PUNTO PARTIDA:

En Unquera, entrada a Cantabria por el concejo de Ribadedeva, se coge la carretera N-621, que une –a través del desfiladero comido por el río Deva – esta villa con la localidad de Potes, encrucijada de valles de la comarca lebaniega (Cantabria).

Tres kilómetros antes de llegar a Potes, escondido al lado de la serrería e iglesia de Tama (Cillorigo de Liébana), se encuentra el cruce de acceso a Cabañes.

En esta carretera de montaña se suceden los indicadores que apuntan a los pueblos de Armaño, Viñon y Colio. Pasado este último cruce, la carretera faldea entre pinos. Al ceder el pinar, se abren los prados que miran al fondo del valle. Enseguida se toca el pueblo de Pendes.

Un par de revueltas remontan hasta El Habario, donde se devola a la cuenca del río Robejo, sobre cuyas soleadas laderas se eleva el pueblo de Cabañes (punto final de este ramal secundario de carretera).

DIFICULTAD:

Media.

DURACIÓN:

6 horas.

DESNIVEL:

1.200 metros.

CARTOGRAFÍA:

56-IV del IGN, escala 1:25.000.

DESCRIPCIÓN:

Cabañes es pueblo soleado perteneciente al municipio de Cillorigo de Liébana. Recogido bajo los cantiles inferiores de los Ciruenzos, regenta un diminuto subvalle, cegado por el breve desfiladero del río Robejo.

Al oeste se escalona la Sierra de Paña. Por sus prietos contrafuertes se abren paso las canales de subida a los Puertos de Quion. El Pico Paña, con su singular cortada sureña, preside el entorno de Cabañes.

Los barrios de Penduso y Trescoba comparten, con el núcleo principal de Cabañes, las verdes fincas de este escondido apéndice extremo de Ándara.

1) Cabañes - Puertos de Quion.

Se inicia la andadura a las puertas de Cabañes, en el aparcamiento que intenta arañar los taludes inferiores de la moribunda carretera. Se retroceden unos metros por esta, hasta los próximos barrios de Trescoba y Penduso.

El barrio de Trescoba está formado por tres casas (“tres escobas”), apartadas a la vera inferior de la carretera. En la cuneta opuesta de la carretera arranca una mala pista de piedra, rota en la zona de la torrentera escupida de los Puertos de Quion.

Enfrente, se eleva sobre la carretera el barrio de Penduso, medio oculto por la arboleda. En la parte superior de este barrio, nace otra pista que gana altura entre los prados. En la zona superior de arboleda, se disimula el depósito que abastece las casas de Penduso.

Ambas pistas, la de Trescoba y la de Penduso, se unen algo más arriba.

La fusión de las pistas se acomoda a las posas de la cuesta. Degenera en una rampa empinada que culmina en el manantial que abastece a los barrios Cabañes, sito en las bastas faldas de la Canal de Cancillid.

Esta inclinada rampa herbácea se cuela, paralela a la oculta Canal de Colio, entre los declives pardos del Pico Paña.

La vereda escapa del talud hidrológico mirando al norte. Una señal de lindero del Parque Nacional de Los Picos de Europa sirve (si aún se conserva) de improvisado jito. Mas, salvo en caso de niebla, la estilizada y próxima canga de Cancillid evita toda duda.

El sendero entra en la Canal de Cancillid en un rebalgo de roca. Esta canga empinada corta en perpendicular los picachos de Los Riscos. A medida que el sendero se adentra en la alargada Cancillid, se dejan de ver los tejados de Cabañes.

En el último trecho de canal, el difuso sendero se asoma a una falsa collada, en el canto que cierra la canga. Esta mirada natural recobra por breves instantes las bellas fincas del entorno de Cabañes.

Un último suspiro corona la collada cimera de la Canal de Cancillid, abriendo la puerta a los bajíos de los Puertos de Quion.

2) Puertos de Quion - El Zapato.

Si Cabañes se recoge en las faldas del Ciruenzu Menor, al coronar la Canal de Cancillid, es el hermano mayor quien -al norte- muestra sus cortadas.

El camino tira a mano izquierda, en diagonal, para ganar el centro de la vaguada de desagüe de los Puertos de Quion. Esta línea discurre paralela al canto de Los Riscos, oculta a los pueblos de Cillorigo por estos contrafuertes de la Pica Paña.

Ceñido en este fondo verde se alcanza un rellano de pasto, donde crece un espino. Por encima de nuestras cabezas discurre el camino que llega de la Canal de Colio. Tardará aún unos metros en dejarse caer a nuestra vaguada.

Unidos los caminos procedentes de las canales de Cancillid y de Colio, al poco de pasar un resalte, la vaguada se desdobla en dos ramas.

El brazo principal continúa de frente para morir en la Vega de Paña, largo remanso de pastizal en las laderas norteñas del pico homónimo. Nuestro camino se cuela por la ceñida vaguada de la derecha (paralela a una vaguada previa con el mismo destino).

La vereda se abre al núcleo central del puerto, donde un bebedero mana una excusa para detenerse. Al nordeste se eleva el Cueto La Llosa, separado del ya oculto Ciruenzo Mayor por el Portillo La Llosa. De este paso viene la pista que faldea bajo esta prominencia de La Llosa, que se deja morir en los pastos de Quion.

Las llamargas guían nuestros pasos por el fondo del puerto. El canto que cierra el puerto por la derecha, con el tope inferior del Cueto La Llosa, linda los Puertos de Quion con el Puerto de Brañes, aguas vertientes a los dominios de Bejes.

Pastizal arriba, el puerto se estrecha para acabar convertido en una estrecha línea empinada por la que tenemos que remontar. A cada paso que se asciende el terreno se vuelve más cuesto y estrecho. La fatigosa canaluca termina en una brecha que se precipita sobre el alto Puerto de Brañes.

El sendero rebalga sobre la angosta horcadita, iniciando una travesía por la peña para abrirse al Zapato.

El Zapato en una roca próxima a la collada que culmina la Cuesta La Vega, que no llega a darle nombre. Esta collada (1542 m.) nos permite recuperar el contacto visual con el Pico Paña, casi 200 metros por debajo. La vertiente norte de la collada se descuelga por los intrincados herbazales que se descuelgan sobre el Puerto Brañes. El canto sudoeste de esta collada culmina en la cima del Pico Acero.

3) El Zapato - Prao Los Treños.

Apenas se inicia la andadura por el canto que culmina la ascensión al Pico El Acero, un sendero se desvía por su flanco derecho. Merece la pena vencer la pereza de alargar la ruta para acercarse al Prado Los Treños.

El sube y baja del camino culmina en esta collada del Prado Los Treños (1604 m.), una de las dos colladas que dan entrada al Canchorral de Hormas.

El Canchal tiene forma de glaciar suspendido, donde los bloques de hielo han sido sustituidos por grandes peñascos en continuo movimiento. El inestable terreno come la montaña formando esta singular formación. El Pico Acero y Las Agudinas se yerguen como torreones frontales de esta fortaleza de Colio. El fondo del circo está cerrado por una vertical pared, que socava los contrafuertes nororientales del Picón, crestón que cierra la Canal del Valle hasta que corona el Collao La Llaguna.

Los seracs de piedra se desplazan hasta el acantilado de ruptura, donde se precipitan por la cuenca pedregosa del río La Sorda. Este murmullo pausado explica el sobrenombre del canchal: Los Diablillos de Colio.

4) Prado Los Treños - Pico el Acero (1.675 metros).

Tras la posa en el Prado Los Treños, se sube en pocos minutos a la cumbre del Acero (sudeste).

El Pico del Acero se eleva como hermano mayor del Pico Paña. Sus cortadas vuelan sobre Colio. Sigue con la vista todas las etapas de los Diablillos de Colio, desde los brazos de acantilado del canchal, hasta su vertebrar los barrios de Colio por el pedregoso río La Sorda.

Su modesta altura, le hace agachar la cabeza ante la prominencia del Samelar o la incipiente línea de los dos mil del Alto de Las Verdianas, punto somital del corte rocoso de Paré Corvera, erguida sobre el crestón del Picón.

5) Pico del Acero - El Zapato - Cuesta de La Vega - Vega de Paña.

Por todo el canto nororiental del Pico del Acero se retorna al Zapato.

Una vez en la collada, se gira a la derecha (sur), iniciando el descenso por la Cuesta de La Vega.

En los primeros metros de la bajada tira un sendero hacia la derecha, con dirección a una covacha. Este cuevo destrepa a una plataforma colgada en el centro de los contrafuertes del Pico Acero. Un callejón sin salida donde gustan sestear las cabras y que muestra una particular imagen de Colio.

La Cuesta de La Vega se deja conducir por el canto de traviesas y desplomes que vierten a la cuenca del río La Sorda. En este envés de la cuesta irrumpe el Pico La Nariz, un cuerno pétreo de rinoceronte que asiste a las diabluras del acantilado del Canchorral de Hormas.

La cuesta remansa en La Vega de Paña (1231 m.), alargada vaguada de pasto en las faldas del Pico Paña.

6) Vega de Paña - Pico Paña (1.356 metros).

La subida al Pico Paña es opcional; mas merece la pena afrontar los abundantes cien metros de desnivel para coronar la pica. Esta montaña es una cortada sobre Colio y los barrios de Cabañes.

Es mirador natural de Cillorigo, presentando amplias panorámicas de la inmensidad de Liébana. Desde esta atalaya se divisan varias de las alternativas para bajar a Colio. La Canal de Colio, en Los Riscos que vierten a Cabañes, y paralela a la Canal de Cancillid; o la Canal de Paña, en el otro extremo del Pico Paña, bajo la inestable mirada de la Peña La Mora. Asimismo se apunta la boca de la tercera opción, la oculta Canal de Candalaviáu, que vierte a los bajíos de las cortadas del canchal.

El descenso del Pico Paña recorre todo el crestón occidental. Termina en la boca de entrada a la Canal de Paña (la bajada más directa a Colio). Al otro lado de la collada se eleva el contrafuerte de la Peña Mora. En dos minutos de alcanza la horcadita sita entre sus riscos. En esta angostura se descubre la roca que le da nombre. Se trata de una delgada roca colocada de pie en el extremo de una breve arista. En su fina cimera se apostan los buitres para otear los desventíos de Colio.

De la boca de la Canal de Paña se retorna al extremo de La Vega, donde se busca el descenso a la Canal de Candalaviáu.

7) Vega de Paña - Canal de Candalaviáu - Colio.

En el corte occidental de la Vega Paña, se encuentra una collada que vierte a la cuenca del río La Sorda.

Se emprende el descenso por esta canal de campera. En los primeros metros de busca un sendero en las peñas de la derecha, pues la canal queda cegada en su parte inferior, colgada sobre las paredes donde se asientan las minas.

Saliéndose de la canal por esta mano diestra, se pasa a una canga de matorral. Se continúa la bajada, siempre tirando a esta mano. Pronto se choca con el corte de circo superior que ciega la Canal de Candalaviáu. El sendero desciende próximo al corte hasta un pequeño peñasco.

En la horcadita que lo precede, el sendero dobla a la derecha y entra en el circo. La Canal de Candalaviáu es muy pequeña, apenas el circo superior y el embudo de salida. El sendero baja en zigzag hacia el embudo de salida.

Luego inicia una travesía hacia la izquierda bajo las paredes que ciegan las cangas y canales que vierten de La Vega Paña, en cuyas verticales se horadan las minas.

El camino sigue en faldeando -perdiendo altura- por la parte superior de las bastas laderas que vierten al río La Sorda. Se adentra en una mancha boscosa donde un poste marca el límite inferior del Parque Nacional. El sendero camina entre el bosque y la finca solitaria. Enseguida se reconvierte en pista a la altura del invernal que la regenta.

Este ramal secundario enlaza, cerca del Collao Los Pandos, con la pista troncal que viene de Colio.

La pista, en tramos hormigonada por la fuerte pendiente, baja por el costado de la banda de prados que vierten a Colio.

Un paseo por el pueblo, entre casas de piedra, escudos, casas palaciegas y la portada de la Academia de Caballería fundada por el General Juan Díez de Porlier, ponen colofón a esta bonita ruta.

La alternativa mucho más sencilla es:



DIFICULTAD:

Muy fácil.

DURACIÓN:

5 horas.

DESNIVEL:

450 metros en ascenso y 800 en descenso.

DESCRIPCIÓN:

Al sur-sudeste de Cabañes, al otro lado del valle por el que discurre el río Robejo, se distingue El Habario, área recreativa por la que acaba de pasar el autocar hace unos minutos.

1) Cabañes - El Habario.

Desde el aparcamiento se camina hasta el pueblo de Cabañes, donde recibe un banco a la sombra de una encina, en una plataforma sita sobre la Iglesia. La estilizada Peña Ventosa completa el marco de este soleado rincón.

Se pasea en llano por el pueblo, dejando a la izquierda la pista hormigonada que sube al Collao Pelea, en ruta al pueblo de Bejes.

Enseguida el callejeo se deja caer con suavidad a la plazoleta central de Cabañes. Se emboca, a la derecha, una calle recta, ceñida entre casas, con la mirada fija en El Habario (sur-sudeste).

Este pasillo de hormigonada bajada escapa por la parte inferior de Cabañes. En plena revuelta de acceso a una casa, se coge un camino carretero, con pinta de paso a los prados del pueblo, pues alguno de sus ramales tiene esa finalidad.

El camino se deja caer hacia la derecha, entre murias, prados e intermitente arbolado, al fondo del valle.

En la umbría del río Robejo el camino carretero se reconvierte en pista e inicia la subida al Habario. Salvo un ramal que tira a la izquierda, el camino es evidente. Disfruta de los buenos castaños, antesala del castañar milenario de Pendes.

Un atajo por el viejo camino, que corta la última revuelta de la pista, culmina en El Habario. Esta área recreativa, sita en la collada que devola a Pendes, se abre a un lado de la carretera que sube a Cabañes. Fuente, columpios y castaños se esparcen en un rincón idílico para el reposo y la vista.

Al este-sudeste la Peña Ventosa y Peña Sagra. A nuestra espalda Los Ciruenzos en cuyo regazo se ilumina el pueblo de Cabañes. Siguiendo la línea de sierra Los Riscos y la Pica Paña. Al este la Peñuca de Colio, una prominencia montuna que sirve de jito indicador de nuestro camino.

2) El Habario - Colio.

Se puede bajar por la carretera a Pendes, con su bonita torre, para coger el camino que une este pueblo con el de Colio, o subir por la pista del Collao Los Pandos para enlazar con el camino que comunica el barrio de Penduso con Colio.

Con el fin de evitar la carretera cabe decantarse por esta segunda opción.

La pista arranca al otro lado de la carretera. Gana altura por toda la loma que preside la Peñuca de Colio.

En una campa intermedia, al lado de una nave, se abre una red de rodadas a modo de aeródromo. La pista principal continúa su ascenso al Collao Los Pandos, bordeando la Peñuca de Colio por la izquierda. Por este lado, dando vista al valle del Deva, dobla la pista que se dirige a Colio. Con dirección sur, va girando en la campa, al sudoeste, para entrar en las laderas boscosas de la Peñuca de Colio.

La pista se pliega por estas faldas de corte mediterráneo. Una capilla, al final de la recogida travesía, recibe al caminante. Pocos metros más adelante, en las primeras casas de Colio, se une la pista procedente de Pendes.

Si Colio es fin de trayecto de la ruta anterior, al Pico Acero y a sus “diablillos”, se convierte, ahora, en lugar de paso de esta variante etnográfica por alguno de los pueblos de Liébana.

La intuición conduce al único mesón del pueblo. La iglesia de Santiago busca encaramarse en un promontorio destacado para llamar la atención. El callejeo por los escudos y casas de piedra de Colio no debe olvidar la visita a la portada de la antigua Academia de Caballería.

Este tranquilo paseo, que atraviesa el pueblo de parte a parte, deja para el final las casas más señoriales. Sin olvidar las necesidades perentorias de refrescarse y saciar la sed, sea en los caños de la fuente o en el viejo lavadero.

3) Colio - Viñón.

Si se entra en Colio por la trastienda de la capilla, se sale por la puerta principal. La carretera de Colio vertebra todos los ramales que comunican este aparte de Cillorigo (Armaño, Viñón, Pendes, Cabañes).

Se bajan 250 m. por la carretera, para entrar por el ramal que sube al barrio de La Parte. A un paso del cruce está el puente sobre el río La Sorda. Este arroyo de piedra, vestigio de la avenida que asoló Colio en siglos pasados (nunca hay que perder de vista a “los diablillos”), se remansa bajo la ribera arbustiva. Un plácido rincón que contrasta con los acantilados que se despeñan del Canchal, circo apretado entre Las Agudinas y el Pico Acero. Desplazadas algo más a la derecha, se aíslan las paredes de la modesta Pica Paña.

Nada más pasar el puente, en la curva de la estrecha carretera de La Parte, arranca el camino carretero que conduce a Viñón. Colio y Viñón solo se unen visualmente desde las alturas, pues una rama de sierra frondosa los repara.

Con algún ramal de acceso a los prados, el camino principal remonta la Sierra de Colio, un brazo de monte desgajado el cordal principal de la Sierra Miña.

El camino carretero corona por un talud la Sierra de Colio, en cuya cimera se abre una encrucijada de pistas, electrizada por las torretas de la luz. La pista que vertebra todo el subcordal tiene recorridos de interés. Hacia la izquierda puede bajarse a los prados donde crece un enebro centenario, un arbusto que -por sus dimensiones- ha llegado a convertirse en árbol.

Loma arriba, a mano derecha, entronca con la pista del Puerto de Potes, por encima del Collado Miña, otro hito de nuestra ruta.

Pero como la idea es bajar a conocer el pueblo de Viñón, en la misma encrucijada cimera de la Sierra de Colio, se devola a la vertiente sur de la misma. En esta corta bajada, cede el bosque autóctono. Una plantación de pinos contrasta con los árboles caducifolios del entorno, aunque algún roble conserve sus hojas durante todo el año.

En camino finaliza su trayecto en Viñón, haciendo esquina con la Fuente San Martín.

La iglesia parroquial queda unos metros desplazada del pueblo, mas se puede visitar el palacio Casa Reda. Un “déjà vu” recorre nuestra cabeza. Recordando la hemeroteca del GM Llama Ello aparece una reseña de un lejano año 2005: “En Viñón puede visitarse la casona de D. Paco Reda, reliquia de una vieja estructura señorial lebaniega y hoy habilitada como alojamiento rural. Guarda en su interior hermosos rincones: patios ajardinados, corredores floridos, pasadizos y elementos etnográficos de la vida rural tradicional”.

4) Viñón - Collado Miña.

Viñón regenta la cabecera de un subvalle cerrado al oeste por la Sierra Miña, en este paréntesis de vaguada representada por el Cueto Párnaves y el Collado Miña.

Sitos en la Fuente San Martín, con el camino que viene de Colio a mano derecha, se camina de frente hacia las casas del fondo (oeste). La calle se convierte en pista a la salida de Viñón, acometiendo el último repecho de la jornada.

Durante toda la subida, aunque aún quedan breves retazos forestales, los prados reclaman el dominio de esta cabecera de valle. Sin embargo, los únicos invernales destacados esperan en las postrimerías de la cuesta. Destaca, por su tamaño, un invernal a la vera del camino. Faltan apenas 250 m. para que la pista se bifurque en dos brazos. Ambos mueren en la pista del Puerto de Potes, comunicación troncal de la Sierra Miña, en la que confluyen las pistas de todos los pueblos su falda (Argüébanes y Turieno, por el lado de Camaleño; y Armaño, Viñón con sus barrios y Colio, en el municipio de Cillorigo).

La revuelta principal de la pista, enlaza con la pista del Puerto de Potes en Campulargo, mientras que el ramal secundario muere a escasos metros del Collado Miña. En todo caso, cualquiera de estas alternativas no presenta mayor trascendencia, pues no hay ni quinientos metros entre ambos entronques con la pista troncal del puerto, quedando inserto entre ambos cruces el Collado Miña.

El Collado Miña define un descanso de la pista del Puerto de Potes, antes afrontar la continuada cuesta que se abre a los Puertos de Ullances, aún a medio camino del Puerto de Potes.

Al sur-sudeste, dentro de la línea de sierra, se eleva el Cueto Párnaves, por cuyo flanco sube a perderse la pista que tira hacia Potes. Por el costado opuesto (oeste), sale el ramal secundario que baja directo a Turieno.

El Collado Miña se identifica por el prado cercado de espino, sito a la vera de la pista, que lo cierra por el oeste. Una mancha de pinar tiñe de oscuro verdor el cuadro inferior de la pradera.

5) Collado Miña - Turieno.

Disimulada en el Collado Miña, parte un atisbo de pista que traspone hacia la vertiente del municipio de Camaleño (La Liébana del Alto Deva).

Los vestigios de la incipiente pista rozan la mata de espinos lindera del prado. Con su caja marcada, empieza a bajar en dirección sur, alterada en cada uno de los cortos tornos a que le obliga el empinado terreno. En la segunda revuelta toca la esquina inferior del pequeño pinar. Otra revuelta y se deja tomar por la anegada pradera.

En forma de buen camino, se aparta de la línea de profunda vaguada, emprendiendo un faldeo descendente por las laderas montunas del Collado Miña y del Cueto Párnaves.

Hacia la mitad de la bajada, en una zona donde crece un puñado de dispersos árboles, sale un sendero a mano derecha. Se deja caer al fondo de la valleja, para enlazar con el camino que recorre su lecho. Puede optarse por esta variante o continuar faldeando por encima de la vaguada. Además de ser esta la alternativa más evidente, al evitar el fondo de la vaguada, sigue disfrutando de unas bellas vistas del Macizo de Ándara.

Continúa el camino entre arbustos montunos, aunque empiezan a ganarse terreno los pendientes prados. Las altas montañas se agigantan, mientras el camino empieza a notar su agotamiento. Entra en una vasta y hermosa campera, compartida por varios vecinos, donde no falta la alameda de pinos.

La servidumbre gira definitivamente para saludar al camino que comparte el lecho de la vaguada; aunque un ramal, que sirve de atajo, se empeña en apurar el canto montuno. Al final todas las variantes acaban recalando en la carretera de Argüébanes.

Se cruza esta en diagonal, para pasar al rellano de aparcamiento contiguo. Unas mesas lo convierten en área de esparcimiento. Los pintores suben sus lienzos a la loma donde dobla la carretera para plasmar toda la belleza de Argüébanes. Pintan las luces del atardecer de un pueblo camuflado entre los bosques del río Mancorbo.

6) Turieno - Potes.

En el área de esparcimiento de la carretera de Argüébanes nace un estrecho ramal asfaltado que recorre la loma incardinada entre el río Mancorbo y la carretera de Argüébanes.

Se desciende por este atisbo de calleja, de espaldas a las prominentes cumbres de Ándara. De frente frena la mirada la mole de La Viorna, con la cruz que preside la hoya de Potes.

Aún faltan unas centenas de metros para entrar en Turieno; mas alguna casa dispersa, retales de fincas y pequeñas huertas, invitan a saborear el descansado paseo a la sombra de los árboles linderos del ceñido callejón.

A las puertas de Turieno, se sigue el ramal principal de carretera. Enseguida gira hacia la izquierda, buscando el núcleo del pueblo.

La puerta tapiada de la iglesia abre al caminante la belleza del más guapo rincón de la cuna de Santo Toribio de Liébana, nacido en Turieno en el siglo V.

El pórtico se esconde en la facha sur de la iglesia. Al lado un bello palacio. Sobre la calle cruza, alta, la pasarela ornamentada de vides que une la casona con los muros de una de sus fincas.

Al final de la calle, en una plaza central de rejas y arbolado, se suceden los escudos. Mirando la fachada de una vieja casa, se lee la inscripción de un escudo que reza: “ NAZIO EN ESTA SU CASSA, EL YLMO. SR. DN. FRANCISCO DE OTERO Y COSSIO, ARZOBISPO, PRESIDENTE Y CAPITÁN GENERAL DEL NVEBO REYNO DE GRANADA”.

Queda pendiente una visita religiosa, cultural y turística al cercano Monasterio de Santo Toribio de Liébana, cuando menos, para visitar la capilla barroca donde se encuentra su estatua funeraria.

El callejero enlaza antiguos fornos revocados y nuevas casas de turismo, para dejarse fluir con la corriente de asfalto a la vera del río Deva.

En la otra margen del río, paralela a la carretera que baja de Fuente Dé, se afronta el par de kilómetros de acera que acerca al caminante a la villa de Potes, centro neurálgico de La Liébana, donde se conjugan callejero, patrimonio monumental y, cómo no, tiendas de recuerdos y tascas de buenos productos de este valle de valles y montañas.



Fotos de la salida Cabañes - Potes de Beatriz Fotos de la salida Cabañes - Potes de Nardo Fotos de la salida Cabañes - Potes de Ricardo