PUNTO PARTIDA:
En Ardisana (181 metros). En Posada de Llanes tenemos que coger la carretera autonómica AS-115 que va al Alto de las Estazadas y Cabrales. Por esta carretera pasamos por el pueblo de Vibaño (el más grande de la zona), y poco más allá, aproximadamente en el punto kilométrico 5,9, en Puente Nuevo, tenemos que tomar hacia la derecha la carretera local LLN-14.Por esta otra carretera circulamos aproximadamente 1,2 km., hasta llegar a un cruce donde a la izquierda hay una pequeña ermita, y donde debemos tomar hacia ese lado la carretera local LLN-15, por la que llegamos directamente hasta el pueblo de Ardisana.
DIFICULTAD:
Fácil.
DURACIÓN:
5 horas.
DESNIVEL:
685 metros.
CARTOGRAFÍA:
31-IV del IGN, escala 1:25.000.
DESCRIPCIÓN: Partimos de Ardisana en dirección Sur, primeramente por una caleya bordeada por cuadras a la derecha, y prados a la izquierda,con la presencia del Cuetu La Cueria o Berracabra que iremos dejando a nuestra derecha.
La caleya finaliza al pie de unos prados cercados, hacia los que nos adentramos para atravesarlos y salir a la parte alta de los mismos, en los linderos del Cuetu La Roce, que iremos bordeando por su margen derecha,en una zona de mucho barro.
Seguimos bordeando el Cuetu la Roce, dejando la zona de pradería para entrar en otra de monte bajo y cotoya, pero que en su parte alta conserva aún lo que era una considerable mancha boscosa de castaños.
Atravesamos esta zona aprovechando cualquiera de los senderos pateado por el ganado,sobre todo caballos,con tendencia a tirarnos hacia abajo para alcanzar una pista de tierra que sale desde el mismo pueblo de Ardisana bordeando el ya mencionado Cuetu La Cueria, pero por la vertiente opuesta a por donde nosotros hemos salido.
A esta pista viene a confluir por la margen izquierda otra pista procedente también de Ardisana, pero que bordea por detrás el Cuetu La Roce.
Un poco más arriba llegamos al lugar donde cierra el paso una portilla metálica, que tras cruzarla dejamos la pista y nos tiramos a la derecha, barranco abajo para alcanzar el fondo del cauce del arroyo Orticeda, en el lugar conocido como por "l´Olla el Ríu", por donde encontraremos alguna curiosa cueva originada debido a las propias características geológicas del terreno, a base de pudingas.
La pista prosigue valle arriba con dirección a la mayá de Orticeda, donde poco antes de llegar a la misma se encuentra la "Cueva del Tiempu", y donde según las historias de los viejos pastores, introducían la mano para saber qué tiempo iba a hacer: si dentro del cuevu hacía frío, era señal de buen tiempo, y viceversa.
Tras cruzar el arroyo iniciamos la subida por la ladera oriental del pico Amporios, al principio sin que exista un camino definido,y atravesando pequeñas manchas de vegetación de cotoya y helecho, pero que en esta época invernal están muy mermadas y marchitas, por lo que se puede atravesar con facilidad.
Poco más arriba, casi a mitad de ladera, cogemos un claro y visible sendero que va trazando continuas zig-zags y por el que se sube cómodamente, aunque requiere el esfuerzo que exige el desnivel a salvar.
En lo alto de la ladera alcanzamos las praderías de la Vega de Amporios, por donde encontramos pastando bastante cantidad de vacas y caballos, y que tras atravesarlas nos conducen a la, coronada únicamente por un pequeño montón de piedras,que sin embargo no esconde buzón de cumbres alguno, ni nada similar, pero que nos regala unas bonitas vistas panorámicas, especialmente hacia el valle de Ardisana.
Una corta bajada en la otra vertiente nos deja en la majada de Amporios, donde aún se mantienenen pie las ruinas de varias cabañas de piedra,cobijadas al abrigo de unos fresnos, y por delante de las cuales se extiende un cercado prado que en parte conserva la muria de piedra que lo circundaba.
Esta braña fue en sus buenos tiempos un lugar lleno de vida, donde entre marzo y octubre vivían de manera permanente cinco familias, con sus correspondientes animales domésticos. Realizaban las tareas propias de este tipo de asentamientos, recogiendo hierba para almacenarla tras su secado con vistas al invierno, cuidando el ganado, los prados y montes que servían de sustento a los mismos, y elaborando quesos y otros productos lácteos.
Desde la majada tomamos un sendero que sale con dirección suroeste, faldeando al principio sin casi ganar ni perder altura, por la ladera de las estribaciones del Cantu Jocica.
Proseguimos la marcha por ese visible sendero, ganando muy poco a poco algo de altura, al tiempo que nos vamos adentrando por el bosque de las laderas del Bedugal, ya bajo las estribaciones más escabrosas de la Cabeza La Jaya.
El sendero recorre tramos bastante embarrados, y teniendo que sortear unos cuantos árboles caídos, al tiempo que podemos encontrar bonitos ejemplares de hayas tapizadas en toda su corteza por una fina y suave capa de verde musgo. Tras recorrer toda esta extensa ladera alcanzamos un despejado collado (610 metros).
Desde el collado seguimos bordeando toda esta ladera, procurando en la medida de lo posible no perder altura, encontrando algún difuminado y precario sendero que discurre casi arrimado a las peñas, por un paraje de gran belleza que va atravesando otra zona boscosa que ofrece el contraste de poder encontrar pinos, hayas y aislados ejemplares de tejos, alguno de los cuales tiene hundidas sus raíces en lo más profundo de los peñascales.
De esta manera salimos a otro despejado collado (590 metros) ubicado sobre lo que sería el hombro del contrafuerte que desciende desde la cumbre de La Cabeza La Jaya, y por el que damos vistas hacia el valle del arroyo Acebal.
Ahí tomamos otro de esos difuminados senderos que nos lleva directamente hasta la majada de La Ablanosa.
La majada de la Ablanosa (620 metros de altitud), ubicada en la ladera meridional de La Cabeza La Jaya,con orientación Sur, está compuesta por un buen número de cabañas de piedra,algunas en ruinas y caídas, aunque otras aún se conservan y mantienen en pie, utilizándose como cuadras. Podemos contemplar otra que más que cabaña bien se le podría considerar como auténtica vivienda, pues en su interior aún hoy en día se encuentran lo que fueron los enseres, muebles, y utensilios que se pueden encontrar en cualquier hogar que esté habitado de manera continuada y permanente. Todo ello pudiera dar una ligera idea del esplendor y vida que había en estas majadas o brañas, y de la intensa actividad que en ellas se desarrollaba. Supone una auténtica lástima que toda esta herencia etnográfica que nuestros cercanos antepasados nos están dejando, se pierda de manera irremisible, pues casi con toda seguridad que de aquí a pocos lustros, ya no quedarán ni las piedras.
Desde la misma majada comenzamos a remontar la empinada y despejada ladera por la que alcanzamos la cumbre de La Cabeza La Jaya. No hay camino ni sendero, pero se sube bastante bien y sin problema alguno.
La Cabeza La Jaya, modesta y amplia cumbre de 766 metros de altura, está coronada por otro montículo de piedras, que tampoco albergaba buzón de cumbres, ni tansiquiera el simple botecito de carrete de fotos o similar donde poder dejar nuestra tarjeta.
Las vistas que este lugar nos ofrece hacia la vertiente septentrional, son prácticamente las mismas que pudimos contemplar desde el pico Amporios, aunque con el mayor ángulo visual que supone la diferencia de altura entre ambos lugares.
Todo lo contrario sucede hacia la vertiente meridional, pues nos regala unas vistas impresionantes de toda la crestería longitudinal de la Sierra de Hibeo, en la que podemos claramente apreciar su altura más significativa, el propio pico Hibeo, de 873 metros.
Las vistas que este lugar nos ofrece hacia la vertiente septentrional, son prácticamente las mismas que pudimos contemplar desde el pico Amporios, aunque con el mayor ángulo visual que supone la diferencia de altura entre ambos lugares. Todo lo contrario sucede hacia la vertiente meridional, pues nos regala unas vistas impresionantes de toda la crestería longitudinal de la Sierra de Hibeo, en la que podemos claramente apreciar su altura más significativa, el propio pico Hibeo, de 873 metros. El lugar permite contemplar una fabulosa vista de la Sierra de Escapa y toda la enorme cantidad de montes existentes entre los concejos de Cangas de Onís, Ribadesella y Llanes; así como buena parte del litoral llanisco, la Sierra del Cuera, y como no, los Picos de Europa.
Descendemos la empinada ladera para situarnos en el collado Carcavón, un longitudinal lomo u hombro ubicado entre el valle del arroyo del Acebal, que se despliega a nuestra derecha, y la cabecera alta del arroyo de Orticera a nuestra izquierda.
Atravesamos el largo collado, dirigiéndonos rectilíneamente a las estribaciones de la propia Sierra de Hibeo, al pie de las cuales encontramos y tomamos otro sendero. Desde aquí, y mirando un poco hacia la izquierda en dirección a la ladera, podemos ver un crestón rocoso que se recorta contra el horizonte del cielo,cuya silueta se asemeja grandemente al de una mujer,con su moño y todo en la parte trasera de la cabeza.Luego, preguntando en el pueblo nos comentaron que por aquí se la conoce como "La Señorina". Aunque parodiando en cierta forma el celebre retrato de Leonardo da Vinci "La Mona Lisa" y aprovechando el topónimo existente por esta zona, bien se la podría llamar "La Juralisa".
Por ese sendero vamos subiendo en diagonal, con progresión hacia la margen izquierdade la ladera, pasando justamente por detrás de la roca de "La Señorina" que ahora y de cerca ya ha perdido, si no su encanto, sí todas sus formas de mujer.
Una entretenida subida que nos va sacando a la parte alta de la crestería de la Sierra de Hibeo, por zona mixta de pradería y roquedo.
Alcanzamos la crestería por el amplio y despejado collado Pozabal (755 metros), desde el que contemplamos a uno y otro lado su perfil longitudinal de dientes de sierra.
Proseguimos la marcha por la cumbrera, aunque bordeando estos peñones calizos que se interponen por delante, para no tener que ganar altura para luego perderla, y porque además la caliza, como ya sabemos, no es grata de caminar.
Bordeando esta peña por su ladera derecha, podemos contemplar al frente y un poco más hacia abajo la pequeña laguna artificial ubicada en la poza de Los Collaos, y más al fondo la loma del pico Tebia.
Salimos así a un collado que nos deja al pie mismo de la cumbre del Hibeo, al que ascendemos tras una corta y no demasiado exigente subida.
El pico Hibeo (873 metros de altitud), al que también se le conoce como Cabeza Juralisa, está coronado por un mojón de hormigón correspondiente al vértice geodésico, y al lado un montículo de piedras tan grande como aquel, y al pie de los cuales está situado a ras de suelo el bote cilíndrico de hierro de buzón de cumbres, que tiene adosada una placa en la que aún se puede leer:
"Pico Hibeo 897 metros. Montañeros de Rivayagüe Oviedo. 12-12-82".
Desde la cima del Hibeo se pueden ver los tres macizos de los Picos de Europa hacia el Sur, Por el Este está la sierra del Cuera y por el Norte las sierras de La Cubeta y Escapa, además de la costa Cantábrica. También podemos ver el valle del arroyo de Orticeda, por donde hemos subido a la Peña Amporios, que también vemos claramente, así como la Cabeza La Jaya y el collado Carcavón.
Para volver a Ardisana seguimos por la misma crestería de la sierra con dirección Este, pasando junto a otro gran túmulo de piedras que marca el lugar a partir del cual comenzamos un ligero descenso que nos lleva a atravesar varias pequeñas y recogidas vegas de verdes y jugosos pastizales, por donde se pueden encontrar pastando algunas ovejas y caballos.
Se alcanza una amplia y despejada campera en mitad de la cual se asienta una solitaria cabaña de piedra medio en ruinas. Mirando hacia atrás aún alcanzamos a divisar claramente lacumbre del pico Hibeo.
Dejamos atrás la campera, desviándonos hacia la izquierda con intención de arrimarnos nuevamente hacia lo más escabroso de la crestería, encontrando un casi escondido collado que nos asoma hacia la vertienteseptentrional de la sierra.
Desde ese collado arranca en diagonal un sendero que discurre ladera abajo de la Peña La Salgar, por un terreno de roca cuarcítica, en unos tramos embarrados y en otros con suelo empedrado,lo que denota que era un ancestral camino de paso y subida hacia lo alto de lasierra.
Largo tramo de bajada por esta ladera que nos permite contemplar con detenimiento toda la cabecera de la parte alta del valle, conunas cárcabas o barrancos donde nace el arroyo Blanco.
El camino llevadirectamente al Colláu Braniella(501 metros), ubicado entre el pico La Peña y la propia Peña La Salgar, donde quedan restos de una cabañade de piedra y un pequeño abrevadero que recoge las aguas de las fuentes que manan por la ladera.
Unos metros más abajo del colláu encontramos una buena fuente donde poder refrescarnos y aprovisionarnos de agua.
El camino de bajada desde la fuente es evidente, pues el sendero prosigue hacia abajo por la derecha de la riega por donde discurren las aguas sobrantes, que dan origen a un pequeño regato. Sin embargo,nosotros tomamos otro sendero que sale más bien hacia la izquierda por la despejada ladera, para luego tirar hacia abajo siguiendo el rumbo que nos marca otra cárcaba.
Hasta alcanzar el fondo del valle por donde cruzamos el cauce del arroyo Blanco, junto a una cuidada cabaña de piedra construida y arrimada bajo un entrante de la peña.
Junto a la cabaña tomamos un sendero, que hacia la izquierda prosigue por el cauce del arroyo arriba, y bajo las estribaciones de la Cabeza la Limpia, con dirección a un collado, pero que nosotros seguimos en la dirección opuesta, siguiendo el arroyo hacia abajo, y que se va convirtiendo en un camino de trazado más ancho, pudiendo ver instaladas gomas de tubería negra para la captación de agua jalonando su recorrido, y algún que otro depósito de agua con ese objetivo.
Durante un tramo el camino discurre por la margen derecha del arroyo, pero luego lo cruza para proseguir la marcha por la ribera opuesta.
A la izquierda de nuestra marcha veremos una imponente casa aislada situada en lo alto de una pequeña loma y rodeada de prados, a la que el camino va bordeando hasta salir a una pista asfaltada de buen trazado y rodadura, uno de cuyos ramales se dirige hacia el mencionado caserón. En pocos minutos llegamos nuevamente al pueblo de Ardisana. La alternativa mucho más sencilla es:
DIFICULTAD:
Fácil.
DURACIÓN:
4 horas 30 minutos.
DESNIVEL:
300 metros.
DESCRIPCIÓN:
La ruta comienza en la localidad de La Venta, a 50 metros de Puentenuevo, pequeño núcleo rural situado al borde de la carretera AS-115, que comunica Posada de Llanes con el alto de las Estazadas y Cabrales, y distante 13 km de la villa de Llanes, y discurre por el valle llanisco de Ardisana.
A partir de aquí y siguiendo las flechas indicadoras se llegará, a veces por caminos y pistas y en algunos tramos por carretera, a las localidades de Gomezán, La Maletería, Palaciu, Ardisana y Ricaliente.
El Pataricu, que vigila con un solo ojo, el Nuberu, rey de las lluvias y las tormentas, el Cuélebre, custodio de tesoros y princesas, el Busgosu, guardián de los bosques, y muchos personajes queridos nos ayudarán a descubrir una buena parte de historia más cercana y más querida del valle de Ardisana.
En Ricaliente, entre el conjunto de hórreos y junto a la figura de La Castañera, termina la ruta. A partir de aquí, la manera más fácil de volver a La Venta es por la carretera local LL-14 (2 km, aproximadamente).