.) y Covu (1710 m.). Las ruinas de una moribunda majada se apilan bajo el costado de Cabeza El Covu abriendo una ventana inmensa a las magnificencias del Macizo Central. El Macizo de Las Peñas Santas rompe su columna troncal en los cortes del Jultayu. Mientras se acuesta el sol, las cumbres cuyos rincones se han apenas reconocido se tiñen de llamaradas apagadas por las sombras. La luna crecida invita al descanso en este rincón otrora bullicioso, rememorando el olor de un pueblo en la montaña.
La alternativa mucho más sencilla en este día 1º es:
DIFICULTAD:
Media.
DURACIÓN:
6 horas.
DESNIVEL:
1.000 metros.
DESCRIPCIÓN:
El Jultayu se erige en la más bella balconada de Caín y una de las miradas más completas de la Garganta del Cares.
Ario es “El Ordiales” de este faldón de la Montaña de Covadonga. Mientras la tumba del Marqués de Villaviciosa tiene su morada en los apriscos de Cotalba, en la otra punta del macizo, la Vega de Ario recibe las sombras del Jultayu.
1) Área de Buferrera – La Tiese – Majada de Las Bobias.
Se comparte camino con el resto del grupo hasta el aparcamiento de La Tiese. Ambos grupos se separan en el Campo La Tiese; mientras los apuntados para la ruta larga buscan la orilla occidental del lago La Ercina, quienes tienen previsto ascender al Jultayu tiran hacia las laderas que vierten al lago por el oriente, en los contrafuertes de La Llucia o Cantu La Ercina.
El camino se coge unos 75 metros por encima de la orilla oriental del lago, bajo uno de los contrafuertes de La LLucia. Muy marcado empieza a ganar altura por las laderas que vierten a la laguna, apareciendo enseguida las primeras cabañas. Las majadas de La Ercina son un conjunto, más o menos amplio de cabañas, que se apostan entre el ingente canchal despendido de La Llucia.
El camino faldea entre cabañas, redondas, alamedas y praderas. Se cuela en un recodo umbrío de peña bajo las finas y punzantes hojas de un tejo. Pasado este rincón inicia un embarrado flanqueo para colarse por las cuestas de matorral de la riega del Brazo.
Superado el barrizal, un breve descanso permite al camino afrontar el repecho ceñido de la cueñe Les Bobies. En la collada superior (1293 m.) se inicia un cómodo paseo por una sucesión de hoyadas bajo las laderas de matorral de Braña Sotres. Empequeñecido el Macizo Central por la distancia, la peña de referencia visual corresponde a La Jascal.
Gira la senda en el Llano Las Vacas, elevando la vista hacia el cordal de los Julaguas. Por los xerros del entorno del camino que se transita se suceden joyosas, aprovechando las umbrías norteñas, muy apreciadas por las hayas.
Unas llambrias entorpecían el paso del sendero, bien picadas hacen de puerta a la majada de Las Bobias.
En la primera cabaña aún hace majada un pastor, que pastorea los rebaños que pastan en la vega. Camina al lado de un burro encargado de llevar la carga pesada, y acompaña el perro que guía sus ovejas. El perro mastín pasa el día echado, como buen guardián del rebaño. Por una tabla entran las gallinas al gallinero, mientras los cerdos buscan comida por la vega.
El sendero atraviesa la majada buscando, en el final de la vega, la fuente La Canaleta. El bebedero está escondido en un lateral del pedrusco. Rodeando el peñasco por el otro lado, un examen de la peña permite descubrir el surtidor que mana en la roca.
2) Majada de Las Bobias – Les Reblagues – El Jito – Vega de Ario.
El sendero sale en llano de la fuente para entrar en la joyosa. Trepa entre los escares de la mancha de hayedo para salir a una recóndita campera. Por una vaguada abierta entre el reducto forestal, retoma los vestigios del viejo camino empedrado. Libre de arbolado, flanquea alto sobre el valle que acoge la majada de Redondiella. La travesía termina en el Llaguiellu, un hoyo de llamarga del que escapa un pequeño regato.
Por la boca de esta hoyada lacustre cruza el sendero para afrontar la dura cuesta de Les Reblagues. Son tantas las personas que zigzaguean por la cuesta y tantas las que atajan en el descenso que, desde la lejanía, ya se aprecian los surcos de tierra labrados en esta rampa.
Tras el repecho un breve respiro. El sendero dobla sobre los cortes bajo los que se asienta la majada de Combéu, en línea con la de Redondiella. Con otro buen repecho, menos duro que el anterior, se terminan los sufrimientos de Les Reblagues.
Un breve descenso y se entra en la zona de Las Campizas. Las ruinas de las cabañas pasan desapercibidas al encontrarse por encima del camino, poco antes de recibir el sendero que viene de Las Fuentes (de Onís). Cruce que no plantea problemas en el ascenso, pero que podría ser controvertido para quienes vuelven para La Ercina.
Continúa el sendero, muy pisado, monótono y bien encauzado. Subida más o menos regular, antes de afrontar el muro del Jito. Esta zona intermedia se corresponde con Las Abedulas.
Los restos de esta majada pasan desapercibidos a la derecha del camino, al contrario de las ruinas de Las Campizas, ocultas a la izquierda del camino principal. Las ruinas de Las Abedulas se confunden con las llambrias del entorno. Nuestro camino tira de frente, afrontando el muro que corona el Collao del Jito. Este escalón en la ladera de la Cabeza La Forma es plataforma intermedia entre su cima y Vega Seca. Cerca del collado está situada la mesa orientativa, una plancha circular apostada sobre un pedestal. Sobre la plancha está grabado el haz de flechas que apunta a las cumbres que se elevan al alcance de la vista, tanto las propias del Macizo Occidental, como las más lejanas del Macizo Central, con techo en Torre de Cerredo.
Colándose entre los requiebros del canto cárstico de la Cabeza La Forma dobla el sendero a los pastos de la Vega de Ario. En el fondo de la vega, al lado del refugio, mana la inconstante fuente.
3) Vega de Ario – Las Cruces – El Jultayu.
Del refugio de la Vega de Ario parten dos senderos muy pisados. El superior es el que se ha seguido desde el lago La Ercina; el inferior, que corta la ladera hacia la majada de Ario, a menor altura, es el más evidente por arrancar del mismo refugio, al lado mismo de la nueva fuente.
Muere al llegar a la loma de pastizal que remansa en la majada. Se dobla la loma y se cae en una valleja ceñida entre aquella loma y los primeros escares que delimitan la vega por el Sur.
Dejándose caer apenas unos metros por el alfombrado pasillo, se encuentran enseguida las marcas de pintura, que se adentran en el lapiaz. Marcas de PR al principio, círculos amarillos más adelante. Estas señales indican la entrada a la Canal de Trea.
Ha de prestarse atención al giro, evitando meterse en la boca a que conduce el terreno, abertura hacia las profundidades del Valle Extremero, que vierte hacia la Canal de Sollambriu, en las cortadas del Cares.
La entrada en los escares por los que se esconde el paso hacia el Jultayu sólo es evidente gracias a la pintura. Busca unos estrechos pasillos entre el lapiaz, para salir a un terreno caótico de llambrias.
La vereda se adentra en los escares que lindan con la Vega de Ario. El terreno es caótico en los primeros compases. Un continuo sube y baja entre llambrias que, incluso, obliga a echar las manos a la roca. En pleno laberinto, despierta brevemente el camino, trazando un rastro terroso en las contadas líneas de vegetación. Pasa junto a una torca y llega a una roñosa flecha indicativa, muy antigua y repintada con los colores de un PR.
Salimos a duras penas a terreno más abierto. Un descenso permite montar en el canto morrénico que guía la ruta hacia el Jultayu.
Caminando por el lomo del brazo de engarce con el Jultayu, cede paulatinamente la tendencia descendente que se traía. Se llega al corte del Collao Las Cruces, una brecha que se intercala en la sucesión morrénica, por la que se traspone desde el Jou La Cistra a las vertientes del Cares.
El Collao Las Cruces es una encrucijada en que se abandonan las marcas de pintura (que ahora no son más que una sucesión de círculos amarillos).
El camino que se dirige al Jultayu queda cortado por una senda transversal que, como acabo de apuntar, pasa del Jou La Cistra a la Canal de Trea.
De momento, se inicia levemente el ascenso, siempre con tendencia al Sur, afrontando la segunda parte del mismo. Se entra en la subida propiamente dicha. El terreno empieza a picar para arriba, un ascenso continuado con el Jultayu como telón de fondo y Los Urrieles como contrapunto de calizas verticales.
La loma se desdibuja sensiblemente, en tanto que el sendero va adquiriendo un trazado cada vez más evidente. La vegetación empieza a imponerse ante un terreno calizo en reordenación. Ceden las barreras lapiaces de los primeros compases, para concentrarse en cantos rocosos, contrafuertes y efímeras planchas calcáreas. El manto vegetal permite que se conserve el rastro del sendero, que, a su vez, se marca en la misma roca gracias a las partículas de tierra que las botas de los montañeros van impregnando en la caliza.
El sendero se retuerce tratando de ir esquivando los resaltes rocosos que empiezan a aflorar en el terreno, aunque, en ocasiones, debe afrontarlos con sencillos apoyos de las manos.
Este complejo terreno será el que acompañe la dura subida que conduce a la misma base de la cresta de subida. Aquí puede faldearse todo el cuenco de la montaña para alcanzar la collada que separa El Jultayu del Cuvicente. Entrando a la cima por este canto occidental se pasaría al lado del Juracao del Jultayu, aunque esta vertiente posee un punto más de dificultad.
En caso contrario, por todo el canto iniciado pasadas Las Cruces se corona la cima del Jultayu (1940 m.). Sorprende su modesta altura, sobre todo teniendo en cuenta los abismos que se desploman por su vertiente leonesa. Es atalaya sin igual, vista de pájaro del trasiego de Caín. A los pies de este formidable corte del Cornión se empoza la abertura de uno de los desfiladeros más angostos de nuestra geografía, la Garganta del Cares. La irrupción del Jultayu en este extremo del macizo, le ha convertido además en mirador por excelencia de Los Urrieles, la mirada más limpia hacia el techo de los Picos, el -desde esta vertiente- impenetrable abismo de Torrecerredo.
2ª Jornada:
DIFICULTAD:
Media.
DURACIÓN:
7 horas.
DESNIVEL:
Unos 600 metros de desnivel acumulado en ascenso y unos 1700 metros de desnivel acumulado en descenso.
La primera parte de la ruta es una sucesión de subidas y bajadas, de escasa relevancia, para enlazar con la vertiente Sur del submacizo de Cabezo Lleroso (Cabezo Llorosos). La ascensión a esta montaña no presenta desniveles apreciables. Será la última parte de la ruta, la bajada desde la cima hasta las profundidades del Cares, donde se acumule prácticamente todo el desnivel de la ruta, en este caso de descenso.
DESCRIPCIÓN:
Un intrincado submacizo, lejano aunque aún en los dominios de las Peñas Santas, se irgue en el extremo Nororiental de la Montaña de Covadonga. Esta punta de flecha delimitada entre el río Cares y su afluente Casaño alinea como cumbres troncales Peña Ruana, La Jascal, Cabezo Llorosos y Alto La Peña.
P align=justify>Aunque se trate de cumbres relativamente modestas, sus desniveles y larga aproximación les confiere ese punto de alta montaña, a lo que se suman algunas de sus vertientes más vertiginosas.
P align=justify>Su aislada posición respecto del macizo madre dota a sus cimas de las más guapas panorámicas de este macizo, de los otros dos integran también el conjunto de los Picos de Europa, y de gran variedad de sierras montunas o costeras.
1) Vega de Ario – Collao Moandi – Sierra Buena.
Con las primeras luces del alba se reanuda la ruta por el trasfondo de la Vega de Ario, remontando el collado sito al Norte del refugio, comba de enlace de las cabezas La Forma y Joulagua (Julagua).
Coronado el collado, un par de minutos de esfuerzo, se abre una ventana entre la Cabeza Joulagua y la Cabeza Las Campanas (1636 m.), aislada hacia el Noroeste. Entre ambas una vasta y compleja sucesión de laberínticos jous.
En la collada debe buscarse el sendero que baja a los Jous de Ario (noroeste), vaguada formada entre la Cabeza La Forma y la Cabeza Las Campanas. Desciende por los contrafuertes de Cabeza la Forma para entrar en la sucesión de camperas del fondo de la vaguada, pasando la senda al lado de una torca.
Continúa camino desplazándose por las faldas de la Cabeza Las Campanas, separándose unos metros del fondo de la vaguada. Este leve ascenso abrazando esta montaña es importante, pues en sus laderas occidentales debe encontrarse una horcadita por la que se entra en el canalón de salida de los jous.
Este estrecho canalón, corta los flancos de la Cabeza Las Campanas y baja directo a una hondonada de pastizal. No se baja completamente el canalón, sino que hay que salirse a la derecha del mismo para recalar en la collada apretada entre la Cabeza Las Campanas y el Porrón de Moandi destacada montaña de llambria se esbelta silueta.
Al Este de la collada se descubre la recóndita majada de Moandi, donde aún se cree adivinar la techumbre de alguna de sus cabañas. La vega vive cerrada entre peñas dejando que sus manantiales nazcan y mueran en la misma. Es majada de paso a Vegamaor, pero de terreno escarpado y complejo, de ahí que sea preferible el rodeo por Sierra Buena para quienes se acerquen a la vasta planicie de Vega Maor, perdida en mitad de ninguna parte.
Destaca al Oeste una banda de pastizal que corona el Collao Mosquital, en línea con las majadas de Combéu y Redondiella. Sin embargo, el sendero que debe seguirse es el que dobla hacia la majada de Arnaedo. Inicia el descenso de la collada sita al pie del Porrón de Moandi también hacia el Oeste, pero sin dejarse caer a la hondonada en que muere el canalón de bajada. Algo desdibujado al principio, faldea bajo el corte de la cara Sur de esta peña caliza para doblar a una cegada campera. El sendero gana unos metros para coronar el Collao del Burro, bastante separado del canto occidental del Porrón de Moandi.
Continúa la vereda, a tramos perdedera, por las faldas opuestas al Porrón de Moandi, por terreno andadero de dolinas de pradera acosadas por el matorral. Esta posición escorada del fondo de la vaguada (ya en dirección Norte) permite una visión de conjunto del arranque de este cordal de engarce con el submacizo de Cabezo Lleroso. Con inicio en el Porrón de Moandi, se eleva a continuación la Cabeza Cayarga.
El sendero dobla una loma para bajar a la majada de Moandiello. Se abandona aquí su difuso trazado y se opta por la mejor opción, subir a la Cabeza Cayarga (Nordeste). Terreno sencillo, sin desniveles pronunciados, pero con abundante matorral. Esta cumbre (1526 m.) es atalaya de Vega Maor. Su mirada define las panorámicas que acompañan la ruta hasta su choque con los dominios de Jascal y Llerosos. El núcleo central de las Peñas Santas cada vez se muestra más distante. Tampoco abandona la mirada de las vertiginosas canales y torres del Macizo Central. Pero también es cordal que cierra las vegas y majadas de la Montaña de Covadonga y puerta de paso a la majada de Vega Maor, rincón apartado de Onís, suspendido en la historia del Cares y de España.
Desde Cabeza Cayarga se baja a Sierra Buena, prácticamente al Norte. Apenas un pequeño cantuco separa esta cima de dicha collada de Sierra Buena (1427 m.). Por esta collada devola el camino que pasa de la majada de Arnaedo a la planicie de Vega Maor. Cuenta con marcas de GR (pintura roja y blanca), sendero de gran recorrido del Parque Nacional llamado “ruta de la Reconquista” que, en contados casos, se corresponde con la ruta que –dicen- siguieron los guerreros sarracenos huidos de la Batalla de Covadonga.
2) Sierra Buena – Collao Camplengo – Collao Verancielles.
Al Norte de Sierra Buena se alza el escar de la Cabeza Xatera. Esta montaña constituye un verdadero obstáculo para pasar al Collao Camplengo, todos en la misma línea del cordal.
Se sigue por unos metros el sendero que devola a Vega Maor (Nordeste), en este tramo inicial en que dicha planicie se oculta en los altos de Sierra Buena. Cuando gira ya el camino para bajar directo a Vega Maor, una vereda se escapa hacia los flancos calcáreos de Cabeza Xatera. Entra en una vira de peña que sube hasta la arista Este de la montaña, en la vertiente que mira a la hondonada de Vega Maor.
Doblada la arista, el terreno se vuelve cada vez más franco gracias a las veredas marcadas por el paso del ganado. En poco tiempo se baja al Collao Camplengo (1399 m.). También es depresión de paso a Vega Maor, en este caso desde la majada de Camplengo La Cueva, otra bonita vega apartada en los xerros del extrarradio de la Montaña de Covadonga. Este fondo de bolsa de pastizal vive en torno a una pequeña charca. Las peñas envuelven las cabañas de la majada, ocultándolas del trasiego de su majada hermana, que no gemela, Camplengo El Viejo.
La siguiente barrera del cordal, y la última, se conoce como Canto Moscadorio (1546 m.). Una vereda permite faldear la ladera occidental de esta montaña, por la vertiente que pasea disfrutando de tan guapa majada de Camplengo La Cueva. La vereda alcanza el canto Noroccidental de la montaña, cuyos bajíos forman el muro divisorio de ambos Camplengos: Camplengo La Cueva y Camplengo Viejo. Al doblar el canto aún sigue marcada la senda, mas se va difuminando en esta cara Norte del Canto Moscadorio.
La referencia se fija ahora en el Collao Verancielles, punto culminante de la canal de pastizal que sube desde Camplengo Viejo. Por la collada devola el camino que se adentra por los terrenos de Cabrales hasta la majada de Las Fuentes, olvidando definitivamente la referencia de Vega Maor.
3) Collao Verancielles – Collao Medio – Los Jondones – Beresma – Collao Paramentosu (Horcada Los Bueyes) – Cabezo Lleroso (Cabezo Llorosos).
En el Collao Verancielles se debe remontar al Norte para colocarse en el escalón superior del Collao Medio, en la vertical de la Peña Jascal. Este collado es un remanso en las laderas de matorral de La Jascal. En esta collada / hondonada se recibe el sendero que viene de la majada de La Beyuga (incrustada entre Peña Ruana y La Jascal). Se aprovecha el sendero para girar al Este y entrar en Los Jondones. Se trata de una sucesión de desiguales jous que forman una franja de pasto en las peñas de la vertiente Sur de La Jascal. Corren paralelos al camino que conduce a Las Fuentes de Cabrales, pero algo más altos.
El sendero evita el fondo de los hoyos, cuando por la derecha, cuando por la izquierda, enlazando las colladas que los separan. Esta línea encauzada de jous conduce directa a la majada de Beresna de Abajo. Entre sus ruinas aún se mantiene en pie una construcción, toda de piedra, incluso su techumbre, protegida por tapinos para evitar las goteras.
La majada de Beresna se esconde encima de las llambrias que se elevan por el Norte. Se toma un camino que se adentra en las llambrias. Pasa junto a la fuente, un buen cuenco de agua que brota de la peña, pero que llega a secarse. El camino de la majada está muriado y tiene un tramo armado en el corte de la llambria superior.
Beresna carece de vega. Sus cabañas tampoco relatan nuevas panorámicas, pues tratan de escalonarse en la boca de una gruta que trata de engullirlas. El enorme cuevón, con la forma de la cabeza de un ogro, tiene una tragadera que se pierde en su negrura. Con tintes de una sima sin fin, llama la atención observar a las vacas tranquilas en el remanso de la cavidad.
Continúa la senda por la trastienda de Beresna (Este) trazando paso entre la peña. Hay que ganar unos metros de altura por un terreno calizo abierto a la tajada del Cares y a los macizos que esta garganta separa. Trasponiendo este canto de peña, la vereda entra en una cuesta de pastizal, marcando sus terruños de escorrentía en su subida al Collao Paramentosu (Horcada Los Bueyes -1696 m.-). Se trata de una plácida collada de pasto por cuyos taludes se descuelga la Canal de Fuentes de Rama, muro cortado a las playas de Los Arandanales y a los argayos del Saigu, en las verticalidades de la Garganta del Cares.
La ruta se detiene en el Collao Paramentosu para afrontar la subida al Cabezo Lleroso (Cabezo Llorosos). En dirección Norte se sube a coger el crestón inferior de la montaña. Esta cresta está formada por un pozo hundido en la esquina Sudoriental del cabezo. La cresta termina en una llambria. Se trepa el escalón para salir a la llambria tumbada donde se mantiene en equilibrio un bloque de piedra que amenaza con precipitarse al pozo.
Superado el escollo la montaña se abre. Por terreno pedregoso se coronan las vastas planchas de llambria de la cumbre. El Cabezo Lleroso (1795) cuenta con un vértice geodésico que es garantía de amplias panorámicas. Comparte macizo con la esbelta Peña Jascal y el voluminoso Alto La Peña. Macizo esquinado de las Peñas Santas, ofrece guapísimas imágenes de la Garganta del Cares o de los abruptos Urrieles. No escapa a su mirada el hermano menor de los Picos de Europa, el Macizo Oriental.
Bella montaña que, pese a su modesta altura, vive aislado por la exigencia de sus largas, perdederas o empinadas vías de aproximación.
4) Cabezo Lleroso – Collao Paramentosu – Beceña.
Sitos en la cumbre de Cabezo Lleroso se fija el emplazamiento de Beceña, pues la ruta hasta esta majada se interna en uno de los terrenos más perdederos de los Picos de Europa. Los mismos pastores se extrañaban cuando veían aparecer por Ondón a los montañeros que afirmaban venir de Cabezo Llorosos cuando la montaña estaba tomada por la espesa niebla. Claro, que dichos montañeros contaban con una ventaja, de la que no se dispone en este momento: Realizaban un recorrido de ida y vuelta, de modo que para el descenso tenían el sendero recién examinado y los puntos de referencia bien asimilados.
Por el contrario, ahora se inicia un descenso por terreno desconocido y de gran complejidad, con escasas posibilidades de dar con el camino correcto. La juguetona niebla puede dar más de un disgusto. De ahí la necesidad de observar con todo detalle el emplazamiento de la majada de Beceña. Este enclave forma un valle estrecho de pastizal donde confluyen los planos de las vertientes oriental de Cabezo Llorosos y occidental de las estribaciones del Alto La Peña o El Cuetón (de Llerosos). Tal vaguada de verdor, resplandece entre el mundo cárstico al que se pretende acceder. La majada de Beceña se sitúa en la misma línea imaginaria que marca los lindes del Parque Nacional de Los Picos de Europa que, hacia el Este, enlaza esta majada de Beceña, la charca de San Llago y el Alto La Peña.
La charca de San Llago está situada en un escalón superior, y también destaca por la larga banda de pasto en que se encuentra. Al fondo el Alto la Peña y toda la cuerda de canto que desciende hasta La Raxuca, pico erigido como jito indicador de la Canal de Las Bobias, pasada la altura de Ondón y dominante de esta esquina del Macizo Occidental, que asiste a la mecedura de los ríos Cares y Duje, en el entorno de Poncebos.
Fijadas las referencias se vuelve a bajar hasta el Collao Paramentosu (1696 m.). En la collada se toma un sendero que inicia su andadura, con sentido Este, sobre la calva terrosa argayada del final del valle de Fuentes de Rama. Se continúa por las cimeras que delimitan esta canal hasta llegar a una zona de pasto acosado por el matorral. En este tramo poca altura se ha perdido, la calva terrosa del Collao Paramentosu todavía se divisa casi a la misma altura de estos altos de la Canal de Fuentes de Rama.
Debe recordarse que Beceña se encuentra al Este de Cabezo Llorosos, y estos altos de la Canal de Fuentes de Rama también están al Este (un poco desviados algo a la derecha), pero del Collao Paramentosu. Por ello, se gira para corregir la desviación, como una abeja que evita un obstáculo. Por esta campa se toma sentido Nordeste asomando a un cabezo en que se inicia una loma donde el matorral y pasto se imponen a los afloramientos calizos. Corre la loma paralela a un torrente, canal o canalón de pedrera que la baja delimitando por la izquierda. Según se desciende por la loma se forma el canto que cierra este costado, canto con morro intermedio de pastizal, pero con barrera de llambria y pedregal que vierten sobre el canalón.
A la derecha, a contramano y tangencial a este descenso, un pequeño salto de llambria donde destaca una doble tajada en la más destacada y vertical.
Al final de la loma una vereda gira aún más hacia la derecha cortando los cantos del cabezo tras el que se esconde la majada. La difusa vereda pronto deja ver la verde y recóndita vega de Beceña, reconocible por la charca “marronácea” de su centro. Extendiendo la vista más allá de este largo valle, al fondo se recortan las morras o picos más reconocidos del Macizo de Ándara, gracias al declive de Los Urrieles que no logra la altura suficiente para taparlos.
Entra el sendero en Beceña por la cuesta que baja directa al través de la charca. Por el otro costado se enlaza con el camino que viene vertebrando esta alargada vega. Pasa junto a una cabaña sin techo. Otra mejor conservada se esquina en el aparte central de la vega. El bebedero espera unos metros más adelante, quizá traída de una balsa oculta en una campera superior, a la que se dirige un sendero secundario.
5) Beceña – Valleyu Terenosu – Ondón.
Quienes han recorrido el camino que sube de Ondón a Beceña saben que no plantea mayor problema de orientación. Pero ahora el recorrido debe hacerse en sentido contrario, de Beceña a Ondón. En este caso lo más probable será no encontrar el sendero.
Se sale de Beceña del mismo bebedero, por el sendero de tierra que se traía (por la izquierda del valle). Siempre por la senda que más se pega a esta peña para un leve ascenso a la campera siguiente. Aquí es donde debe dejarse el sendero que continúa por el final del valle, incluso jitado, pues transcurre por el lateral opuesto del canto que cierra el Valleyu Terenosu, y se mete directo en un canalón precipitado sobre las veredas que proceden de Cuestas Sagradas.
Como el Valleyu Terenosu discurre justo por el lado contrario, ha de buscarse la entrada más arriba. Por eso, en la campera referida anteriormente, se coge una senda que remonta cuesta arriba (Este) a meterse por una cueñe. Al otro lado el sendero entra en una pequeña hoyada que libra por arriba, pero girando definitivamente al Norte. Este pisado sendero sube a una campera con restos de corros, intermedia entre Beceña y Sanllagu.
Dejando la senda principal en la hoyada, debe buscarse una vereda con dirección Este. Pasando esta zona lapiaz se sale a otra mancha de campera. Al otro lado están las entradas al Valleyu Terenosu (200 m. en línea recta desde la hoyada). Las veredas de salida de este canalón también suben directas a la campera con los corros, 300 m. más arriba.
Una ver localizada la entrada en el Valleyu Terenosu sólo hay que meterse dentro de este canalizo, donde empieza a marcarse la senda que lo recorre. El valleyu es una línea directa que baja hacia el Sudeste. Más abajo se hace algo más ancho y el sendero se marca mucho más en la cuesta de matorral.
Al final, mediante escorzos de cueñes ceñidas gira doblando la peña. Evita un valle de pastizal (también paso a les vegas inferiores de Ondón), tirando al Norte por una enorme pedrera. El camino aquí es bastante evidente. Esta pedriza choca con el Paré de Ondón, misma peña por la que baja la Canal Larga (directa desde Sanllagu). Esta empinada canal recibe otras dos paralelas. La central cegada, pero la de la izquierda (según se mira a nuestras espaldas) es la más usada en el descenso desde aquella laguna.
La senda se pega al paré y por la brecha el Jorcáu entra en el valle de Friero, donde está la fuente de Ondón, con las cabañas recortándose al fondo, con el indescriptible paisaje pintado como telón.
El camino pasa por encima de la fuente. Puede bajarse hasta ella. Cerrando este manantial nacido en la peña se ha habilitado un bebedero. El sobrante inunda las llamargas del fondo de Friero. Fue una de las aguas más puras de los Picos de Europa. Hoy en día no hay que ser muy aprensivo para rellenar el agua de la fuente.
Las buenas cabañas de Ondón se tumban al sol en la boca de Friero. Esta majada, plantada en las camperas recogidas bajo los bajíos del Alto La Peña, recibe los rayos del sol cual girasol, sin ningún obstáculo que impida su elección como una de las más guapas majadas de los Picos de Europa. Con la mirada fija en el Picu Urriellu, perfila los relieves de los dioses del entorno: el Macizo de Ándara, la tajada de las Salidas de Bulnes, el Murallón de Amuesa, los Albos, Cuestas Sagradas, en la apertura de la Garganta del Cares, y la mismísima Peña Santa de Castilla. Y, quizás, el silencio de unos pastores que ya no hacen majada en este enclave de altos y fértiles pastos.
6) Ondón – Canal de Las Bobias – Camarmeña.
La Raxuca (Este) se eleva como punta extrema de este canto del Alto La Peña, y jito indicador de la boca de la Canal de Las Bobias.
Ondón se sitúa estratégicamente en un canto vigía de una banda tumbada de pastizal, remanso de descanso de las vistosas laderas calizas que apuntan a La Raxuca y faja prendida sobre el costado de fallas que penden sobre la Dehesa de Pregüeles.
El sendero de tierra se deja bajar del cotero de las vigilantes cabañas, disfrutando de una larga tirada por esta banda envidiada incluso por los vecinos del lejano Valdeón, hasta los que llega su amplia mirada.
El final de esta ancha traviesa descansa en la Vega La Bobia. Esta campera guarda la llave de entrada a la Canal de Las Bobias. Esquinado bajo la vertical de La Raxuca se aprieta el canalón de entrada en la vasta Canal de Las Bobias.
El camino pone en evidencia un glorioso pasado de trasiego pastoril. Traza sucesivas y cortas revueltas para acomodarse a este estrecho callejo, breve prólogo a una canal de bastante amplitud y considerable desnivel; una rampa directa a los mismos bajíos del Cares, en los confines de su Garganta Divina. Escoltada por los verticales paredones descendientes de La Raxuca, presenta –por el otro costado- cantos menos altivos que permiten la compañía visual de Los Urrieles. En línea con la Canal de Las Bobias se muestra todo el arco final del Desfiladero del río Duje, que se abre paso entre Peña Maín y Portudera, con el inexpugnable baluarte del Ariscu Sonllanu.
Tras el revoltoso estrechamiento inicial, el camino tiende hacia la parte derecha de la canal, apartándose de los abismales cortes calizos de La Raxuca y de los canchales de sus bajíos. Tras esta tirada lineal vuelve a trazar nuevos tornos, para salvar el cambio de rasante de esta cimera de la canal. Este mal tramo de grijillo deslizante descansa en la cabaña de Esmenadorio, donde ya se encuentran los primeros prados muriados. La fuente (un manantial con tropezones) se encuentra a mano derecha, en el sendero de la majada de Pandespines, en el canto que cierra la canal por este lado.
Pasada la cabaña de Esmenadorio tira el camino por su canto, entre las murias de los prados. Dobla éste, de nuevo trazando sucesivas y cortas revueltas, para dejarse caer al costado izquierdo del mismo. Saliéndose unos metros del camino brota otra fuente más cristalina.
El sendero cruza una torrentera reseca y faldea para tocar las altísimas paredes del lado izquierdo de la canal, estribaciones de La Raxuca. La Canal de Las Bobias, sin perder inclinación, toma otra tonalidad. Prados y bosque toman el centro de la canal, con alguna singular cabaña oteando estos bajíos de Las Bobias.
Se comprime el camino entre la peña y las murias. Con tramos escalonados choca con La Cueva, una inmensa cavidad bien aprovechada para guardar los rebaños de Camarmeña. Destaca, igualmente, un camino muriado se trepa por la peña hacia una portilla colgada en el abismo: la utilización racional de los escasos recursos naturales.
El camino se abre a una breve cuesta, al ceder los abismales contrafuertes de La Raxuca. Al final de la cuesta el camino dobla el canto a la derecha tajándose hacia un bajo paré. Al abrigo de la nozaleda se recala en el pueblo de Camarmeña.
Las casas altas aprovechan los resquicios de la peña sobre la que se asienta la oculta ería de Camarmeña. También en la parte alta del pueblo está el mirador del Naranjo, con bancos y fuente.
Sus contadas callejuelas cuentan con suave empedrado. La llegada de la carretera le ha dado nueva vida a Camarmeña, contando con un cuidado alojamiento rural. En la parte baja destaca la pequeña iglesia de San Pedro, que define la ruda existencia de un pueblo de los riscos de Cabrales.
7) Camarmeña – Puente Poncebos.
La ilusión de un montañero: ¡Bajar por la carretera!.
Camarmeña cuenta con dos senderos que bajan bastante directos a las orillas del Cares. Además, una buena excusa para dejar el sufrido asfalto y retorcerse por esos viejos caminos está en encontrarse su entrada al lado de sendos bares de Camarmeña.
Sin bajar hasta la iglesia, se coge el ramal que sube a la colorida Casa Lobeto. Pasando al lado de su terraza baja uno de los caminos de Camarmeña, justo bajo el extremo del Canal del Cares, donde sus aguas se precipitan en los tubos de la Central de Poncebos. Este camino se desdobla en dos, en una horcadita formada por un contrafuerte rocoso. Uno sigue la vertical de estos voluminosos tubos y toca la misma carretera de Camarmeña. Muere en los establecimientos hosteleros de La Trapa, en el entorno de Poncebos. El otro ramal, hace tiempo afectado por un argayo, llega al mismo embalse de Poncebos.
Otro de los caminos de Camarmeña era común en su inicio con el de Bulnes. Se coge junto al bar de La Fuentina. Enlaza con la zona final de aparcamiento de la Senda del Cares, cerca del camino antiguo de las Salidas de Bulnes. En este entronque destaca el puente colgado sobre la torrentera de sobrantes del Canal del Cares y las escondidas Maseras de Caleyo.
Alternativa (segundo día):
DIFICULTAD:
Media.
DURACIÓN:
5 horas.
DESNIVEL:
Insignificante en ascenso y unos 1400 metros de bajada. Dentro del desnivel de descenso, destacan los prácticamente 1100 m. directos desde la Cabeza Cayarga hasta la Senda del Cares, en Culiembro (con el pequeño descanso de Vega Maor y vegas anexas).
DESCRIPCIÓN:
Este año el GM Llama Ello programó dentro de sus actividades “La Senda del Cares”. Este camino de servicio del canal agua que alimenta la Central Hidroeléctrica de Poncebos recorre todos los cantiles de la “Garganta Divina”. Río y peña comparten camino con las angostas canales que bajan al río Cares.
Esta ruta alternativa de la pernocta en la Vega de Ario pretende recorrer alguna de las vegas y majadas que definen lo que fue la Garganta, pues río, peña y canales no abarcan toda la significación de esta tajada del Cares, pues las canales carecerían de sentido si no fueran más que líneas sin sentido. Por estas canales se imaginaron caminos con el objetivo de alcanzar vegas y pastos, en apariencia imposibles, donde se emplazaron guapísimas majadas, ahora casi sin vida.
Vega Maor, en Onís, y Ostón, en Cabrales, aún retienen un aliento de ese remoto pasado, detenido en el tiempo en un marco pictórico de indescriptible belleza, donde las crónicas cantan las hazañas de una controvertida batalla que, tras el primer embate, se libró en escapada por estas imposibles peñas.
1) Vega de Ario – Collao Moandi – Sierra Buena.
Este tramo de la ruta alternativa coincide con el descrito en el primer punto de la ruta principal de esta segunda jornada de la pernocta, un recorrido mayormente descendente bordeando la Cabeza La Forma, Cabeza Las Campanas, Porrón de Moandi y la Cabeza Cayarga. Como esta última señala la depresión de Sierra Buena y goza de amplias vistas, no hay mayor problema en ascender a su cima.
Esta cumbre comparte, junto con la Cabeza Xatera y el Canto Moscadorio, la primacía como mirador de la guapa hondonada de pastizal a la que se encaminan nuestros pasos; pues Vega Maor es majada de Onís con entrada por los collados de Camplengo y de Sierra Buena, formados precisamente por estas tres montañas.
2) Sierra Buena – Pozo Los Texos – Vega Maor – Vega Los Corros – Majada de Ostón.
El collado de Sierra Buena (1427 m.) pierde, en su cimera, la perspectiva de la planicie de Vega Maor, entorpecida por los contrafuertes de Cabeza Cayarga. Mas en los primeros pasos de descenso, hacia la vertiente del río Cares, se corrige este ligero inconveniente.
El sendero suelta la vereda que se interna en la vira caliza que busca paso al Collao Camplengo, por donde discurre la ruta descrita anteriormente, y gira para embocar directa a la verde hondonada de Vega Maor. Esta canal nacida en Sierra Buena sigue un trazado, ahora lineal, que apunta al Este. En el remanso de la acanaladura, donde vierte sus correntías polvorientas a los pastizales de Vega Maor, sorprende, por lo inesperado y temible, el Pozo Los Texos. La boca de esta oscura sima presenta tales dimensiones que amenaza con engullir la montaña que la rodea. Un pozo de tales proporciones pudo inspirar a Julio Verne al escribir su novela “Viaje al centro de la Tierra”.
Un lomo calizo, medio dormido, sestea en el centro de la vega. En la parte donde iría enterrada la cabeza de ese ser se apila el mayor número de cabañas y ruinas de Vega Maor. Un solitario pastor mantiene aún con vida este paraje. Hace majada en este apartado rincón de Onís, ordeñando los rebaños que convierten el rico pasto en excelente queso.
El sendero sigue camino. Apura en leve ascenso la campera, para sortear la pequeña barrera rocosa que separa Vega Maor de la vega subsiguiente, la Vega Los Corros. Esta campera alinea en su fondo tres o cuatro charcas en fase de colmatación. Quizás la última aguante algún estío más. La vereda evita el lecho de la vega, buscando el costado derecho. Entra así en un breve canalón que escapa del fondo extremo de esta guapa sucesión de vegas.
El cambio de rasante del canalón marca la entrada al Valle La Texa, una canal de enlace de puertos, nunca de separación, pues los linderos de los concejos de Onís y de Cabrales son más líneas en el mapa que barreras humanas. Vega Maor y el Puerto de Ostón están unidos por los últimos vestigios de vida pastoril, siendo frecuentes las visitas de los únicos pastores de ambas majadas.
El Valle La Texa es la continuación natural de la Canal de La Raya, que sí vierte directa al Cares. Un sendero sale del Valle La Texa con tendencia a la derecha (señalizado como sendero de gran recorrido: GR Ruta de la Reconquista), mano en la que se encuentra la majada de Ostón. Pero tampoco hay mayor problema en bajar por todo el valle. En el tramo final se enlaza con el sendero que sube de la Canal de La Raya y con el que viene de la fuente de Ostón, sita en la cimera de esta canal.
La majada de Ostón es fácilmente reconocible, no hay otra majada igual, si cabe una de las más afamadas de los Picos de Europa. Aquí, en una de las gargantas más sublimes del mundo, el Puerto de Ostón vive pendiente del abismo. Con la atenta vigía de la Peña de Ostón (1063 m.), en cuyo regazo la majada recibe la caricia del sol de mediodía, casi asomando la historia de Culiembro.
Pero el Puerto de Ostón es algo más que cabañas y pastos, pues cierra una importante extensión de prados muriados, con compartidos lindes arbustivos. De ahí que el camino de la Canal de La Raya (que en realidad sólo la conoce en su inicio en La Viña), se aparte hacia la parte más basta el puerto, el canto que lo separa de la Canal de La Raya, propiamente dicha.
No es hasta que ha ganado bastante altura, cuando el sendero inicia su travesía hacia la majada. De ahí que, en dicha travesía, reciba las veredas bajadas del Valle La Texa y la variante más directa hacia la majada. Estas líneas de sendero pasean sobre las murias superiores de los prados del Puerto de Ostón hasta recalar a las puertas donde, durante muchísimos años, vivió Presente.
No conoce Ostón quien no se haya asomado a La Peña. Esta atalaya del Puerto de Ostón es jito natural para quienes se asoman desde Vega Maor, y bastión desafiante para quienes, desde Los Collaos, descubren un puerto mangado en los riscos centrales de la Garganta del Cares. Pero La Peña se inclina ante la grandeza del Macizo Central, con la desconocida figura de los Cuetos del Trave y la no menos hermosa majada de Montellué, en las faldas de un hayedo que tiñe de verde el macizo de la caliza.
3) Majada de Ostón – Canal de Culiembro – Majada de Culiembro.
En el collado anejo a la majada (1002 m.), sito en el canto de La Peña, se coge el sendero que pierde altura por una panda colgada sobre el canalón superior de Culiembro.
Doblando, a duras penas, los peñascos que delimitan el canalón entra definitivamente en la Canal de Culiembro. Esta canal tiene dos tramos bien diferenciados. Ahora se entra en un angosto y rectilíneo canalón por cuyas entrañas se retuerce en tornos ceñidos un buen camino de pasado glorioso y futuro incierto.
Si la Canal de La Raya tiene su continuación en la Canal de Sabugo, en la vertiente de Los Urrieles; la Canal de Culiembro tiene también imagen desfigurada en la Canal de Piedra Bellida, que une las orillas del río Cares con la meseta de Amuesa (Amosa, según las crónicas que relatan la Batalla de Covadonga). En esta claustrofóbica tajadura no hallan los ojos más visión que la Canal de Piedra Bellida.
Sí destaca, dentro del mundo de Culiembro, La Atalaya, una inexpugnable aguja, bajo cuya pared se esconde la Cueva Posadorio.
Esta cavidad fue agujereada por la madre naturaleza en plena pared, y explotada por el ingenio del hombre gracias a su conocimiento en caminos muriados esparcidos por todos los rincones de la garganta. La cueva es un refugio del ganado inaccesible para los depredadores como lo fue la Santa Cueva para las huestes de Alkama.
La cueva marca la segunda parte de la Canal de Culiembro. Cede la angostura y el camino se abre en largos zigzag por un terreno más amplio. A la vera del sendero mana la fuente Gonzomera, un agradecido manantial.
La canal se va hundiendo en las profundidades de la Garganta Divina. A cada paso se aproxima más a la majada de Culiembro. La senda se cuela entre sus nogales, donde también se refugian las cabañas. Cuenta con un bebedero que va perdiendo agua a cada año que pasa. El sendero muere en el camino de servicio del canal de aguas que surte a la Central Hidroeléctrica de Poncebos, la conocida como “Senda del Cares”.
4) Majada de Culiembro – Senda del Cares – Poncebos.
Culiembro está a 6,9 km. de Poncebos y a 3,8 desde Caín, según cuenta una de las nuevas placas que se suceden a lo largo del trayecto (como ya referí en su día al describir la ruta del Cares, prevista también para la pasada primavera de este año).
Reseñar, simplemente, que en el siguiente punto del camino descrito en su momento, se encuentra La Viña, majada apostada a la vera de La Senda, en los últimos respiros de la Canal de La Raya. El sendero que baja desde Ostón por esta canal bien puede tratarse de un atajo, pero es algo menos franco para una ruta alternativa.
Coronados Los Collaos no viene mal echar una vista atrás para una última mirada de la Garganta del Cares, distinta de la echada hace unos tres meses, donde las cabezas de la Vega de Ario y el Puerto de Ostón no eran más que pastos y picos desconocidos, una piedra más y un pequeño mosaico de verde tonalidad colocados en una garganta de piedras y más piedras, con algún retal de pastizal descolgado; eso sí, regados por un río de aguas esmeralda.