PUNTO PARTIDA:
Bejes (Cillorigo de Liébana) (590 metros).
DIFICULTAD:
Media.
DURACIÓN:
7 horas.
DESNIVEL:
800 m. en ascenso y 1200 en descenso.
CARTOGRAFÍA:
56-II y IV del IGN, escala 1:25.000 y Adrados Picos de Europa, Macizos Central y Oriental, escala 1:25.000.
DESCRIPCIÓN:
Bejes comparte con Tresviso la condición de pueblos lebaniegos de la montaña. No son los más altos de la comarca, pero sí los más aislados. La configuración troncal de La Liébana, formada por un haz de valles, se desfigura en la montaña de las estribaciones de Ándara.
Carece de municipio propio, a diferencia de Tresviso, pues su incomunicación es relativa. La salida por caminos carretiles a la capital municipal de Cillorigo de Liébana, cuyo ayuntamiento se encuentra en Tama, remonta el Collao Pelea.
Los Bejesanos carecieron de carretera hasta hace pocos años. Siempre usaron las pistas mineras de Ándara. El hormigonado se hizo realidad en tiempos de la presidencia cántabra de J. Hormaechea. El asfalto esperó casi hasta la segunda decena del siglo XXI.
La carretera baja por el desfiladero del río Corvera hasta la localidad de La Hermida, en pleno desfiladero del río Deva. Es decir, no tiene comunicación directa con la capital municipal de Tama, sino que debe pasar por el municipio vecino de Peñarrubia, también en Cantabria.
Estos pueblos de la montaña de Ándara tienen un elemento común y diferenciador del resto de La Liébana, que –asimismo– los equipara con la Asturias de Cabrales: el queso Picón. De carácter artesanal, se elabora con las leches de cabras, vacas y ovejas, en los pastos de altura de los Picos de Europa. Se madura en cuevas, con preferencia, orientadas al Norte, y a más de 600 m. de altura. El moho adherido a las paredes de la cueva impregna el corazón de los quesos. Corrientes de aire subterráneo (cuevas con dos o más entradas) favorecen el tránsito de las esporas a los quesos en maduración, dando ese veteado característico del queso Picón.
Tanto en Asturias como en Cantabria, este tipo de quesos gozan de Denominación de Origen, en este caso, Denominación de Origen Picón Bejes-Tresviso.
1)Bejes.
Bejes en un vergel, un paréntesis entre las dos encañaduras del río Corvera. Los caminos de Tresviso y de Los Asturianos, lo observaban desde sus colladas y laderas. Las carretas de bueyes pasaban por sus calles, en ruta desde los hornos del Dobrillo hasta los embarcaderos de La Hermida (en los tiempos de la minería).
Este cuenco de pradera está regentado por dos barrios: La Aldea y La Quintana. Entre ambos, haciendo de promontorio sobre la margen izquierda del río de Bejes (río Corvera), repican las campanas de la iglesia de Santa María.
En el fondo de este valle cegado, también doblan las campanas por la ruina del viejo molino de la vera del arroyo.
A la altura de la iglesia, pero en la otra margen del río de Bejes, el camino de comunicación con ambos barrios, se convierte en cruce carretil. En plena bifurcación, al lado del monumento por los republicanos caídos bajo la historia de La España del siglo XX, se detiene al autocar.
2)Bejes (La Quintana) – Braña Pisaoria.
El corto ramal da la espalda a la iglesia y a La Aldea de Bejes. Sin forzar la respiración pasea hacia La Quintana de Bejes. Si el Collao de Hoja (punto final de la Sierra de Bejes) y las revueltas de la pista minera del Dobrillo definen La Aldea de Bejes, el peñasco calizo del Cueto Las Escobas (759 m.), proyecta su sombra al saliente de La Quintana.
Tras caleyar hasta el fondo de Bejes, La Quintana, la estrecha pista del Collao de Pebe (Norte del Cueto Las Escobas), trata de hacerse hueco entre las casas altas, serpenteando al Sur. Salida del barrio, gira al Noreste, para encaminarse a ese costado del peñasco.
Antes de afrontar las duras rampas de la pista, sale un ramal a la derecha, ruta marcada (¿?) para conocer el yacimiento de fósiles de Crinoideos. Los fuertes movimientos telúricos que representan, quizá fuera la causa de la devastación del área recreativa del entorno.
La pista de tierra se revuelve, de invernal a invernal, para consumirse en la nada. Se aprovecha la muria de finca de la cara Sur del Cueto Las Escobas, para coronar la collada de este lado del peñasco (721 m.).
En esta zona de collado de la Braña Pisaoria el Camino de los Asturianos corta nuestra ruta; aunque esta es una orientación que se deja caer a los rezagados de la ruta alternativa.
3)Braña Pisaoria – Pico Parijorcao – Cueto La Jontaniella.
El Cueto las Escobas es jito de paso entre la Canal de Pebe y los barrios de Bejes. De similar altura, el Cueto Cunorio (Norte), culmina el cierre de los campos de Pebe y corta sobre el desfiladero del río Corvera.
Al Sur del Cueto las Escobas, se encuentra la Braña Pisaoria, en la falda de toda una subcordillera, en uno de los extremos de Ándara. Dos caminos envuelven toda esa sierra del Parijorcao: el Camino del Monte (por la vertiente del Deva) y el Camino de los Asturianos, paso a La Liébana de los valles por el Collao Pelea.
La ciencia dice que el camino más recto entre dos puntos es la línea recta. Con esta idea y en honor a la condición de montañeros, se busca una vaguada directa entre las dos cimeras de este submacizo: el Parijorcao y el Cueto la Jontaniella.
Se reemprende la marcha desde la collada Sur del Cueto las Escobas, cuya comba viene formada por un camino ceñido entre las murias de los prados de ambas vertientes. La vasta cuesta de la Braña Pisaoria se afronta sin referencia de camino, en dirección Sudeste.
En los primeros metros de la cuesta, se pasa por la derecha de una peñuca caliza, tras de la cual asciende un búmeran de pasto. Esta figura herbácea, sube por una de sus puntas, abriendo camino entre la cuesta de matorral y los afloramientos calcáreos. Al final de esta cicatriz de la cuesta, a menos de 200 m. de la collada, se intuye la encrucijada de caminos de la sierra (el Camino del Monte y el camino superior de la cordillera del Parijorcao).
El más evidente es el Camino del Monte. Muriado, comienza a flanquear en ascenso la ladera, en dirección Nordeste. El otro sendero, lleva al valle cimero de la sierra. La referencia es la valleja a la que ahora se entra, manteniendo la dirección al Sudeste. Poco a poco se van marcando las primeras revueltas del camino, retorcidas en plena valleja de desagüe del valle.
Acabada la valleja el camino agoniza. Entra en el valle, cruzándose con sendas del ganado que lo atraviesan y otras que se desgajan de él. De la valleja la senda sale bastante esquinada en los bajíos del amplio valle. Para buscar su fondo, se tira aún más al Sudeste. Se trata de evitar una senda que dobla a la otra vertiente de la sierra. Son muchas las veredas del ganado, pues enlazan vegas recónditas en su tránsito hacia el Llano Agero (en la vertiente de manchas boscosas del Deva).
El valle está formado por una alargada hondonada, cuya línea lateral se pega a la base del Parijorcao. Las veredas del ganado, también giran hacia las vegas del centro de la vaguada. Incluso se puede coronar el canto del otro lado del valle, sobre el Camino de los Asturianos y los invernales de Panizales.
El valle es una lengua irregular, plegado entre el Parijorcao (1382 m.) y el Alto la Cuesta (1337 m.). Caminando por el canto de este promontorio, se va adquiriendo una visión de conjunto. La cuesta que da nombre a este apéndice de pico, se desliza a romper en la valleja nacida en el Collao Pelea.
Desde esta collada, puerta de paso a La Liébana del valle, sube otra senda. Remonta hasta lo cimero de la sierra entre el Alto la Cuesta y el Cueto de La Jontaniella. El cansado paseo por los cantos de Pelea, ha descuidado el trapecio calizo del Pico Parijorcao. Al alcanzar esta colladura intermedia entre el Alto la Cuesta y el Pico La Jontaniella, el Parijorcao queda desplazado al Norte. Se deben atravesar todas las ondulaciones de pastizal de la cimera del valle, para coronar este techo de la sierra.
La otra cima del recorrido cimero es el Cueto de La Jontaniella, en la misma línea de canto del Alto la Cuesta. La diferencia en altitud, respecto del Parijorcao, es inapreciable; mas el vértice geodésico de su cima dice sin palabras que es mirador de Cillorigo de Liébana. El Cueto de La Jontaniella (1352 m.) es cantado como proa de la sierra, erguida sobre la collada en que cortan los vientos de las dos Liébanas; poco mirada desde La Liébana de la montaña, y vigía solitario de La Liébana de Tama; contrafuerte final del Ándara de La Liébana del valle, y cabeza visible de los cortes del Agero.
4)Cueto la Jontaniella – Encimalacanal – Cueto Agero.
Se retroceden unos metros, para bajar a las vegas cimeras de pasto, extendidas hasta el Parijorcao. Esta línea de pradera se inicia con unas charcas de agua terrosa, pisadas por las ovejas en su afán de quitarse la sed. El mastín de los dueños del bar de Bejes controla el rebaño.
Esta poza de charcas, devola al Nordeste, en una vaguada proyectada hacia el Llano Agero. Las charcas se suceden en la cabecera de esta valleja. Encauzado el sendero de senderos cruzados, la ruta debe atender al cambio de sentido. En el tramo en que la difusa vaguada toma, en un intervalo, dirección Este, una senda se descuelga, para pasar a una vira lineal proyectada hacia el Sur-Sudeste.
La bajada apunta directa a la boca de la Canal de Agero (Encimalacanal). Precede esta brecha una solitaria cabaña. Entre la cabaña y la horcada de Encimalacanal, gira una senda para descender por el valle remansado en las praderas de Llano Agero.
La brisa remonta por la Canal de Agero, desde las orillas del Deva, refrescando la cara del que se asoma a Encimalacanal.
El canto cayente del Cueto Agero, delimita uno de los costados de la canal. A unos metros de este crestón, en ocasiones casi tocándolo, se trepa por la engorrosa pedriza de la peña. La subida es bastante corta y, además, compensa el esfuerzo realizado.
El Cueto Agero (1026 m.) es el espolón vertical de Lebeña, en La Liébana del desfiladero. El Cueto Agero es escuela de escalada cántabra y cima montañera de gran belleza; balcón despeñado sobre una lágrima verde del Desfiladero de La Hermida, y mirada de águila sobre una de las joyas del prerrománico mozárabe: la iglesia de Santa María de Lebeña.
5)Encimalacanal – Canal de Agero – Allende (Lebeña).
Encimalacanal es la horcada sita “encima de la Canal del Agero”. Por esta brecha se descuelga la ruta. La Canal de Agero asusta en la primera impresión, pues forma una canalón profundo, hundido bajo las calizas paredes del Cueto Agero. En el fondo del valle, destacan los rojos tejados de Allende, perdidos en una ladera mediterránea de fincas y encinas. Les reflejos del Deva, en un primera incursión en el Desfiladero de La Hermida, dañan nuestra retina.
Lo abrupto del terreno no es motivo de angustia; pues un buen camino se retuerce por toda la canal. Los tornos tocan con insistencia cada recodo de la peña, zigzagueando de parte a parte del canalón.
La canal escupe a la verde Lebeña, el cegado y minúsculo valle de la Peña Lebeña o Ventosa. El pueblo se asienta sobre los viñedos de la vera del Deva. La hermosa joya de su iglesia mozárabe se intercala entre pueblo y río madre.
El camino se reconvierte en extremo de una pista. Traza dos desenfrenadas revueltas, teniendo un ramal para cobijarse en el refugio de los escaladores.
La pista pasa junto a una finca recóndita, con cabaña remozada, asentada en un contrafuerte de peña, erguido en pleno monte de encinas.
De este rincón ya tira en dirección, prácticamente Oeste, a enlazar con la pista principal, procedente del Collao Pelea.
La belleza del entorno sólo se ve interrumpida por la sensación de muslos doloridos por la continua retención a que aboca el fuerte desnivel de la pista. Cuando ceden las curvas el dolor se vuelve más acusado. Los tramos hormigonados de las pistas son indicio de dureza.
Un paseo por el pueblo de Allende, barrio de Lebeña, hace olvidar los desniveles lebaniegos.
6)Allende (Lebeña) – Iglesia de Santa María de Lebeña.
Dependiendo de la capacidad del autocar, pues la explanada de Allende puede quedar pequeña para sus vecinos, la ruta continuará, o no, hasta la iglesia de Santa María de Lebeña.
La bajada hasta la carretera nacional del Desfiladero de La Hermida se efectúa por los vestigios de la antigua carretera del pueblo. Se coge en la casa más baja de Allende.
En el puente de la nacional sobre el Deva (a unos cien metros del cruce) se encuentra otra escuela de escalada (a un lado) y el ramal a Lebeña y su iglesia, al otro. En este recodo del Deva, también mece el río Robejo, bonito y pequeño desfiladero, que se recorrerá en la variante (que a continuación se describe).
Alternativa
DIFICULTAD:
Muy fácil.
DURACIÓN:
5 horas.
DESNIVEL:
500 m. en ascenso, y 800 m. de bajada.
DESCRIPCIÓN:
1)Bejes (La Quintana) – Braña Pisaoria.
Siguiendo las huellas de nuestros compañeros, y detenidos en la observación de los fósiles, se corona la collada aneja al Cueto las Escobas, lugar de divergencia de rutas.
2)Camino de los Asturianos: Jorcá Entreleguas – Collao Pelea.
En la Braña Pisaoria se entronca con el Camino de los Asturianos, procedente de la Hermida, a través de la Canal de Pebe.
El camino se pierde en la cuesta de la Braña Pisaoria. Se va faldeando a media ladera toda la cuesta en dirección Sudoeste, hacia donde se recorta la brecha de la Jorcá Entreleguas, boca de paso del Camino de los Asturianos.
Por debajo ven quedando los fósiles y los invernales recorridos hace unos minutos. Las veredas poco a poco se definen en un camino troncal y lineal, que toma un peñasco intermedio como referencia.
Aunque gana altura de manera gradual, no es suficiente para coronar la horcada. La altura perdida la recupera con una sucesión de zigzags.
La Jorcá Entreleguas es puerta de paso a las praderías de Panizales, hasta cuya boca casi llega uno de los muriados prados. Los invernales se empozan en el fondo del valle, donde convergen las encañonaduras nacidas en el Collao Pelea y en la vaguada de la Cabaña del Río.
Sobre los prados del otro lado del arroyo de Panizales, entre las murias y el xerro, discurre el Camino de Tresviso. Este camino se usaba por los vecinos de este pueblo para entrar en La Liébana del valle. El Camino de Tresviso y el de los Asturianos, se juntan en el Collao Pelea.
Desde la Jorcá Entreleguas también se remarca la pista de Pelea, medio de tierra, medio de hormigón. Nace de la misma carretera de Bejes, en el recodo del río Corvera. Se ve el tramo superior, hacia el Collao Pelea, y su encaramarse sobre los invernales.
En la Jorcá se bifurcan dos caminos. Uno baja en diagonal a morir en dicha pista, en los invernales de Panizales. El otro continúa como Camino de los Asturianos en dirección a aquella collada. Todas las rutas, Camino de los Asturianos, Camino de Tresviso y pista convergen, prácticamente, en el Collao de Pelea. La pista sirve de referencia, cuando el camino se difumina en las zonas de cuesta; aunque no presenta mayores complicaciones, permitiendo ir disfrutando de los declives de la Ándara del Samelar: el mundo del Collao la Llaguna, Prao los Treños (descanso sobre los Diablillos de Colio), pista de las minas de La Aurora. Es preciso observar con atención, pues Bejes se encuentra en el área de campeo del águila real y Pelea es zona de exploración de los quebrantahuesos llegados del Pirineo.
Devolada la Jorcá Entreleguas, el Camino de los Asturianos inicia el largo flanqueo, a media ladera, por los contrafuertes del Alto la Cuesta. Este tránsito por los afloramientos calizos, permite una mejor conservación del antiguo camino. En las zonas de peña, los caminos se perfilan con mayor facilidad que en las zonas de cuesta, manteniendo tramos de camino muriao.
La subida se atenúa, pues poco es el desnivel que queda por salvar hasta el Collao Pelea. Más adelante la cuesta se va imponiendo a la caliza. El sendero empieza a difuminarse, confundiéndose con veredas paralelas. Ladera abajo se aprecia la breve y reseca encañonadura procedente del Collao Pelea. El Camino de los Asturianos continúa faldeando por la vasta cuesta para entroncar con la vaguada, por encima de la pequeña angostura, tocando la pista de Panizales en los últimos parpadeos.
El Collao Pelea remonta sobre los mil metros de altura. Forma una abierta collada en el declinar de Ándara. Remansa en una serie de suaves morrenas lindantes de los puertos de Quion y Les Brañes. Choca contra el submacizo del Parijorcao, del que fluyen las cuestas del Cueto de la Jontaniella y del Alto la Cuesta. El techo de esta sierra se oculta tras la inmensa ladera de cuesta.
El Camino de los Asturianos y el Camino de Tresviso apuran los últimos metros de vaguada para coronar la collada. La pista se desentiende, apartándose a una collada anexa, dentro de la misma depresión de Pelea (de la que parte el ramal de entrada al Puerto Les Brañes, al que devola por los collados de Pranieva y Panderrañes, por encima del camino de la Cabaña del Río).
3)Collao Pelea – Janillo.
Por el mojón del Collao Pelea, o por la collada aneja por la que dobla la pista, se entra a La Liébana del valle. Por la ventana natural, entorpecida por Los Ciruenzos (Mayor y Menor), se alcanzan a ver los fondos de Tama. La Peña Ventosa hace de jito de entrada del Desfiladero de La Hermida.
El faldón del Cueto La Jontaniella recala en la vaguada de esta vertiente de Pelea. Al final se acaba cayendo a la pista; pues una nave anuncia el cruce final del pastizal.
La pista de Pelea se bifurca en dos brazos. A la izquierda se acerca a la finca y remozado invernal del Janillo, un remanso de paz antes de emprender la desenfrenada bajada hasta Allende (Lebeña).
El ramal de la derecha, remonta livianamente un coteruco, para devolar al pueblo de Cabañes. Entre el Janillo y este cueto se forma una encañonadura de arroyuelo. En este cerro, en las faldas del Ciruenzo Menor, se goza de una imagen de postal del hermoso Janillo y del recortado espolón del Agero.
4)Janillo – Cabañes.
Por el Janillo se baja “directamente” a Allende, recogiendo los ramales procedentes de la Canal del Agero.
Como la ruta del Parijorcao se prevé más larga, queda tiempo para acercarse a Cabañes. En este caso, se deja la pista del Janillo (que devola a las laderas de encinar del Agero) y se toma el ramal de la derecha, bajo la peña del Ciruenzo Menor. También una bajada “directa” por una pista hormigonada, sin el amparo de la foresta mediterránea. Esta variante, en vez de mirar a Lebeña (La Liébana del desfiladero), lo hace a La Liébana del valle.
Los tejados de Cabañes se disimulan a media ladera. Cabañes cuenta con dos barrios: Trescoba (“tres escobas, para tres casas”) y Penduso, bajo la vigía de la Peñuca de Colio. En frente, a similar altura, queda L’Avario (Lavario), collada con área de esparcimiento, a la vera de la carretera que baja a Tama.
Entre Cabañes y L’Avario se empoza el arroyo Robejo. El valle de este río se ciega en un breve desfiladero, formado por los contrafuertes que sustentan la pradera del Janillo y la Peña de Pendes.
5)Cabañes – Desfiladero del río Robejo – Allende (Lebeña).
La pista de Pelea baja al pueblo de Cabañes casi en uno de sus extremos, juntamente en su inicio (tomando como referencia la carretera). En este cuadro se juntan el candado bar, el albergue de peregrinos, el cartel del pueblo, el banco de reposo a la sombra mediterránea y la iglesia.
Según entronca la pista con Cabañes, se gira, a contramano, a la izquierda. Se debe atravesar todo el pueblo hasta el lado opuesto. En el centro inferior de Cabañes, en una plazuela (por llamar así a una encrucijada de callejuelas) se cruzan los postes de camino jacobeo. Una calle baja directa a la ería, camino antiguo a los fondos del valle, en su remontar hacia L’Avario y Pendes.
Continuando la travesía rural, se empieza a descender a los confines de Cabañes, por la pista del albergue juvenil (de mayor actividad que el de peregrinos), sito a una finca del pueblo. El hormigón del albergue, coincide con el del camino jacobeo, que ahora se sigue en sentido inverso (retorno hacia Lebeña).
La pista desciende a una encrucijada, a la vera del arroyo nacido en los deudos de Pelea. En este rincón la ruta no toma la continuación remozada de pista (aunque también pasa a Allende), sino que baja por la ladera de cuenca de este arroyo.
El ramal de descenso es breve. Traza un giro, para morir a las puertas de una pradera con cabaña, a la vera del regato. Entre la revuelta y la plancha de rampa final, se coge el camino jacobeo. Parece más una escorrentía terrosa que un transitado camino. La ruta jacobea coincide con una pequeña ruta circular por los atractivos naturales de Cabañes.
Troncos a modo de escalera, tratan de evitar el deterioro del sendero. También se sitúan, estratégicamente, paneles informativos del entorno. Ha de prestarse atención, pues, en un bosque de encinas, se deja el camino directo, para salirse en llano a la izquierda. El nuevo camino hace de paseo de tránsito a la boca del desfiladero.
La puerta del desfiladero del río Robejo, en una muesca de la desnuda peña, contempla la brevedad boscosa de la garganta que fluye hacia Lebeña, cuyas casas esperan al otro lado del escondido Deva.
Desde la horcadita se baja al lecho del desfiladero, por una sucesión de escaleras rústicas que amortiguan, por el costado, la mala pedrera. A la vera del río Robejo se acaban los paneles de la ruta circular de Cabañes, y se continúa por los rincones jacobeos de la encañonadura. Por el pontón de arriba, puente de madera de un tramo tomado durante muchos años, se cruza al otro lado del arroyo.
La mayor parte del descenso se hace por la margen derecha del río, con referencias –más o menos próximas- a su cauce. El camino, en tramos empedrado, se refresca con la sombra de las oscuras encinas.
Otro puente, que pervivió al abandono del camino por el Robejo, pasa a la margen izquierda, escapando del desfiladero. Pronto empieza la subida hasta los prados de Allende.
La ermita de Santa Eulalia da la bienvenida al pueblo, barrio de Lebeña, y vasallo del blanco espolón del Cueto Agero.
Como queda tiempo hasta la llegada de la alternativa del Parijorcao, se puede bajar, dando un paseo para visitar la iglesia mozárabe de Santa María de Lebeña. En el puente de la nacional, se asiste al mecer del encajonado Robejo en el Deva.